En este Tedeum, la fe se convirtió una vez más en un faro que ilumina el camino hacia un futuro de paz, unidad y justicia para todos.

En este Tedeum, la fe se convirtió una vez más en un faro que ilumina el camino hacia un futuro de paz, unidad y justicia para todos. Foto: AICA

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El llamado a la unidad y la esperanza en el Tedeum Ecuménico: una mirada desde la fe a los desafíos de Chile

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(ZENIT Noticias / Santiago de Chile, 20.09.2024).- Este 18 de septiembre, la catedral metropolitana de Santiago volvió a ser testigo de uno de los eventos más significativos para la identidad chilena: el tradicional Tedeum Ecuménico, que se celebra desde 1811 como parte de las festividades patrias. Con la presencia del presidente Gabriel Boric y las principales autoridades del país, el evento no solo fue un espacio de gratitud, sino también una oportunidad para reflexionar sobre los retos y esperanzas que enfrenta Chile.

El mensaje del arzobispo: Entre el agradecimiento y la preocupación

En su primer Tedeum como arzobispo de Santiago, monseñor Fernando Chomali tomó la palabra con un mensaje cargado de optimismo, pero también de llamados urgentes a la reflexión. «Chile no se está cayendo a pedazos», aseguró con firmeza, desafiando las visiones más pesimistas que a menudo circulan en el debate público. Para Chomali, el país está sostenido por un pueblo trabajador y agradecido que, frente a la adversidad, siempre encuentra formas de avanzar.

Sin embargo, su homilía no fue un simple canto de optimismo. En un país marcado por la polarización y la inseguridad, el arzobispo lanzó una advertencia clara: «La seguridad no es solo un tema político, sino ético», dijo, enfatizando la necesidad de un gran acuerdo nacional. Este pacto, según Chomali, debe incluir a todos los sectores con responsabilidad pública y privada, para construir una sociedad donde el diálogo y la escucha sean las bases del desarrollo.

El arzobispo también expresó su preocupación por los jóvenes y el trabajo, dos pilares fundamentales para cualquier nación que aspire a un futuro próspero. En medio de las dificultades que aquejan a Chile, Chomali instó a no perder de vista que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz que puede iluminar el camino. «Somos promotores de esperanza», señaló, animando a los presentes a ver el futuro con optimismo, pero también con una conciencia clara de las injusticias que aún permean la sociedad.

El rol de la fe en la construcción de un país más unido

El Tedeum no es solo una ceremonia religiosa, sino un reflejo de la diversidad de creencias que coexisten en Chile. La participación de líderes de distintas confesiones, como el obispo luterano Esteban Alfaro, el pastor Eduardo Cid de la Iglesia Wesleyana, y monseñor Sergio Abad, arzobispo ortodoxo del Patriarcado de Antioquía, dejó en claro que la fe, en sus múltiples expresiones, puede ser un factor de cohesión en un país que enfrenta desafíos importantes.

Más allá de las diferencias doctrinales, el mensaje fue claro: la unidad es posible. «Somos hermanos porque tenemos un mismo Padre», recordó Chomali, haciendo eco de la oración diaria de millones de chilenos. Este reconocimiento de la fraternidad, según el arzobispo, debe ser el punto de partida para superar las divisiones y construir un país donde el respeto y la solidaridad prevalezcan sobre el conflicto.

Una tradición que trasciende el tiempo

El Tedeum Ecuménico, más que una tradición protocolar, es un espacio de profunda significación espiritual y patriótica. La imagen del Cristo del Cabildo, frente a la cual se colocaron flores y ramas de olivo como símbolo de paz y esperanza, es un recordatorio de que, desde los albores de la nación, la fe ha estado presente en los momentos más cruciales de la historia de Chile.

Esta ceremonia, que ha sido testigo de los cambios políticos y sociales del país a lo largo de más de dos siglos, sigue siendo un espacio donde la oración y la reflexión se entrelazan con los anhelos de una nación. En palabras del propio Chomali, se trata de «agradecer a Dios por sus innumerables dones» y, al mismo tiempo, pedir por el bienestar de todos los chilenos, especialmente en tiempos de incertidumbre.

El desafío del diálogo en tiempos de polarización

El llamado del arzobispo a un acuerdo nacional para enfrentar la inseguridad y la corrupción no podría llegar en un momento más oportuno. En un contexto donde el diálogo parece cada vez más difícil y las posiciones se endurecen, la invitación a escucharse y trabajar juntos resuena con fuerza. La construcción de un país más justo, según Chomali, pasa por reconocer las diferencias, pero también por buscar soluciones comunes.

La homilía del arzobispo fue un recordatorio de que, a pesar de las dificultades, la esperanza sigue viva en el corazón de Chile. Y que, con la mirada puesta en el bien común, es posible superar los obstáculos que hoy parecen insalvables.

En este Tedeum, la fe se convirtió una vez más en un faro que ilumina el camino hacia un futuro de paz, unidad y justicia para todos.

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Enrique Villegas

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