(ZENIT Noticias / París, 23.04.2024).- Poco más de 13 mil catecúmenos fueron recibidos en la Iglesia católica en Francia la pasada vigilia pascual 2024.
Se trata de un aumento del 30% de neocatecúmenos con respecto al año anterior en Francia. Este es el número más grande que se ha registrado desde que se comenzó a hacer la encuesta hace veinte años.
De hecho, los bautismos de adultos en Francia se han incrementado desde 2001, siendo ya casi 80,000 adultos que reciben la iniciación cristiana a una edad donde depende completamente de ellos tomar esa decisión. Este dato es notable en un país donde el 80% de los jóvenes no ha recibido ninguna instrucción religiosa y tienen pocas ideas preconcebidas de la Iglesia o la religión.
Un tercio de los recién bautizados tiene entre 18-25 años. Y un tercio proviene de zonas rurales. De la misma forma, aproximadamente el 60% de los “neófitos” viene de familias de tradición cristiana. Sin embargo, este dato cada vez es menor, mientras que cada vez hay más bautizos de personas que no tienen ninguna raíz familiar cristiana.
En un informe publicado por los Obispos de Francia, se evidencia que prácticamente en cada diócesis de Francia hay reportes de personas que han acudido a pedir el bautismo, la confirmación y la eucaristía. Además, se detalla que en muchas diócesis el incremento es el doble con respecto al año anterior. Se puede ver el reporte original en francés aquí.
Entre las causas de este aumento están algunos programas de evangelización de la Iglesia en Francia, pero un número considerable declara que los cautivaron la belleza de la liturgia, el silencio de una Iglesia o el testimonio de algún amigo.
El padre Vincent Breynaert mencionó también en el documento que es un hecho que los adolescentes que han dado este paso tienen en común que han tenido una experiencia espiritual fuerte y un encuentro con la persona de Jesucristo.
La Iglesia en Francia se suma a diócesis de todo el mundo donde se han incorporado esta Pascua miles de neófitos y han comenzado a formar parte del cuerpo místico de Cristo. Hay fe en que Dios pueda seguir actuando en muchas almas para que puedan conocer el rostro del Padre a través de Jesucristo y la Iglesia que El instituyó para ser administradores de sus misterios.
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