John Newton y Amy Balog
(ZENIT Noticias / Washington, 15.04.2024).- La guerra civil ha provocado que la pequeña minoría cristiana de Sudán disminuya drásticamente. Pero hay signos de nueva vida en la Iglesia.
A pesar de más de 13.900 muertos y 8,1 millones de desplazados desde que estalló el conflicto hace un año, el 15 de abril de 2023, fuentes de la Iglesia local expresaron su esperanza en la supervivencia de la presencia cristiana en el país.
La fuente dijo: “Si bien es cierto que la guerra continúa, no puede apagar la vida. Dieciséis nuevos cristianos fueron bautizados en Port Sudan durante la Vigilia Pascual y 34 adultos fueron confirmados en Kosti».
Kinga Schierstaedt, jefa de la sección de Sudán de la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), dijo que aunque muchas personas han buscado refugio en las iglesias, esta opción está desapareciendo rápidamente, ya que los misioneros y las comunidades religiosas se han visto obligados a abandonar el país.
La señora Schierstaedt dijo que el futuro de la Iglesia en Sudán es cada vez más incierto, con muchos cristianos viviendo en campos de desplazados donde la supervivencia es una batalla diaria.
Y añade: “Al regresar de Sudán del Sur, un país vecino de Sudán y que comparte la misma conferencia episcopal, me sorprendió ver hasta qué punto algunos sacerdotes, que también son refugiados, están utilizando sus energías para catequizar en su nueva parroquia y para apoyar a otros refugiados”.
Concluyó: «La Iglesia en Sudán del Sur se está preparando para el futuro ayudando a los cristianos sudaneses a prepararse para la paz del mañana».
ACN ha apoyado el trabajo de la Iglesia en Sudán del Sur ayudando a los refugiados sudaneses.
Sudán se vio sumido en el caos por intensos combates entre las RSF (Fuerzas de Apoyo Rápido) –que actúan bajo las órdenes del vicepresidente Mohammed Hamdan Daglo, alias Hemedti– y el ejército sudanés, leal al presidente general Abdel Fattah al-Burhan.
Una fuente en el país dijo a ACN: “Ha pasado un año desde que comenzó esta guerra sin sentido en Sudán. Todavía se está prolongando. Aún no podemos salir de casa debido a los disparos de francotiradores y los bombardeos. Pero nuevamente, Dios nos está protegiendo siempre. Un millón de gracias por sus oraciones y su amorosa preocupación por nosotros aquí, en Sudán. Por supuesto, la guerra aquí se ha convertido en una guerra olvidada para el mundo. Están todos en mis humildes oraciones y pensamientos. Que Dios nos bendiga a todos. Que su voluntad y su gloria prevalezcan siempre”.
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