Algunas informaciones sobre la Iglesia Católica por el periódico El País tienen carácter solo social o político

Así es como el periódico El País manipula información sobre la Iglesia (3): el periodismo ateo

Walter Lippmann recuerda que “no puede haber una ley superior en el periodismo que decir la verdad y afear el mal”.

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Rafael Manuel Tovar

(ZENIT Noticias / Madrid, 28.11.2023).- Ofrecemos la tercera y última parte de este análisis de uno de los colaboradores de ZENIT sobre el sesgo periodístico del periódico El País al tratar el tema de la Iglesia católica.

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El 11 agosto de 2023, El País publicó un artículo sobre el testimonio de una adolescente española, la cual afirmó haber recuperado la vista durante la Jornada Mundial de la Juventud. Con la noticia, se detiene para hablar de los milagros, los protocolos para verificarlos y… las tarifas que cobra el Vaticano.

¿Para qué publica un periódico de ideología atea un artículo sobre milagros? El periódico establece que el caso de la joven curada de la ceguera “es una más de las miles de supuestas curaciones a las que la organización puede aplicar su filtro, creado en el medievo y con modificaciones posteriores”.

El suceso de este milagro sucedió en Lisboa y es llamativo por la edad de la protagonista y por el hecho excepcional que atrae la atención. La atención que da al caso muestra que El País da pocas informaciones sobre la vida de la Iglesia fuera de España. Tomemos un dato: trabajan casi mil misioneros, 996 de todas las diócesis españolas, más 2,846 religiosas, todos dedicados a ayudar en África. ¿Por qué no se habla de estos sacerdotes y monjas? ¿Será porque, como señaló el obispo salesiano Martín Lasarte, de Angola, al New York Times, los misioneros católicos mueren, se enferman y sufren enormes carencias, pero no interesan a los informativos porque no dan escándalos?

Las noticias que reporta El País sobre la Iglesia Católica en el mundo tocan elementos políticos. Así, el 23 de agosto informó que el régimen de Daniel Ortega disolvió la orden de los jesuitas en Nicaragua y confiscó todos sus bienes, tras cancelar la personalidad jurídica de la Compañía de Jesús de en el país centroamericano y confiscar la Universidad Centroamericana. La noticia tiene carácter político, donde los miembros de la Iglesia son simples ciudadanos, no testigos de la fe, aunque sufren el abuso del poder por su pertenencia a la Iglesia.

Walter Lippmann recuerda que “no puede haber una ley superior en el periodismo que decir la verdad y afear el mal”. Es natural que ningún humano tiene la verdad él solo, pero la lucha por obtenerla es propio del periodista. O, como dice el director general de la BBC, Hugh Greene, “Acércate al límite todo lo que puedas e interprétalo bien”. Cuando un informativo habla de la Iglesia y del Papa, traduciendo sus actuaciones a decisiones sociopolíticas, sin fondo religioso, no se acerca a la verdad, sino que la encapsula en su visión.

El 29 de agosto, El País informó que El papa Francisco enfureció a Ucrania al elogiar el pasado imperialista ruso. Es verdad que el Papa dijo: «No olvidéis nunca vuestras raíces. Sois los herederos de la gran Rusia: la gran Rusia de los santos, de los gobernantes, de la gran Rusia de Pedro I, Catalina II, aquel imperio grande, iluminado, de gran cultura y gran humanidad». Esta parte fue omitida en el comunicado original de la Sala de Prensa de la Santa Sede. Fue un desliz. El periódico acentúa la parte negativa y comenta que “Líderes religiosos y políticos piden explicaciones al Vaticano en una nueva polémica protagonizada por el Pontífice y sus palabras próximas al discurso del Kremlin”.

Zenit informó sobre la declaración del Papa y de su Beatitud Sviatoslav, arzobispo mayor de la Iglesia Greco Católica Ucraniana: “Esperamos que estas palabras del Santo Padre hayan sido pronunciadas espontáneamente, sin ningún intento de valoración histórica, y mucho menos de apoyo a las ambiciones imperialistas de Rusia”.

Timothy Garton puntualiza, en su artículo: “¿En qué consiste el buen periodismo?”, publicado en Letras libres el 17 de abril de 2017, que la “imparcialidad” al estilo de la BBC, “la meta en realidad inalcanzable de la objetividad, solo es una de las vías para hacerse digno de la confianza”. Cuando un periodista reconoce un fallo en una declaración y la compara con otras de la misma fuente, para equilibrar la mirada, se acerca a la imparcialidad. Cuando repite frecuentemente la versión denigrante, pierde objetividad.

El 17 de septiembre de 2023, El País publicó un artículo titulado “Pío XII conocía el Holocausto desde 1942, según una carta hallada en el Vaticano”, reseñando que un sacerdote alemán avisó a Roma de 6.000 personas asesinadas diariamente en los “hornos de las SS” en un campo de exterminio polaco. ¿Maneja el artículo con imparcialidad la información? Timothy Garton Ash observa que el buen periodismo trata de llegar a la verdad o, al menos, a una parte importante de ella. Procura contar la historia, describir, mostrar, explicar y analizar, reuniendo datos que ofrezcan el panorama de los elementos importantes sobre el hecho. Criticar a Pío XII por el silencio no explica las consecuencias que pudieron explotar si hubiera hablado. ¿O valen más las palabras que las acciones? De lo realizado por los católicos en favor de los judíos se habla muy poco, salvo el caso del empresario católico alemán Schindler.

Algunas informaciones sobre la Iglesia Católica por el periódico El País tienen carácter solo social o político, como la nota del 18 septiembre, donde se reporta que la Iglesia chilena se ofreció como mediadora para recibir información sobre detenidos desaparecidos.

En otras ocasiones, se da a la noticia con tono de escándalo o de simple amarillismo, como sucedió en 27 de agosto, al comunicar que el Opus Dei entraba en una encrucijada difícil, porque, cercano al centenario de su fundación, la Obra tenía dificultades después que el Papa Francisco le “revocara su estatus”, que El País marca de “privilegiado”. Nunca ha informado el diario sobre los servicios del Opus Dei a la sociedad. Como dice David Pride del Instituto Poynter, “los sitios parecen ser confiables, pero en realidad, están financiados por compañías externas que reciben financiamiento de una fuente partidista o que tiene interés en cierto tipo de cobertura. O que evita otra cobertura”.

Los lectores que solo conocen las acciones o pensamiento de la Iglesia Católica por un informativo ateo, difícilmente sabe qué hacen realmente los católicos y cómo juzgar sus fallos o éxitos. Los lectores necesitan recurrir a noticieros como Zenit para tener una imagen cercana a la vida eclesial, completa y serena, de sus tropiezos y triunfos. Así se sentirán orgullosos de pertenecer a un Cuerpo que da valor y fuerza a la sociedad.

 

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Redacción Zenit

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