(ZENIT Noticias / Barcelona, 06.08.2024).- Hay un tema que pone en jaque a más de una pareja: el tener o no tener relaciones sexuales previas al matrimonio. En ocasiones el tema supone una razón de discusión o conflicto por una de las partes que no está dispuesta a pasar por el aro de la revolución sexual que asedia a la juventud del siglo XXI.
Desde ZENIT hemos quisimos realizar una encuesta en la que han participado 500 jóvenes de España, algunos católicos y otros que se dicen agnósticos.
El 70,5% de la juventud encuestada considera que “no mantener relaciones sexuales en el noviazgo” es perjudicial para la consistencia de la relación, sin embargo hay un 29,5% que comprenden que “entregarse al otro es un acto de amor mayor que sólo debe darse a través del sacramento del matrimonio”. Lo dice, por ejemplo, Paloma, una joven de 25 años que lleva casi 7 años de relación con Alberto, manteniendo la castidad.
Debemos aprender a conjugar el verbo amar, entender que la castidad es el camino para la perfección del amor
¿Por qué es bueno mantener la castidad en el noviazgo? La respuesta parece sencilla, pero es compleja, aunque el beneficio de mantener la pureza en una relación es sin duda la respuesta a un amor que perdura y consolida el deseo de entregar todo a la otra persona en el momento de fundirse en el sacramento del matrimonio.
Frente a una juventud que conjuga el verbo “diversión, sensaciones del momento y placeres”, hay un 29,5% de jóvenes que esperan con fidelidad el momento para dar el gran paso de entregarse al amor verdadero a través del altar, algo que debería hacernos valorar, dado que el verdadero amor se da desde el respeto al cuerpo del otro.
La trascendencia de las relaciones sexuales: la apertura a dar vida
Mientras que hay jóvenes que buscan el placer inmediato, sin apenas sentimiento de entrega y donación, hay quienes prefieren esperar al matrimonio para abrir paso a la posibilidad de dar vida, ya que supone la entrega máxima de amor hacia la otra persona con la que han decidido conformar un proyecto de vida. Algo que la juventud de hoy en día ha olvidado muchas veces por completo, y es que, el verdadero ejemplo de amor por desgracia no está bien visto en la sociedad secularizada en la que vivimos.
La esperanza del amor siempre vence: así lo refleja ese porcentaje (29,5%) esperanzador de jóvenes que no dudan en volver a dar la consistencia y valor que tiene el verdadero Amor.
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