(ZENIT Noticias / Kherson, 17.08.2024).- Las fuerzas rusas han intensificado su ofensiva contra los símbolos religiosos en Ucrania, destruyendo el 11 de agosto la Iglesia del Santo Mártir Cipriano y la Mártir Justina en Antonivka, una localidad de la región de Kherson. Este ataque es solo uno de los más recientes en una escalada de agresiones que ha dejado en ruinas numerosos lugares sagrados en el país.
El impacto del cohete ruso dejó a la iglesia, que había sido reconstruida y consagrada en 2014, en escombros. Las imágenes compartidas por la Iglesia Greco-Católica Ucraniana (UGCC) muestran la estructura completamente devastada, con ventanas y puertas arrancadas y la estructura deformada por la explosión. El ataque sigue a un intento previo el 9 de agosto, cuando un dron ruso había causado daños menores a la misma iglesia, aunque en esa ocasión los residentes locales lograron controlar las llamas.
Mientras tanto, en Myrnohrad, una ciudad en la región de Donetsk, el sacerdote Ivan Vasylenko se apresuraba a salvar objetos sagrados y obras de arte de la Iglesia de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, anticipando otro posible ataque ruso. En un emotivo mensaje compartido en su página de Facebook, el padre Vasylenko, acompañado por un voluntario, documentó cómo evacuaban iconos, estandartes y otros objetos consagrados, mientras expresaba su angustia por la destrucción inminente de un templo erigido para la gloria de Dios.
«Jesús, Señor, nuestro Salvador, mi corazón está tan vacío», lamentaba el sacerdote en un video, mientras señalaba la urgencia de retirar los objetos sagrados ante el avance de las fuerzas rusas hacia la cercana Hrodivka. Entre los artículos rescatados se encuentra un ángel de mármol de 1894, que ha sobrevivido a dos guerras mundiales y ahora enfrenta una nueva amenaza.
Desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, las fuerzas rusas han destruido al menos 660 lugares religiosos en Ucrania, según informes de derechos humanos. Además, clérigos y fieles han sido perseguidos, detenidos e incluso asesinados bajo la ocupación rusa, en lo que ha sido calificado como genocidio en varios informes internacionales.
A pesar de estos ataques, la resistencia ucraniana continúa, con sacerdotes como el padre Vasylenko luchando por preservar su patrimonio espiritual en medio de la guerra. «Jesús, ten piedad de nosotros», rezaba el sacerdote en su video, un llamado que resuena entre todos aquellos que se aferran a la esperanza en tiempos de devastación.
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