El 62% de la población mundial vive en lugares donde la libertad religiosa es restringida o violada. Y de ese porcentaje, cerca del 70% son cristianos. Foto: Ayuda a la Iglesia Necesitada

2024: año de desafíos para los cristianos en zonas de persecución

Repaso por la situación que deja 2023 para los cristianos en diferentes partes del mundo

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Magdalena Lira

(ZENIT Noticias – Revista Humanitas / Santiago de Chile, 02.01.2024).- En junio de 2023, el Informe de la Libertad Religiosa en el Mundo, publicado por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), anunciaba que la discriminación y la persecución religiosas han aumentado en todo el mundo y que en 47 países la situación ha empeorado. Entre estos últimos están naciones con gran población como India, China y Pakistán, pero también muchos países africanos, especialmente de la región del Sahel, en el África subsahariana. El 62% de la población mundial vive en lugares donde la libertad religiosa es restringida o violada. Y de ese porcentaje, cerca del 70% son cristianos.

Una mirada a la tierra de Jesús

Tierra Santa está sacudida por la violencia. Desde Gaza, la religiosa Nabila Saleh, que permanece ahí junto a la comunidad cristiana desde el comienzo del conflicto el 7 de octubre, escribía con motivo de la reciente Navidad:

En el nacimiento de Jesús, pido que disminuya el ruido. En la noche de Navidad, que florezca la tierra; en la noche de Navidad, que se disipe la guerra; en la noche de Navidad, que florezca el amor. Señor Jesús… bendícenos a nosotros, bendice nuestra tierra y al mundo entero, y que tu nacimiento sea una fuente de paz que nunca se acabe.

En Tierra Santa todos sufren. También la pequeña minoría cristiana presente en esa región. Con los ojos del mundo puestos en Gaza, pocos son conscientes de que los palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este también sufren los efectos sociales y económicos de la guerra.

La mayoría de los cristianos que viven en esas áreas trabajan en el sector turístico. Sin embargo, con el estallido de la guerra, todo se ha paralizado, y, como resultado, una gran parte de la población cristiana se ha quedado sin trabajo y ha perdido todas sus fuentes de ingresos. Hablamos de más de 1.600 empleados de hoteles, 1.200 artesanos de los talleres que abastecían a las tiendas de recuerdos, unos 900 vendedores, cerca de 300 guías turísticos y unos 500 empleados de restaurantes. En muchos casos, estas personas eran quienes sustentaban a sus familias, por lo que su pérdida de ingresos no afecta a una, sino quizá a cuatro, cinco o seis personas.

Además, hay varios centenares de trabajadores cristianos que solían desplazarse todos los días a Israel para trabajar y ahora, con el cierre de las fronteras, ya no pueden hacerlo. Estas personas no están siendo bombardeadas, pero su subsistencia corre peligro. Para muchos, la única opción es emigrar. Por eso, con temor, algunos dicen que podríamos estar frente a la última generación de cristianos en Tierra Santa.

A esto se suma una gran preocupación de que el conflicto se extienda al Líbano, que sigue siendo el país de Medio Oriente con la mayor concentración de cristianos, quienes se ven tentados a emigrar. Hasta el 90% de la población de las aldeas cristianas del sur del Líbano han abandonado sus hogares desde octubre, en busca de seguridad frente al intercambio de cohetes en la frontera entre Israel y el Líbano.

Desde el comienzo de la operación militar en Gaza, las tensiones han ido aumentando entre Israel y el grupo militante libanés Hezbolá.

Si bien los cristianos en Beirut han ofrecido alojamiento a las familias desplazadas, algunos de los que huyeron han regresado a sus hogares devastados, debido a la escasez de alojamiento a largo plazo.

Xavier Stephen Bisits, jefe de proyectos de ACN en el Líbano, afirmó: “Los bombardeos siguen ocurriendo a diario. Las calles están muy tranquilas”. Añadió que algunos campos agrícolas también han resultado dañados, lo que es preocupante, porque las aceitunas y el tabaco son una importante fuente de ingresos para las comunidades locales. Sin embargo, la agricultura se ha estancado porque la gente tiene miedo de ir a sus campos. Hay un impacto económico en estas familias, muchas de las cuales ya eran pobres, como resultado del actual colapso financiero del Líbano.

Bisits dijo que todos los sacerdotes han permanecido en las aldeas para atender a los que son demasiado ancianos o frágiles para trasladarse. Y añadió: “El obispo maronita de Tiro celebró recientemente Misa en el pueblo de Rmeich, bajo amenaza de bombas. Es un testimonio de la fe sólida y la resiliencia de la gente de esta región”.

Bisits agregó que existe un temor generalizado a que los combates se intensifiquen. Los líderes religiosos locales han señalado que otra guerra sería una gran amenaza para la histórica presencia cristiana en la zona.

A pocos kilómetros, en Siria, estamos entrando en el decimotercer año de guerra, sigue habiendo muchos conflictos y el terremoto de febrero de este año lo ha hecho todo aún más difícil. Los cristianos buscan desesperadamente salir del país. En esa nación, el número de cristianos ha caído de 1,5 millones en 2010 a alrededor de 500.000 en la actualidad. Y esa cifra podría disminuir.

 

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Asia y África: dos continentes que preocupan

En Asia la libertad religiosa enfrenta problemas en muchos países, como en China, pero en otros la situación ha empeorado visiblemente. Como el caso de India, una gran potencia donde, a pesar de que su Constitución garantiza la libertad religiosa, desde que el primer ministro Narendra Modi llegó al poder, se ha evidenciado una menor tolerancia hacia las minorías cristiana y musulmana. Actualmente, hay doce estados con leyes que prohíben la conversión a cualquier religión que no sea el hinduismo, y ha habido muchos casos de personas atacadas, encarceladas y acusadas falsamente por ello, a pesar de todo lo que las diferentes denominaciones de las Iglesias cristianas ofrecen en materia de educación, salud y otras obras sociales.

