(ZENIT Noticias / Puerto Príncipe, 26.02.2024).- Asaltantes armados secuestraron a seis hermanos religiosos y a un maestro en Puerto Príncipe, capital de Haití, el viernes 23 de febrero por la mañana.
Los miembros de la Congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón y un profesor fueron secuestrados frente a la escuela Juan XXIII en el centro de la ciudad de Puerto Príncipe alrededor de las 7 de la mañana.
El hermano Augustin Nelson, superior provincial de la congregación, escribió en un comunicado enviado a la organización benéfica católica Aid to the Church in Need (ACN): “La terrible experiencia conmovió y entristeció profundamente a los miembros de la congregación, a las familias de las víctimas, a los socios en la misión, la Iglesia en Haití y la sociedad en su conjunto”.
El hermano Nelson pidió “oración ferviente” por la liberación de los cautivos. Y agregó: “Estamos viviendo esta prueba en unión con la Pasión de Cristo durante este tiempo de Cuaresma y estamos firmemente convencidos de que nuestro Dios de compasión cambiará los corazones de piedra de los sembradores de desolación en corazones de carne…”.
El colegio Juan XXIII “cerrará sus puertas hasta nuevo aviso” debido al “doloroso suceso”, según el comunicado.
El hermano Nelson continuó: “Las otras instituciones de los Hermanos del Sagrado Corazón en todo el país continuarán el trabajo de sensibilizar a la nueva generación sobre los valores de vivir juntos en armonía con miras al surgimiento de una sociedad nueva, más humana, más sociedad unida”.
Destacó: “Desde hace varios años, una violencia absurda e injustificada cae sobre el pacífico pueblo haitiano, y ni siquiera aquellos que dedican su vida a ayudar a los más vulnerables se salvan”.
En otro incidente ocurrido el mismo día, una banda armada secuestró a un sacerdote y a varios fieles después de la misa matutina en una iglesia de Puerto Príncipe, pero fueron liberados más tarde.
El mes pasado, seis religiosas fueron secuestradas en la capital y liberadas cinco días después.
El hermano Nelson concluyó: “Que el mundo civilizado se una al pueblo haitiano que sufre, cree, ora y espera el renacimiento de la solidaridad en nuestro planeta. Que la Iglesia triunfante se una a la Iglesia Peregrina para interceder ante el Padre para que nuestra querida y probada Patria renazca de las cenizas de sus propias divisiones y se levanten hombres y mujeres dignos y capaces de tomar las riendas de la patria y trabajar juntos para un futuro mejor”.
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