(ZENIT Noticias – SIR / Roma, 10.04.2024).- La noticia ocupó las portadas de los periódicos británicos, desde el progresista «The Guardian» hasta el conservador «The Telegraph», y de los sitios en línea, desde la BBC hasta el tabloide «Daily Mail». Después de cuatro años, la reputada pediatra británica Hilary Cass, ex presidenta del colegio profesional de la profesión, ha concluido su investigación sobre cómo el servicio sanitario del Reino Unido y, en particular, la clínica londinense «Tavistock» trataban a los menores con dudas sobre su identidad sexual, a los que a menudo se permitía cambiar de sexo con demasiada facilidad.
La conclusión del experto es «fracaso». Las clínicas y los especialistas se equivocaron con su planteamiento porque: ‘No hay razones científicas para proceder al cambio de sexo cuando hablamos de un joven menor de 25 años’. Las conclusiones del estudio de 388 páginas también señalan que: «La medicina que se ocupa del cambio de sexo está construida sobre una base insegura».
El informe sobre el cambio de sexo, firmado por la pediatra Hilary Cass, contiene 32 recomendaciones, las más importantes de las cuales se dirigen a médicos y especialistas, a los que se insta a proceder con gran cautela ante la solicitud de cambio de sexo, ya que el cerebro y también la identidad sexual siguen desarrollándose hasta los 25 años.
Siempre se pensó que la maduración del cerebro terminaba con la adolescencia, pero hoy sabemos», informa la encuesta, «que se trata de un proceso evolutivo que continúa hasta los 25 años aproximadamente, ya que las distintas partes del cerebro se especializan y conectan mejor entre sí a medida que pasan los años».
La encuesta también contiene entrevistas con cientos de jóvenes, tanto los que consiguieron completar el proceso de reasignación de género (mediante terapias hormonales, cirugía estética, apoyo psicológico) como los que, una vez iniciado o completado el proceso de afirmación de género, decidieron interrumpirlo o revertirlo para volver a su género original. Entre los primeros, muchos declararon arrepentirse de su elección cuando ya era demasiado tarde.
Según Hilary Cass, miles de menores no tuvieron acceso a sesiones de asesoramiento adecuadas y cambiaron de género sin la debida concienciación. En su informe, la pediatra insta en primer lugar a «ir más despacio y con precaución» y pide que no se administren hormonas a los menores de 18 años porque no hay pruebas científicas de que «den tiempo para pensar» o «reduzcan el riesgo de suicidio». En definitiva, aunque se bloquee la pubertad con tratamientos hormonales, no hay pruebas, reitera Cass, de que repercutan en la satisfacción que uno siente con su cuerpo.
La experta también aconseja a padres y profesores que tengan mucha precaución con los niños de primaria que expresan una identidad sexual distinta de la que les corresponde. Señala, además, que a menudo los padres se sienten presionados y, por tanto, inclinados a dejar que sus hijos cambien de identidad por miedo a ser tachados de transfóbicos.
El informe también fue acogido con satisfacción, entre otros, por el Primer Ministro británico, Rishi Sunak, quien no dejó de hacer hincapié en los impactantes datos que contiene, empezando por el número de quienes han decidido cambiar de sexo, que ha pasado de unos 250 hace diez años (casi todos varones), a más de 5.000 en la actualidad, más del doble que en 2022 (la mayoría mujeres). No sabemos», dijo el Primer Ministro Sunak, «el impacto a largo plazo del tratamiento médico que conduce a la reasignación de sexo y, por esta razón, debemos actuar con gran cautela».
La respuesta de la sanidad británica al «informe Cass» no se hizo esperar. Una carta, dirigida al famoso pediatra y firmada por John Stewart, uno de los directores del NHS, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, contiene el compromiso de optar por un nuevo enfoque, basado en las conclusiones de la investigación, y suspender, por el momento, todas las citas, a menores de 18 años, que ofrecen las clínicas británicas en las que se puede lograr la reasignación de sexo. Además, prosigue el texto, también se replanteará la distribución de hormonas como el estrógeno y la progesterona, como ya ha ocurrido con los bloqueadores hormonales prohibidos hace unas semanas.
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