Cabe destacar la violencia desatada durante este 2023 en Manipur, donde los resentimientos étnicos se han intensificado hasta provocar persecuciones religiosas. Mons. Dominic Lumon, arzobispo de Imphal, escribe:

La situación sigue siendo sombría y tensa. Entretanto, miles de personas se encuentran en campos de desplazados, porque sus hogares han sido destruidos. La Iglesia está involucrada en diálogos junto con otras organizaciones religiosas, y apela a las autoridades para que busquen soluciones amistosas. Sin embargo, hay mucho por hacer y la necesidad es enorme, ya que la destrucción y las pérdidas para las comunidades y la Iglesia son considerables… Necesitamos rezar por nuestros líderes políticos, por los que toman las decisiones y por todas las personas de buena voluntad para que se aborden soluciones amistosas a esta violencia comunitaria e intolerancia religiosa. Que haya paz, armonía y fraternidad, y que aquellos que han sido privados de sus derechos y dignidad reciban justicia.

En África subsahariana la inseguridad reina en Mali, Burkina Faso, Nigeria y Níger. La evangelización en estos países es reciente, no se remonta a más de 150 años; y en la mayoría de las regiones, incluso a menos de 100 años. Los cuatro países han sido duramente golpeados por el terrorismo islámico, Mali en particular, pero también Burkina Faso, donde las tensiones y la persecución van en aumento. Los cristianos se ven afectados a diario por las terribles acciones de Al Qaeda y el Estado Islámico. Lo mismo sucede en Mali y Níger. En Nigeria reina una gran inseguridad. Los obispos han pedido ayuda para poder prevenir incidentes, reforzando la seguridad en torno a las parroquias, ya que los sacerdotes quieren quedarse con su gente, aun cuando son objetivo de secuestros. Algunas cifras dan cuenta de esta tragedia: en Nigeria, siete de cada ocho personas asesinadas por grupos violentos son cristianas; este año, 23 sacerdotes, seminaristas y religiosas han sido secuestrados; dos sacerdotes y un seminarista han sido asesinados.

Los cristianos africanos sufren también porque se ven inmersos en espirales de violencia. Pero su sufrimiento es silencioso, ya que la gran mayoría de estas situaciones no aparecen en los medios. En Sudán, este 2023 surgieron enfrentamientos entre diferentes facciones militares que han desencadenado una guerra civil y que afectan significativamente a la comunidad cristiana del país.

 

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El Padre Jacob Thelekkadan, misionero que atiende a los cristianos refugiados en la casa de las salesianas de Dar Mariam, dice:

Aquí, en Sudán, miles han sido obligados a huir de sus hogares y a llevar una vida lejos de ellos, como refugiados o desplazados. Aquí, en Dar Mariam, tenemos una gran familia con la que vivir. Todos anhelan regresar a sus humildes hogares, pero no pueden hacerlo debido a la guerra insensata y trágica que dura ya meses en Sudán… ¡Que todas las armas de guerra y el espíritu del odio, de la venganza, de la codicia y del orgullo sean destruidos! ¡Que la verdadera paz florezca nuevamente en Sudán!

Desde su creación en 1947, la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) se ha convertido en una destacada voz de los cristianos perseguidos y necesitados del mundo entero, concientizando a la gente acerca de su difícil situación y apoyándolos con ayuda material.

Este 2024, su labor se centrará principalmente en Medio Oriente, debido a la situación inestable y a la preocupación de que más cristianos abandonen la región. También en Ucrania, porque no hay indicios de que la guerra vaya a terminar y el apoyo a los sacerdotes y a las religiosas que ayudan a los desplazados internos es fundamental, junto con la problemática de la curación de traumas de la población. A todo ucraniano, la guerra lo ha afectado de un modo u otro. Y Myanmar, lugar que se observa con preocupación debido al empeoramiento de la violencia y de la situación humanitaria; al igual que lo que sucede en el Sahel africano.

Nicaragua: En el ojo del huracán

En Nicaragua, decenas de sacerdotes han sido detenidos estos últimos años. La gran mayoría ya fueron liberados, pero el obispo Mons. Ronaldo Álvarez permanece en prisión. El 10 de febrero pasado fue condenado a 26 años y 4 meses de cárcel, despojado de su nacionalidad, y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados traición a la patria.

Otro obispo, Mons. Isidoro Mora, fue detenido hace sólo unos días, después de presidir una misa en la Diócesis de Matagalpa, que administraba el obispo Álvarez, en la que aseguró que la Conferencia Episcopal de Nicaragua permanece unida en oración, tanto por esa Diócesis como por el jerarca católico encarcelado.

 

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“Estamos siempre unidos orando por esta amada Diócesis de Matagalpa, orando por Monseñor Rolando, orando por el caminar de cada uno de ustedes”, dijo Monseñor Mora al iniciar su homilía en la catedral San Pedro Apóstol. “Mis oraciones, cariño y amistad por ustedes y por monseñor Rolando”, agregó.

La Policía Nacional no ha confirmado ni negado la detención del obispo, mientras diferentes dirigentes opositores han demandado su liberación.

La libertad religiosa nunca ha estado tan amenazada en ese país y las perspectivas son negativas. La Iglesia solo pide respeto a las libertades civiles y a los derechos de los nicaragüenses.

 

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Redacción Zenit

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