(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 29.10.2024).- La Ciudad del Vaticano se enfrenta a otra ola de austeridad financiera mientras el Papa Francisco continúa sus esfuerzos por estabilizar sus finanzas. Tras una reducción de los descuentos en el alquiler de las viviendas del Vaticano hace un año y medio y un recorte salarial del 10% para los funcionarios de la Curia en 2021, el Papa ha implementado ahora nuevos ajustes salariales, eliminando asignaciones específicas que durante mucho tiempo habían formado parte del salario mensual de la Curia.
En una carta firmada por el Prefecto de Economía Maximino Caballero Ledo, los cardenales de la Curia y otros empleados del Vaticano se enteraron de los nuevos recortes. El anuncio detiene tanto la «bonificación de secretaría» como la «asignación de oficina», un cambio que equivale a una reducción de más del 10% en la compensación de los funcionarios de la Curia. Estos cambios, que entrarán en vigor el 1 de noviembre, recortarán profundamente los ingresos de los principales colaboradores del Vaticano, y los cardenales ahora perderán aproximadamente 500 euros mensuales, parte de su salario anterior de 5.500 euros.
La carta, fechada el 18 de octubre, llegó apenas unas semanas después de que el Papa enfatizara la importancia de lograr un “déficit cero” como una meta realista, más que teórica. La carta del Papa Francisco subrayó que cada empleado del Vaticano tendría que hacer sacrificios, afirmando que “las medidas adicionales que se están revisando actualmente requerirán contribuciones de todos”. Caballero Ledo transmitió que el Papa espera que esta última reducción sea vista como un “acto genuino de cooperación por el bien de la Iglesia”.
Esta decisión de austeridad coincide con los preparativos para el próximo Jubileo, lo que ejerce una presión adicional sobre los recursos del Vaticano. Los problemas financieros de larga data del Vaticano, a pesar de los amplios esfuerzos de reforma, siguen desafiando su estabilidad. Los gastos de personal, que representan la mayor parte del presupuesto del Vaticano, siguen siendo un área que requiere ajustes continuos. En el presupuesto más reciente, el Vaticano informó un déficit cercano a los 83 millones de euros, lo que subraya la urgencia de un mayor recorte de costos.
Creciente descontento entre los empleados del Vaticano
Los últimos recortes han agravado la creciente frustración entre los empleados del Vaticano. Muchos están preocupados por las continuas congelaciones de contrataciones, las restricciones a nivel funcional y las limitadas oportunidades de ascenso. La ADLV (Asociación de Empleados Laicos del Vaticano) ha expresado su descontento por las disparidades en los ajustes de compensación. Aunque se han otorgado algunas bonificaciones dentro de departamentos como la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), los empleados informan que se sienten excluidos de los criterios de selección poco claros y cuestionan la base de estas distinciones.
Mientras tanto, hay indicios de que el histórico supermercado del Vaticano, pronto pasará a ser administrado por una marca italiana, una medida que podría alterar otro aspecto estable de la vida del Vaticano. Estos cambios se suman a la creciente frustración por lo que los empleados ven como una aplicación inconsistente e injusta de las medidas de austeridad. La ADLV señaló que ciertos departamentos del Vaticano, como la Gobernación, el Vicariato y el Banco Vaticano, parecen operar con un grado de autonomía administrativa, lo que crea lo que algunos empleados describen como desigualdad e incluso acoso laboral ocasional.
Desafíos financieros resaltados por el desequilibrio estructural
La presión económica sobre las finanzas del Vaticano refleja desafíos tanto externos como internos. Los flujos de ingresos provenientes de donaciones globales, alquileres de inmuebles, venta de entradas y ganancias del Banco Vaticano han resultado insuficientes en los últimos años, lo que hace necesaria una austeridad continua. Guerrero Alves, predecesor de Caballero Ledo, expresó su preocupación por la insostenibilidad de la estructura financiera hace dos años, instando a que se tomen medidas decisivas para restablecer el equilibrio. Los recortes actuales de salarios y beneficios reflejan la respuesta del Papa a esta tensión financiera en curso.
Con más de 2.000 empleados, los costos de personal son el mayor gasto del Vaticano. Mientras las donaciones disminuyen y las fuentes de ingresos tradicionales siguen bajo presión, el Papa Francisco ha señalado que estos esfuerzos son esenciales para asegurar el futuro de la Iglesia. Sin embargo, a medida que las medidas de austeridad se profundizan y el descontento de los empleados aumenta, el Vaticano enfrenta un momento crítico para equilibrar la sostenibilidad financiera con la moral dentro de sus muros.
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