(ZENIT Noticias / París, 04.12.2024).- París se prepara para un momento histórico: la icónica catedral de Notre Dame, devastada por un incendio catastrófico en abril de 2019, reabre sus puertas el 7 y 8 de diciembre. Las ceremonias tan esperadas marcan la finalización de un meticuloso esfuerzo de restauración de cinco años, que combina la modernidad con la fidelidad a su grandeza original.
La visita sorpresa de Trump a París
El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció su asistencia a la reapertura y dijo que era un honor presenciar la inauguración de la restauración de la catedral. «El presidente Emmanuel Macron se ha asegurado de que Notre Dame sea restaurada a su máxima gloria, e incluso más allá», escribió Trump en sus redes sociales.
Esta declaración inesperada agrega un foco internacional al evento, que ya atrae a una impresionante lista de dignatarios globales, incluidos casi 50 jefes de estado. Se han tomado medidas de seguridad estrictas, la Île de la Cité está cerrada al público y se han desplegado aproximadamente 6.000 agentes de seguridad para controlar la afluencia de asistentes.
Un renacimiento para la historia
La reapertura comienza con una ceremonia simbólica dirigida por el arzobispo Laurent Ulrich, que golpeará las puertas de la catedral con su báculo, recordando la tradición del Domingo de Ramos de 1955. Este acto anunciará las primeras oraciones cantadas en Notre Dame desde que comenzó la reconstrucción.
El famoso órgano de la catedral, dañado pero no destruido en el incendio, acompañará estos himnos. Al día siguiente, el 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, el arzobispo Ulrich celebrará una misa solemne a la que asistirán dignatarios, clérigos y fieles de todo el mundo.
Más de 170 obispos, incluidos representantes de las diócesis de Francia y de las Iglesias católicas orientales, han sido invitados, junto con sacerdotes de cada una de las 106 parroquias de París.
Una mezcla de tradición e innovación
Si bien el exterior de Notre Dame se mantiene fiel a su visión gótica original, se han incorporado toques modernos en el interior. Las actualizaciones incluyen un altar contemporáneo, un nuevo relicario para la Corona de Espinas y una elegante pila bautismal. Estas incorporaciones han suscitado debates entre los conservacionistas y los fieles, pero muchos han elogiado el equilibrio logrado entre honrar el pasado y abrazar el futuro.
El esfuerzo de restauración, que costó aproximadamente 700 millones de euros, superó las metas de recaudación de fondos en 140 millones de euros. Antes del incendio, Notre Dame atraía a más de 14 millones de visitantes anuales, y los funcionarios de París anticipan un nuevo aumento del turismo tras su reapertura.
La ausencia del Papa genera dudas
El Papa Francisco no podrá asistir a las celebraciones, ya que rechazó la invitación del presidente Macron. En su lugar, Francisco visitará la isla francesa de Córcega una semana después para un evento independiente. Esta decisión ha suscitado especulaciones, y algunos la consideran una oportunidad perdida para que el Vaticano participe en uno de los momentos más significativos de la historia católica en los últimos años.
Para mayor complejidad, el Papa tiene previsto crear 21 nuevos cardenales en Roma durante el mismo fin de semana de la reapertura de Notre Dame, lo que subraya las prioridades contrastantes del Vaticano y la Iglesia francesa.
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