(ZENIT Noticias / París, 10.09.2024).- La icónica catedral de Notre-Dame de París, gravemente afectada por el devastador incendio de 2019, está a punto de renacer de sus cenizas. En vísperas de su esperada reapertura, programada para el 8 de diciembre de 2024, la capital francesa será testigo de una serie de celebraciones profundamente simbólicas que marcarán este hito en la historia del país.
Una de las más destacadas será una gran procesión popular por las calles de París, un evento que unirá a los ciudadanos y fieles en torno a la Virgen con el Niño, una preciosa escultura del siglo XIV que sobrevivió al fuego y que, hasta ahora, ha sido custodiada en la iglesia de Saint-Germain-l’Auxerrois, frente al Louvre.
Este emotivo regreso de la estatua a su lugar original será el eje central de la procesión, un acto que conectará la profunda herencia espiritual y artística de Notre-Dame con la vida de los parisinos de hoy. Monseñor Laurent Ulrich, arzobispo de París, fue quien anunció la iniciativa en una carta pastoral publicada el 2 de febrero, destacando el papel clave que jugará esta manifestación de fe en los preparativos para la reapertura.
Tres días de celebraciones litúrgicas antes de la gran reapertura
El regreso de Notre-Dame a la vida religiosa y cultural de Francia estará precedido por un triduo, un conjunto de ceremonias litúrgicas que comenzarán el 7 de diciembre de 2024. Este periodo de celebración comenzará con la entrega oficial de la catedral, que es propiedad del Estado francés, a su destinatario natural, la Iglesia Católica. La música del majestuoso órgano, cuyas notas resonarán nuevamente tras largos años de silencio, será uno de los momentos más esperados de esta jornada. También se llevarán a cabo una solemne bendición, la interpretación de un Magnificat o Te Deum, y finalmente, las Vísperas, marcando el renacimiento espiritual del edificio.
El 8 de diciembre, durante la primera misa celebrada en la catedral restaurada, tendrá lugar la consagración del nuevo altar. Esta fecha no es casual; coincide con el segundo domingo de Adviento y precede a la festividad de la Inmaculada Concepción, que se celebrará al día siguiente, uniendo así la reconsagración de la catedral a una de las fechas más importantes del calendario litúrgico. Medios parisinos especulan sobre la posible presencia del Papa Francisco.
Una semana de celebraciones solemnes
Desde el 8 hasta el 15 de diciembre, Notre-Dame será el escenario de un octaviario, una serie de celebraciones diarias dedicadas a temas especiales. Durante estos días, se espera la presencia de figuras clave que han jugado un papel esencial en la restauración de la catedral. Entre los invitados estarán las autoridades públicas francesas, los donantes que han financiado la reconstrucción, los equipos que trabajaron incansablemente durante los últimos cinco años y, por supuesto, los bomberos que salvaron el monumento en aquella fatídica noche de abril de 2019.
En su carta, Monseñor Ulrich expresó su deseo de que estas celebraciones sean verdaderamente populares, animando a los parisinos y a todos los habitantes de la provincia a unirse en peregrinación a Notre-Dame durante los seis meses siguientes, de diciembre a junio. «Queremos que el pueblo de París esté presente, desde los niños hasta los ancianos, y que nadie quede excluido», subrayó el arzobispo, quien también hizo un llamado a que las asociaciones cristianas presten especial atención a los más vulnerables, asegurándose de que aquellos en situaciones de precariedad o aislamiento también tengan un lugar en estas festividades.
Un renacimiento colectivo
El renacimiento de Notre-Dame no solo es una hazaña arquitectónica, sino también un poderoso símbolo de la resiliencia del pueblo francés. Las celebraciones que acompañarán su reapertura no se limitan a conmemorar la restauración de un edificio, sino que buscan reunir a personas de todas las edades, condiciones y orígenes, en un acto de unidad y esperanza.
Las palabras de Monseñor Ulrich reflejan este espíritu de inclusión: «No hay nada más bello que ver un pueblo diverso, con sus niños, jóvenes, adultos y ancianos, sanos y enfermos, personas con discapacidad, y extranjeros, todos juntos en un mismo lugar. Este es el pueblo que estará en Notre-Dame».
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