(ZENIT Noticias / Lima, 23.10.2024).- En un movimiento significativo que refleja el compromiso del Papa Francisco de abordar el abuso dentro de las organizaciones religiosas, el Papa aprobó la expulsión de tres miembros adicionales del Sodalitium Christianae Vitae (SCV), una sociedad apostólica peruana fundada en 1971. Esta acción, anunciada el lunes 21 de octubre por la Conferencia Episcopal Peruana, sigue a una investigación especial que expuso graves abusos dentro de la organización.
La investigación del Vaticano, dirigida por el arzobispo Charles Scicluna de Malta y el padre Jordi Bertomeu del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, se inició en julio de 2023. Scicluna y Bertomeu se reunieron con las víctimas y evaluaron las pruebas sobre el abuso de poder, autoridad y manipulación espiritual dentro del SCV, que ha arrojado una sombra oscura sobre la reputación del grupo. Los hallazgos han llevado a la expulsión total de 15 miembros del SCV, incluido el fundador Luis Fernando Figari, acusado de abuso sexual de seguidores.
Rendición de cuentas y reforma en medio de revelaciones de abuso
Los tres últimos individuos expulsados —José Andrés Ambrozic Velezmoro, Ricardo Adolfo Trenemann Young y el padre Luis Antonio Ferroggiaro Dentone— fueron acusados de graves abusos, tanto en sus funciones oficiales como a través de su conducta dentro de la organización. La decisión del Vaticano se produjo en medio de testimonios cada vez mayores de víctimas que describieron manipulación psicológica, coerción espiritual y casos de abuso físico dentro del SCV.
En agosto y nuevamente en octubre, las medidas punitivas de la Santa Sede aumentaron en escala. La investigación también llevó a la remoción de Jaime Baertl Gómez y del miembro laico Juan Carlos Len Álvarez, cuyos roles se extendieron, según se informa, más allá de la mala conducta personal hasta la mala gestión financiera y otras supuestas «irregularidades» en organizaciones relacionadas con el SCV. La Nunciatura Apostólica del Vaticano en Perú calificó algunos de los tratos financieros de Baertl y Len como “acciones pecaminosas que traicionan el Evangelio”, destacando una profunda violación de la ética que no solo empañó la imagen de SCV sino que puso en peligro la credibilidad de la Iglesia.
La investigación cada vez más profunda del Vaticano sobre las actividades del Sodalicio
La participación del Vaticano se intensificó después de que dos periodistas peruanos, Pedro Salinas y Paola Ugaz, llamaran la atención internacional sobre los abusos de SCV con su libro de 2015 “Mitad monjes, mitad soldados”. Esta exposición allanó el camino para un mayor escrutinio, que se intensificó tras las revelaciones de que las empresas vinculadas a SCV estaban envueltas en disputas de tierras con agricultores locales que describieron sus experiencias como una forma de «tortura». En respuesta, el Papa Francisco envió a Scicluna y Bertomeu en 2023 para realizar una investigación exhaustiva, que culminó con las expulsiones generalizadas anunciadas en los últimos meses.
Aunque el Vaticano ha tomado medidas decisivas, los esfuerzos legales locales enfrentan desafíos. El sistema judicial de Perú cerró recientemente un caso que involucraba secuestro, daño psicológico severo y asociación ilícita entre líderes del SCV, citando plazos de prescripción. Sin embargo, otra investigación sobre presunto lavado de dinero que involucra a miembros del SCV está en curso.
Un nuevo capítulo de transparencia para la Iglesia en Perú
Estas expulsiones marcan un punto de inflexión, ya que la administración del Papa Francisco demuestra un compromiso con la erradicación del abuso dentro de las instituciones religiosas. La insistencia del Vaticano en la rendición de cuentas y la visibilidad del caso del SCV subrayan la intención de la Iglesia de restaurar su integridad y credibilidad, especialmente en Perú, donde la cooperación entre la Iglesia y el Estado ha sido históricamente sólida.
Aunque la declaración del Vaticano se abstuvo de detallar transacciones financieras específicas, enfatizó la dedicación del Vaticano a exigir a las organizaciones religiosas los más altos estándares éticos. El enfoque de la Iglesia ahora, como lo subraya la declaración de la Nunciatura Apostólica, radica en garantizar que tales abusos no se repitan, salvaguardando así su misión y su mensaje en el mundo moderno.
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