(ZENIT Noticias / Valencia, España, 10.11.2024).- En una tranquila localidad del interior valenciano, Gilet, la paz de la comunidad franciscana del monasterio Santo Espíritu del Monte se ha visto abruptamente interrumpida. Un hombre armado, fuera de sí y clamando ser «Jesucristo», irrumpió violentamente en el monasterio en la mañana del sábado 9 de noviembre, dejando un saldo trágico: un fraile de 76 años ha perdido la vida y otros tres miembros de la comunidad permanecen hospitalizados con heridas de distinta gravedad.
El Ataque y la Huida del Agresor
El ataque tuvo lugar dentro de las instalaciones del monasterio, donde la mayoría de los frailes estaban descansando en sus habitaciones. Sin advertencia alguna, el intruso, descrito por testigos como un hombre corpulento de entre 30 y 40 años, utilizó diversos objetos contundentes, entre ellos palos y una botella, para agredir a los religiosos. Uno de los frailes, que logró escapar con heridas leves, narró cómo al escuchar los gritos de auxilio subió de inmediato para encontrar a sus compañeros siendo brutalmente golpeados, en un acto que ha descrito como de «ensañamiento y alevosía».
El agresor, quien vociferaba frases perturbadoras como “soy Jesucristo y voy a matar a los frailes”, escapó hacia las montañas tras causar el devastador ataque. Desde entonces, agentes de la Guardia Civil han desplegado un operativo en las inmediaciones del monasterio para capturarlo, aunque hasta el momento sigue en paradero desconocido.
Luto y Preocupación en la Comunidad Franciscana
La comunidad de frailes, integrada por apenas siete monjes, ha quedado profundamente conmocionada. Fray Juan Antonio, de 76 años, quien sufrió heridas graves, falleció posteriormente a causa de sus lesiones, sumiendo en duelo a sus hermanos de fe. Según declaraciones del ministro provincial de los franciscanos, fray Joaquín Zurera Ribó, los frailes enfrentan este momento “con lesiones en el cuerpo y dolor en el alma”, conscientes de la profunda huella que deja este acto violento en una fraternidad acostumbrada a la tranquilidad y el retiro espiritual.
Zurera Ribó aprovechó para hacer un llamado de atención a todas las fraternidades, instándolas a extremar las precauciones y reforzar la seguridad, con el fin de evitar el ingreso de personas que puedan representar algún peligro para los miembros de la comunidad.
Una Amenaza sin Explicación
Uno de los frailes que logró evitar el encuentro con el agresor expresó el temor que embarga a la comunidad tras la tragedia. “Estamos en medio del campo, y es inevitable tener miedo de que esta persona pueda volver”, confesó, reflejando la vulnerabilidad en la que han quedado sumidos tras el suceso. Aunque el monasterio cuenta con un pequeño hospedaje, estaba cerrado en el momento del ataque, lo que plantea interrogantes sobre cómo el agresor logró ingresar a las instalaciones.
La Respuesta y el Desafío de la Guardia Civil
El operativo de búsqueda del sospechoso continúa, en un esfuerzo que ha movilizado a agentes de la Guardia Civil y autoridades locales, quienes han manifestado su compromiso de capturar al agresor y esclarecer las circunstancias de este inexplicable ataque. El suceso ha conmocionado no solo a la comunidad franciscana de Gilet, sino también a vecinos de la localidad, que han mostrado su solidaridad y preocupación ante la violencia desatada en este lugar habitualmente apacible.
La comunidad de Gilet y el mundo religioso en general se encuentran ahora en duelo y en espera de justicia, mientras la vida en el monasterio intenta retomar su cauce en medio del luto y la inseguridad.
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