(ZENIT Noticias / Roma, 18.01.2024).- En India hay dos grandes comunidades cristianas que son parte de la Iglesia católica: los católicos siro-malabares y los católicos siro-malancares. Unos y otros se diferencian (entre ellos mismos, pero también con relación a los católicos romanos), por el rito, es decir, la manera como celebran los sacramentos, especialmente la misa.
La introducción de un nuevo modo de celebrar la misa es lo que llevó a una grave fractura en la iglesia católica siro-malabar. La diócesis donde se concentran medio millón de católicos que siguen ese rito (la archieparquía de Ernakulam-Angamaly) decidió no alinearse a la decisión tomada en el sínodo de la comunidad en 2021 sobre el modo de celebrar la misa (Santa Qurbana), lo cual mereció una intervención del Papa. Inicialmente la intervención pontificia consistió en cartas invitando a la reconciliación y a la obediencia, en el cambio en el liderazgo episcopal de la archieparquía e incluso en el envío de un Delegado personal suyo. Pero ante las constantes negativas, incluso de rechazo contra el enviado pontificio, en diciembre de 2023 el Papa dio el ultimátum a través de un video en YouTube: los sacerdotes que no respetasen la nueva normativa el 25 de diciembre de 2023 recibirían sanciones.
Fue en ese mismo mes de diciembre, concretamente el día 7, que el Papa aceptó la renuncia del líder de ese rito de la Iglesia católica, el Cardenal Mar George Alencherry, Arzobispo Mayor de Ernakulam-Angamaly, de los Siro-Malabares.
De ese modo, la sede del líder de una de las comunidades católica de rito oriental quedaba sin cabeza y con una grave división. Dado que el aviso a los 400 sacerdotes y católicos (disidentes) debía tener un seguimiento, el 11 de diciembre el Papa recibió al obispo Cyril Vasil’, S.I., su Delegado para poner orden en el asunto. Pocos días después, Monseñor Vasil viajaría nuevamente a India para dar seguimiento al tema de la reconciliación o para la aplicación de sanciones. Ya había estado antes allá, concretamente en agosto 2023, pero no fue bien acogido. ¿Qué ha pasado desde entonces?
El 9 de enero de 2024 el sínodo de obispos de la Iglesia católica siro-malabar eligió un nuevo arzobispo mayor. Se trata de Raphael Thattil, de 67 años, elección anunciada un día después, el día 10 de enero, una vez que el Papa Francisco le concedió la comunión apostólica a través de la “confirmación de elección”. El jueves 11 de enero tomó posesión del liderazgo de la comunidad que cuenta con unos 6 millones de miembros en todo el mundo.
La diócesis epicentro del conflicto litúrgico, la de Ernakulam-Angamaly, recibió inicialmente con esperanza el nombramiento: «Esperamos que Raphael Thattil encuentre una solución amistosa a la crisis actual y a otras controversias que atormentan a la Iglesia», dijo el padre Paul Chittinappilly, miembro del Consejo de Sacerdotes de la archidiócesis. Y agregó: “Esperamos que sea fiel a su carácter conocido por sus buenas relaciones con todos. Seguramente podrá colaborar con los miembros permanentes del sínodo, que son los arzobispos de la Iglesia. Tiene muy buenas relaciones con nuestra arquidiócesis. Muchos de nuestros sacerdotes son sus amigos. Está en una buena posición para encontrar una solución a la crisis”.
Hubo quienes adujeron que el nuevo arzobispo mayor es de estilo más conciliador y que no se ha entrometido en asuntos litúrgicos anteriormente. Esto también habría jugado a su favor en las elecciones celebradas en la sede de St. Thomas Mount en Kakkanad, en el sur, en el estado indio de Kerala, elecciones en las que votaron 53 miembros.
Sin embargo, para enero de 2024 las cosas están así: el clero apoyado por los laicos sigue celebrando la misa (Santa Qurbana) del modo como no aprobó el sínodo de 2021 y que es lo que mantiene vivo el conflicto. Ese medio millón de personas continúa pidiendo que “su” forma de celebrar la misa sea reconocida como forma extraordinaria del rito siro-malabar en esa arquidiócesis. Una cosa sí hicieron: para “obedecer” al Papa, el 25 de diciembre, día límite del ultimátum del Papa, los sacerdotes celebraron “misas sinodales”, pero después de ese día regresaron a la forma anterior de la misa.
La respuesta del administrador apostólico de la arquidiócesis que es epicentro del conflicto llegó el 15 de enero de 2024 con una carta instando a celebrar la misa como fue aprobada por el sínodo. La carta contaba con la firma de 49 obispos que asistieron al encuentro del que resultó elegido el nuevo arzobispo mayor, monseñor Raphael Thattil. El Movimiento Arquidiocesano por la Transparencia (AMT), grupo que lidera las protestas contra la “nueva misa” respondió reafirmándose en su postura.
Tras la carta del administrador apostólico también cambiaron las opiniones con relación al nuevo arzobispo mayor: «Teníamos grandes esperanzas del nuevo arzobispo mayor Raphael Thattil, que había prometido escucharnos y encontrar una solución amistosa, pero el sínodo bajo su mando ha adoptado ahora una postura diferente», dijo Riju Kanjookaran, portavoz de la AMT.
Por el momento, la Catedral Basílica de Santa María, iglesia principal de la arquidiócesis de Ernakulam-Angamaly continúa cerrada. Ya lleva un año así. El seminario local ya lleva cerrado poco más de un semestre y en consecuencias hay ordenaciones pendientes.
Tras los greco-católicos ucranianos, los siro malabares son la segunda iglesia católica de rito oriental más numerosa en el mundo. Su origen se remonta al apóstol Tomás, en el siglo I, y está especialmente extendida en el sur de India, en el estad de Kerala. Tras siglos separados de la Iglesia católica, volvieron a la comunión con el Papa en el siglo XVII. Tras la decisión de 2021 sobre el cambio en el rito de la misa, 35 diócesis lo implementaron en noviembre de ese mismo año. Pero la arquidiócesis más grande por número de católicos, Ernakulam-Angamaly, fue la única en no aplicarla. De formalizarse un cisma, se trataría del cisma más importante en la historia contemporánea de la Iglesia por cuanto a número de personas implicadas. Numéricamente hablando sólo se puede comparar a este posible nuevo cisma el de los lefebvristas.