(ZENIT Noticias / Roma, 25.11.2024).- El cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot falleció el 25 de noviembre a la edad de 72 años. Conocido por su comportamiento amable, su profunda fe y su brillantez intelectual, el prelado español dejó un legado profundamente entrelazado con la visión del Papa Francisco de fraternidad y unidad global.
Una misión de diálogo y entendimiento
Como prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso desde 2019, el cardenal Ayuso fue una figura destacada en los esfuerzos del Vaticano por fomentar el diálogo entre las religiones. Su experiencia en estudios islámicos y su comprensión matizada del mundo árabe lo convirtieron en un asesor y colaborador inestimable en los viajes papales a regiones donde el diálogo interreligioso era esencial.
Acompañó a menudo al Papa Francisco en visitas históricas, incluido el histórico viaje a Irak en 2021, donde la presencia del Papa trajo esperanza a una nación marcada por el conflicto. Ayuso vio estas visitas como algo más que misiones diplomáticas; fueron oportunidades para encarnar el llamado de la Iglesia a la fraternidad.
En sus palabras, estos viajes tenían como objetivo transformar las percepciones: «Garantizan que el mundo vea más allá de la violencia y la desesperación, y que sea testigo de la resiliencia y la alegría de la gente».
Raíces en Sevilla y un camino de servicio
Nacido en Sevilla el 17 de junio de 1952, Ayuso se formó en la rica historia cultural y religiosa de su ciudad natal andaluza, donde se entrelazaban la herencia cristiana y la islámica. Inicialmente, cursó estudios de derecho, pero sintió un llamado más profundo a la vida religiosa y se unió a los Misioneros Combonianos en 1973.
Ordenado en 1980, su ministerio lo llevó a El Cairo, donde sirvió a inmigrantes y estudiantes sudaneses, y más tarde al propio Sudán durante su guerra civil. Estas experiencias consolidaron su compromiso con el entendimiento intercultural y la difícil situación de las comunidades marginadas.
Liderazgo académico
La trayectoria académica de Ayuso fue tan notable como su trabajo pastoral. Obtuvo títulos en teología y estudios islámicos, y llegó a ser presidente del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI) en Roma. Su rigor académico combinado con su sensibilidad pastoral lo convirtieron en una voz autorizada en cuestiones interreligiosas.
Testigo mundial de la unidad
Nombrado por el Papa Benedicto XVI como secretario del Dicasterio en 2012, la carrera de Ayuso culminó con su liderazgo como prefecto bajo el Papa Francisco. Su trabajo consistió en cultivar relaciones con líderes musulmanes, hindúes, budistas y de otras religiones, abogando por la paz y el respeto mutuo.
Desde facilitar diálogos en la Península Arábiga hasta participar en foros religiosos en Asia y África, Ayuso creía en el poder transformador del encuentro personal. Sus esfuerzos quedaron plasmados en el documento “Fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común”, firmado conjuntamente por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar en 2019.
Un último adiós
Los últimos años de Ayuso estuvieron marcados por problemas de salud que limitaron sus viajes, pero no su influencia. Incluso en su ausencia de los recientes viajes papales, su visión del diálogo como camino hacia la unidad resonó en las iniciativas interreligiosas en curso de la Iglesia.
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