(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 21.08.2024).- México sigue escalando y colocándose en una alarmante posición de inseguridad a nivel global. De acuerdo con el reciente Índice Global de Crimen Organizado 2023, México se ubica entre los tres países con mayores índices de criminalidad organizada en el mundo, solo superado por Birmania y Colombia. Este informe, elaborado por Global Initiative Against Transnational Organized Crime, subraya el impacto devastador del crimen en la sociedad, los negocios y la economía mexicana.
En el continente americano, México ocupa el segundo lugar en criminalidad, siendo el líder en Centroamérica. A pesar de las esperanzas de que la situación mejorara, el país solo incrementó un punto en su puntaje de criminalidad desde el último informe en 2021, pasando de 7.56 a 7.57, mientras que su resiliencia frente a estos delitos lo coloca en el puesto 124 de 193 países evaluados.
El informe destaca la persistencia de actividades ilegales en el país, incluyendo el tráfico de personas, extorsión, comercio de drogas como la cocaína y las sintéticas, así como la presencia de poderosas redes criminales. La reciente captura de figuras clave como Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo” Guzmán, lejos de pacificar la situación, ha desatado una nueva ola de violencia, especialmente en Sinaloa, donde en un solo fin de semana se registraron 10 asesinatos. Estas detenciones parecen haber exacerbado la violencia, en lugar de contenerla.
El narcotráfico no solo afecta la seguridad interna, sino que también tiene implicaciones internacionales. La Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos ha señalado a los cárteles mexicanos, especialmente el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), como los principales responsables de la crisis de opioides en Estados Unidos. El fentanilo, una droga producida y traficada por estos grupos, se ha convertido en la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 49 años, con un promedio de 196 muertes diarias por sobredosis.
En el plano económico, la extorsión sigue siendo un flagelo que afecta a diversos sectores, incluyendo a los agricultores. En Michoacán, los productores de limón han sido blanco de cárteles como Los Caballeros Templarios, el Cártel de Acahuato y Cárteles Unidos, que han impuesto su control en municipios clave como Buenavista Tomatlán, uno de los mayores exportadores de limón.
A pesar de la gravedad de los datos, el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha mantenido firme en su postura de no utilizar la violencia como parte de su estrategia contra el narcotráfico. Ha criticado las tácticas estadounidenses y minimizado la importancia de las recientes detenciones, sugiriendo que no representan un golpe decisivo contra los cárteles.
Con solo un mes restante de su mandato, la estrategia de AMLO sigue generando controversia mientras la violencia continúa afectando a millones de mexicanos. La pregunta que queda en el aire es si la siguiente administración tendrá la capacidad o la voluntad de enfrentar con éxito este reto, o si el país seguirá atrapado en el ciclo de violencia que, hasta ahora, parece inquebrantable.
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