(ZENIT Noticias / Roma, 27.06.2024).- Justo un año después de su exilio de la Ciudad del Vaticano, donde el secretario privado de Benedicto XVI vivió desde 1996 hasta 2013, año en que por decisión de Papa Francisco fue desterrado a Friburgo, Alemania, el que fue secretario privado de Benedicto XVI tiene una nueva misión: representar a la Santa Sede ante tres países bálticos. O, en otras palabras, se convierte en el embajador del Papa Francisco en Letonia, Estonia y Lituania.
Sin embargo, lo que unos calificaron de exilio fue vivido de otro modo por el “exiliado”: “De hecho, a bastantes personas se les ocurrió la impresión de que me habían enviado “al exilio”. Para ser honesto, yo también sentí lo mismo, pero seguí las claras instrucciones del Papa sin quejarme de que tenía que regresar a mi ciudad natal de Friburgo, aunque sin que me asignaran una nueva tarea. Esa fue una experiencia personal amarga. Pero no me dejé desanimar y esperé y recé para que algún día me estuviera esperando una nueva tarea. Ahora ella está aquí. Es muy posible que hubiera una lógica divina detrás del nombramiento del nuncio apostólico, que hizo uso de la pedagogía papal.
La declaración de monseñor Gänswein fue recogida por el periódico alemán Die Tagespost. Pero no es la única que logró obtener del conocido arzobispo alemán. Sobre si está deseando la llegada de su nuevo trabajo, le interrogan acerca de por qué y qué considera más importante. Y a eso responde Gänswein: “Sí, espero con ansias la tarea futura, que veo también como un signo de la confianza del Papa en mí. Eso me honra y me agrada al mismo tiempo. La nueva misión me lleva a un país o países que representan un desafío delicado dada la situación política actual. Estoy de buen humor y afronto la nueva misión diplomática con confianza. Por supuesto, primero tengo que familiarizarme con la nueva situación”.
La situación delicada de los países bálticos tiene un nombre: la amenaza rusa debida a su cercanía con ese país. Otra interrogante a la que contesta Gänswein son los pasos más inmediatos, pasos que suponen también un nuevo encuentro con el Papa Francisco: “Antes de asumir mis funciones como Nuncio Apostólico en los Estados Bálticos, viajaré al Vaticano, y muy pronto, para obtener de las autoridades competentes, especialmente de la Secretaría de Estado, la necesaria información, asesoramiento, instrucciones, asistencia, etc., que debe considerarse como una preparación inicial útil. Con las herramientas que recibimos allí y con mucha confianza en Dios, nos ponemos manos a la obra”.
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