Luca Volonte
(ZENIT Noticias – La Bussola Quotidiana / Milán, 27.05.2024).- La reciente despenalización de la pornografía infantil en Alemania, por la mayoría socialista, liberal y ecologista, con el apoyo de la izquierda, es una prueba más del progresismo relativista sin tabúes y sin respeto por los más débiles. La última decisión de la mayoría del Bundestag que contribuye a explicar el hundimiento de la civilización alemana -tras la liberalización del cannabis y la nueva ley permisiva de cambio de sexo- consiste en la despenalización de la posesión de pornografía infantil, rebajándola de delito grave a falta y reduciendo las penas mínimas por posesión y distribución de pornografía infantil.
El proyecto de ley, que entrará en vigor en las próximas semanas, establece que «la posesión y la adquisición deben castigarse con una pena mínima de tres meses de prisión, y la distribución con una pena mínima de seis meses de prisión». Los delitos contemplados en el artículo 184b del Código Penal se clasifican así como faltas».
La Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), que votaron en contra de las enmiendas a favor de la pedofilia y la pornografía infantil con la AfD (Alternative für Deutschland), declararon su firme oposición, convencidos de que «la distribución, posesión y adquisición de material de pornografía infantil deben, en principio, seguir tipificadas como delitos». Asociaciones para la protección de menores, entre ellas la «Ayuda Alemana a la Infancia – La Representación Permanente de la Infancia» (Deutsche Kinderhilfe – Die ständige Kindervertretung), cuyo presidente, Rainer Becker, también señaló que con la nueva normativa Alemania también podría incumplir una directiva de la Unión Europea que tipifica como delito grave cualquier medio de pornografía infantil.
En los últimos años hemos denunciado la enormidad del fenómeno de la pornografía infantil en Alemania y cómo aparatos públicos enteros estaban implicados en él. La coalición de izquierdas, en lugar de combatir el repugnante fenómeno de la pornografía infantil, se ha dedicado a «gobernarlo» en un sentido permisivo. Los legisladores de la mayoría justificaron su decisión alegando que la despenalización permite «la flexibilidad necesaria» para hacer frente al «gran porcentaje de delincuentes juveniles» y también favorece a los padres y profesores que descubren pornografía infantil en los dispositivos de los jóvenes y la transmiten a las autoridades competentes. En lugar de responder a las excepciones de la ley para abordar estas necesidades especiales, socialistas, verdes, liberales e izquierdistas han rebajado toda la posesión y distribución de pornografía infantil. ¡Bonita solución que sólo favorece a los pedófilos!
El júbilo de algunos grupos a favor de la liberalización de la pedofilia era evidente, en particular «Krumme-13», o simplemente K13, que no sólo alabó la votación, sino que también se quejó de que ningún político hubiera «pedido perdón a los miles y miles de víctimas» de las ahora difuntas leyes penales. Una vez más, estos izquierdistas y relativistas liberales han abusado del concepto de «consentimiento», según el cual si todas las partes consienten libremente, difícilmente hay algo que pueda prohibirse con justicia por ley. Este pensamiento corrupto se aplica a la justificación de la pedofilia y la pornografía infantil, pero también al cambio de sexo (género) de los niños y, de hecho, el 12 de abril, la misma mayoría gubernamental e izquierdista aprobó una legislación que favorece la toma de bloqueadores de la pubertad u hormonas de sexo cruzado, o la realización de cirugías irreversibles para los niños.
Este avance implacable hacia un progresismo retrógrado, bárbaro y violento niega la evidencia de que los niños y menores no tienen la madurez suficiente para comprender las implicaciones o consecuencias de una decisión, además de violar los derechos de los padres hacia sus hijos. En Alemania, la despenalización de la pornografía infantil conducirá previsiblemente a la proliferación de la pornografía infantil y a un retorno al peor socialismo tribal, ya experimentado en las comunas social-comunistas alemanas de los años 70 con la «liberación» de los niños de las inhibiciones sexuales, así como del consumo de drogas y del «sexo libre». ¿Es este retorno progresista a lo peor del 68, la propuesta de prosperidad europea futura de la que son portadores el socialismo, el ecologismo y el liberalismo?
Traducción del original en lengua italiana realizada por el director editorial de ZENIT.
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