(ZENIT Noticias / Londres, 06.09.2024).- La posibilidad de que el gobierno británico, liderado por el Partido Laborista, promulgue una ley contra la islamofobia ha despertado preocupaciones entre varios sectores, incluyendo el religioso. Bajo el liderazgo de la viceprimera ministra Angela Rayner, el gobierno ha manifestado su intención de considerar seriamente una definición precisa de islamofobia, algo que podría tener repercusiones no solo para la comunidad musulmana, sino también para los cristianos que podrían encontrarse en una situación difícil al expresar sus creencias religiosas.
La búsqueda de una definición de islamofobia
Durante una intervención en la Cámara de los Comunes, Rayner explicó que cualquier definición de islamofobia debe reflejar múltiples perspectivas y estar sujeta a un análisis profundo de sus implicaciones para diferentes comunidades. Esta postura no es nueva; en 2019, un grupo parlamentario interpartidario ya había definido la islamofobia como una forma de racismo «enraizada en el racismo» que afecta a aquellos que expresan la «musulmanidad» o son percibidos como tales. Sin embargo, la adopción formal de esta definición aún está en proceso, y con ello, crecen las preocupaciones sobre sus posibles consecuencias para la libertad de expresión.
El temor de los cristianos: ¿peligran sus derechos?
El principal temor de sectores cristianos es que una definición amplia de islamofobia podría restringir el derecho de los creyentes a expresar opiniones teológicas que difieran del islam. Por ejemplo, la Unión por la Libertad de Expresión ya ha advertido que una definición demasiado amplia de islamofobia podría tener un «efecto paralizante» sobre el debate religioso. Para muchos, poder cuestionar, criticar o debatir las creencias religiosas de otros, incluida la fe islámica, es un derecho fundamental en una sociedad libre.
Tim Dieppe, del grupo Christian Concern, subrayó en una publicación reciente que cualquier ley que limite la capacidad de los cristianos de expresar sus creencias sobre el islam —particularmente la idea de que el cristianismo es el único camino hacia la salvación— podría ser vista como una amenaza directa a la libertad de expresión. Dieppe hizo referencia a la enseñanza oficial de la Iglesia de Inglaterra, que en su Artículo 18 afirma que ninguna persona puede ser salvada a través de otra religión que no sea el cristianismo.
¿Podría haber conflictos dentro de la Iglesia Anglicana?
Además de los debates teológicos, también surgen preguntas sobre cómo esta ley afectaría las prácticas litúrgicas históricas de la Iglesia de Inglaterra. Aunque es raro en la actualidad, el Libro de Oración Común de 1662 aún incluye una oración en la que se pide la conversión de «turcos» —una referencia anticuada a los musulmanes—, pidiendo a Dios que los traiga «de regreso al redil cristiano». Aunque este rezo casi no se utiliza hoy en día, su inclusión en los rituales autorizados por la ley plantea dudas sobre cómo una definición estricta de islamofobia podría afectar la capacidad de los clérigos de rezar ciertas oraciones o predicar sobre la exclusividad de la fe cristiana.
¿Qué está en juego para la evangelización cristiana?
La proclamación del evangelio, según el Nuevo Testamento, implica invitar a los no cristianos a dejar atrás sus creencias previas, algo que podría considerarse problemático bajo una definición amplia de islamofobia. Esto pone en una encrucijada a los cristianos que desean compartir su fe con musulmanes, ya que el mensaje evangélico incluye el llamado a abrazar la salvación exclusiva de Jesucristo. Para muchos creyentes, restringir esta libertad sería una erosión de su derecho a compartir sus creencias. En Europa los musulmanes cada vez están más protegidos por las leyes que desprotegen a los cristianos.
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