(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 15.01.2024).- Por la mañana del lunes 15 de enero, el Papa Francisco recibió en audiencia a miembros del Studium Biblicum Franciscanum, a quienes dirigió un discurso que ZENIT ofrece traducido al castellano.
El Studium Biblicum Franciscanum (SBF) es una institución científica para la investigación y la enseñanza académica de las Sagradas Escrituras y la arqueología de los países bíblicos. Fue creada por la Custodia Franciscana de Tierra Santa en 1901 y ha funcionado ininterrumpidamente desde 1924. Desde 1960 forma parte de la Pontificia Universitas Antonianum de Roma. En 2001 pasó a ser Facultad de Ciencias Bíblicas y Arqueología. Los dos ciclos de especialización, Licenciatura y Doctorado en Ciencias Bíblicas y Arqueología, tienen su sede en el convento de la Flagelación.
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Os doy la bienvenida a Roma. Saludo al Patriarca, al Cardenal Pizzaballa. Están en Roma, donde el apóstol Pedro llegó hace casi dos mil años, al principio de su seguimiento de Jesús, desde aquella casa en Cafarnaúm, a orillas del lago de Tiberíades, cuyos restos podemos visitar y rezar gracias al paciente trabajo de profesores y arqueólogos del Studium Biblicum Franciscanum. Ahora no es fácil ir allí porque la zona de guerra lo impide.
El Studium Biblicum Franciscanum fue inaugurado en Jerusalén, en el Santuario de la Flagelación, el 7 de enero de 1924, y pocos años después se conectó con el Colegio San Antonio de Roma, actual Pontificia Universidad Antonianum. (Aprovecho la ocasión para decir que hay demasiadas universidades eclesiásticas en Roma. Deben ponerse de acuerdo y lograr alguna forma de unidad: unidad en los planes de estudio… Pónganse de acuerdo, hablen). Desde entonces, su historia ha estado siempre vinculada a la presencia de los Hermanos Menores en Tierra Santa. Hoy, a cien años de distancia, me gustaría destacar algunos aspectos.
En primer lugar, el hecho de que el Studium, con su Biblioteca y Museo, ha impulsado y sigue impulsando importantes excavaciones arqueológicas en diferentes sitios, logrando descubrimientos valiosos, hasta obtener, en 2001, el reconocimiento de Facultas Scientiarum Biblicarum et Archaeologiae. Así se ha establecido su peculiaridad de combinar el estudio de la Sagrada Escritura con la permanencia en los Lugares Santos y la investigación arqueológica; y esto les ha permitido ampliar y profundizar significativamente programas y metodologías.
Además, el amor por los textos bíblicos es para ustedes una pasión basada en la misma voluntad de San Francisco, que escribe: «Están matando con la letra aquellos religiosos que no quieren seguir el espíritu de la divina Escritura, sino que desean conocer solo las palabras y explicarlas a los demás. Y son vivificados por el espíritu de la divina Escritura aquellos que no atribuyen a su propio yo carnal todo el conocimiento que saben y desean saber, sino que lo devuelven con la palabra y con el ejemplo al altísimo Señor Dios» (Admoniciones, VII: FF 156). Para Francisco, el conocimiento de la Palabra de Dios, y también su estudio, no son cuestiones de erudición simple, sino experiencias de sabiduría, que tienen como objetivo, en la fe, ayudar a los hombres a vivir mejor el Evangelio y hacerlos buenos.
Un fiel discípulo del Santo de Asís lo entendió bien: San Buenaventura de Bagnoregio, a quien se disponen a recordar los 750 años de su muerte. En el famoso Prólogo del Breviloquium, él dice, en línea con la tradición franciscana, que para recibir el don de la Palabra de Dios es necesario «acercarse con fe sencilla al Padre de la luz y rezar con corazón humilde, para que Él, por medio del Hijo y en el Espíritu Santo, nos conceda el verdadero conocimiento de Jesucristo y, con el conocimiento, también el amor».
En el centenario de su fundación, los exhorto a no perder de vista este enfoque de la Escritura. El estudio riguroso y científico de las fuentes bíblicas, enriquecido con las metodologías y disciplinas más actualizadas, debe estar siempre unido para ustedes al contacto con la vida del santo pueblo de Dios y orientado a su servicio pastoral, en armonía y en beneficio de su carisma específico en la Iglesia. El estudio, la meditación, la reflexión de la Biblia y los textos bíblicos, todo en el corazón de la Iglesia, que es el santo pueblo fiel de Dios en camino. Fuera del cuerpo de la Iglesia, estos estudios no sirven de nada. Lo que vale es el corazón de la Iglesia, de la santa Madre Iglesia.
Queridos hermanos y hermanas, en este tiempo en el cual el Señor nos pide escuchar y conocer mejor su Palabra para hacerla resonar en el mundo de manera cada vez más comprensible, su trabajo discreto y apasionado es más precioso que nunca. Los animo, por lo tanto, a seguir realizándolo y a calificarlo en la investigación, la enseñanza y la actividad arqueológica.
La actual situación en Tierra Santa y de los pueblos que la habitan nos involucra y entristece. Es extremadamente grave desde todos los puntos de vista. Muy grave. He escuchado al padre Faltas, las cosas que me ha dado a conocer; y todos los días me comunico con la parroquia de Gaza, donde sufren mucho por esta situación. Son solo dos ejemplos, pero todo esto es más grande. La situación es muy grave. Debemos orar y actuar sin cansarnos para que cese esta tragedia. Que esto sea aún más un estímulo para profundizar en las razones y la calidad de su presencia en esos lugares martirizados, su presencia allí, en el martirio de ese pueblo, en el cual se hunden las raíces de nuestra fe.
¿Qué decir a los franciscanos? Gracias por su presencia en Tierra Santa, ¡gracias! Y con valentía, sigan adelante. ¡Les agradezco por todo lo que hacen! Los bendigo de corazón. Y les recomiendo, no se olviden de rezar por mí. Gracias.
Traducción del original en lengua italiana realizada por el director editorial de ZENIT.