(ZENIT Noticias / Belfast, 05.12.2024).- Una mujer norirlandesa, Claire Brennan, ha sido multada con 750 libras por rezar y sostener un cartel pro-vida cerca de una clínica de abortos en lo que las autoridades llaman una «zona de contención». Su condena el 2 de diciembre por parte del Tribunal de Magistrados de Coleraine ha reavivado intensos debates en torno a la libertad de expresión y la libertad religiosa en la región.
Una protesta convertida en batalla legal
El incidente ocurrió el 3 de octubre de 2023, frente al Hospital Causeway en Coleraine. Brennan, una devota católica y defensora activa de la vida, se encontraba dentro de la zona de contención restringida establecida para proteger a las mujeres que buscan servicios de aborto. Arrestada junto a su pareja, David Hall, las acciones de Brennan fueron filmadas y luego compartidas en línea por el grupo de defensa legal Christian Concern, destacando su postura pacífica y la posterior intervención de las autoridades.
Brennan se declaró inocente, argumentando que sus convicciones y acciones religiosas estaban protegidas por el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH). Sin embargo, el juez de distrito Peter Kind confirmó su condena, haciendo referencia a una decisión de la Corte Suprema del Reino Unido de 2022 que validó restricciones similares como un medio para equilibrar los derechos de protesta frente a la privacidad y la dignidad de quienes buscan abortos.
“Un deber moral de proteger a los inocentes”
Durante su testimonio, Brennan, de 53 años, presentó una defensa apasionada basada en su fe cristiana. Jurando sobre la Biblia, declaró: “Estaba cumpliendo con mi deber moral de defender al más pequeño de nosotros”. Citando Proverbios 24:11, enfatizó su responsabilidad de intervenir por los no nacidos, comparando su defensa con el trabajo de los servicios de emergencia que salvan vidas.
El testimonio de Brennan criticó tanto al gobierno como a las leyes que restringen las protestas en torno a las clínicas de aborto. “El gobierno, en su arrogancia, cree que puede anular a Dios”, afirmó, condenando la legislación por ser contraria a las Sagradas Escrituras.
Expresó su preocupación por lo que considera una erosión de las libertades cristianas, afirmando: “Hoy, están alejando a los cristianos de los centros de aborto. Mañana, serán las plazas públicas y los centros urbanos”.
Implicaciones más amplias para la libertad de expresión
El caso de Brennan se ha convertido en un punto de encuentro para quienes se oponen a las zonas de contención y a restricciones más amplias a las expresiones públicas de fe. Su comparación del gobierno actual con una dictadura refleja un creciente malestar entre las comunidades religiosas, en particular a medida que aumentan los informes de arrestos de predicadores callejeros en todo el Reino Unido.
Si bien su condena se enmarcó como una cuestión de mantener el acceso a la atención médica, los críticos argumentan que simboliza un efecto paralizante sobre la libertad de expresión. Brennan tiene previsto apelar el veredicto, y ha declarado: *“Me siento traicionada por mi gobierno, pero estoy orgullosa de haber hablado en favor de los no nacidos y de Cristo”.*
Apoyo desde el otro lado de las fronteras
El fallo ha atraído la atención internacional, con mensajes de apoyo a Brennan que han llegado desde toda Irlanda y más allá. Su caso ha provocado nuevos llamamientos al diálogo sobre el equilibrio entre la protección de las libertades individuales y la salvaguarda del acceso a los servicios médicos.
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