Sina Hartert y Maria Lozano
(ZENIT Noticias / Burkina Faso, 05.11.2024).- “Los ataques se multiplican. Pedimos vuestra oración ferviente. Rezad por las víctimas y por los supervivientes que tienen miedo”, pidió un sacerdote de la diócesis de Fada N’Gourma, en el este de Burkina Faso, a la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
A principios de octubre, al menos 150 personas fueron asesinadas por terroristas en Manni, en la misma diócesis. El 20 de octubre, Ziéla y Kombembgo, dos pueblos de la parroquia de Saatenga, al sureste de Fada N’Gourma, fueron atacados por un centenar de terroristas. En Ziéla, los terroristas aparecieron hacia las 10 de la mañana. Mientras los habitantes se dedicaban a sus quehaceres después de la oración del domingo, se oyeron algunos disparos. Los hombres intentaron huir y esconderse inmediatamente porque, como explicó una fuente local a ACN, los terroristas «atacan principalmente a hombres en edad de combatir, y no a mujeres, niños o ancianos». Sin embargo, «una joven cristiana que quería huir de su casa perdió trágicamente la vida, asesinada por error, ya que los terroristas la confundieron con una persona adulta», indicó una fuente que prefirió permanecer en el anonimato por miedo a represalias.
Según la misma fuente, los terroristas incendiaron numerosas casas, tanto de cristianos como de musulmanes. Entre ellas la del catequista que se encontraba fuera del pueblo en el momento del ataque. Su mujer, que se había quedado en casa con sus tres hijos pequeños, fue maltratada, saquearon su casa y luego la quemaron. “La familia está sana y salva, y la ausencia del marido le salvó la vida”, informa la misma fuente a ACN.
Los catequistas están actualmente en primera línea de la violencia en el país, ya que son ellos los encargados de velar por los fieles en numerosos pueblos. No todos corren la misma suerte que el catequista de Ziéla, que se encontraba fuera del pueblo cuando los terroristas atacaron: “Hace apenas seis meses, Édouard Yougbaré, catequista de Pouargoguin, a 7 km de Saatenga, fue brutalmente asesinado, dejando viuda y ocho hijos. Sus últimas palabras fueron: “¡Señor Jesús, ven a salvarme! ¡Señor Jesús, ven a salvarme!”, recuerda la fuente de ACN.
Ese mismo domingo, 20 de octubre, los terroristas atacaron también Kombembgo, un pueblo situado a 12 km de Saatenga. Según la información recogida por ACN, tres miembros de los Voluntarios para la Defensa de la Patria (VDP) y otro civil perdieron la vida durante ese ataque.
El VDP, un grupo de civiles que colaboran con las fuerzas armadas nacionales, desempeña un papel crucial en la defensa de las comunidades rurales desprotegidas, donde el ejército burkinés tiene dificultades para intervenir. “Gracias a la rápida reacción del VDP, que logró eliminar a algunos terroristas, estos no tuvieron tiempo de incendiar las casas de Kombembgo”, explica la fuente. Sin embargo, la implicación del VDP conlleva grandes riesgos. Así lo demostró el 19 de octubre, un día antes, un atentado en Piéla, a unos 150 kilómetros de Saatenga, en el norte de Fada N’Gourma. El pueblo fue atacado por más de 100 terroristas, que mataron a unas 13 personas, entre ellas dos miembros del VDP y una mujer católica.
Al parecer, esta incursión se llevó a cabo como represalia por el apoyo dado por la población al VDP. “Las mujeres habían ofrecido una motocicleta al VDP por su lucha por la paz, una acción que disgustó a los terroristas”, explicó una fuente local a ACN. “Los atacantes también incendiaron 16 casas, todas pertenecientes a familias católicas y desgraciadamente situadas en una colina, lo que permitió a los terroristas acercarse a Kouri sin ser detectados a tiempo”, añadió. Las infraestructuras esenciales como la clínica, la farmacia y el puesto del VDP también fueron destruidas. Los dos catequistas del pueblo lograron escapar y ahora están desplazados internos.
Kouri ya había sido objeto de otro ataque terrorista el 1 de junio de 2024, durante el cual hubo muertos y casas quemadas, lo que llevó a la creación del VDP para reforzar la seguridad local.
Un sacerdote local pidió oración por las víctimas y por la paz: “Pidamos al Señor que la paz vuelva a nuestro país y a todos los países que sufren a diario atentados asesinos, como Mali y Níger, y a las naciones en guerra como Ucrania, Israel y Líbano. Que nos guíe la oración de San Francisco de Asís: “Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Donde hay odio, haz que yo lleve el amor”.
Estas tragedias subrayan la urgencia de la situación de seguridad en Burkina Faso, donde los ataques terroristas comenzaron en 2015 y continúan devastando comunidades, dejando a su paso más de dos millones de desplazados internos.
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