(ZENIT Noticias / Santiago de Compostela, 23.07.2025).- La Santa Sede fue uno de los primeros Estados de Europa en reconocer al Estado de Palestina tras los Acuerdos de Oslo de 1993, base legal que ampara el derecho de los palestinos a un Estado.
El reconocimiento del Estado de Palestina por la Santa Sede reafirma el apoyo de la Iglesia a la solución negociada del conflicto palestino-israelí, según el Acuerdo global firmado el 26 de junio de 2015 entre la Santa Sede y el Estado de Palestina.
Aquel acuerdo propuso la solución final de dos Estados, Israel y Palestina, en coexistencia pacífica con igual dignidad. El acuerdo suscribió la libertad de religión y conciencia, derechos que el Estado palestino se comprometió a proteger, garantizando el ejercicio del culto en los lugares sagrados de la cristiandad y el derecho de la Iglesia católica local a participar en actividades sociales, caritativas y educativas.
El 30 de diciembre de 1993 se firmó el Acuerdo fundamental entre la Santa Sede y el Estado de Israel y, antes del ataque de Hamás contra ciudadanos judíos en septiembre 2023, el arzobispo Paul Richard Gallagher, eje de la diplomacia vaticana, abogó en la ONU por un plan de paz que no fuera «en detrimento de las poblaciones locales ni de las legítimas reivindicaciones de israelíes y palestinos».
Después del ataque «inhumano» de Hamás contra Israel, el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, coincidió con el Papa Francisco en que «los atacados tienen derecho a defenderse» y subrayó la solución de dos Estados «que permita a palestinos e israelíes vivir uno al lado del otro en paz y seguridad».
Más allá de los procesos diplomáticos, el papa Francisco pidió el 8 de junio de 2024 que la ayuda humanitaria llegara urgentemente a los palestinos en Gaza y la aceptación de Israel y Hamas a las propuestas de cese al fuego y la liberación de los rehenes.
La oposición del pontífice a la ofensiva israelí contra Gaza llevó a las autoridades israelíes a una tibia respuesta a la noticia de su muerte y el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí eliminó la publicación de pésame en sus cuentas oficiales, enviando al funeral del Papa a su embajador Yaron Sideman, la representación de nivel más bajo posible a un evento de estas características.
En ese contexto, una delegación de las Naciones Unidas (concretamente la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) visitó el 1 de julio la parroquia de la Sagrada Familia, iglesia católica de rito latino en Gaza, donde están acogidas cientos de personas, católicas, ortodoxas y musulmanas, desplazadas por la guerra.
El párroco, el sacerdote argentino Gabriel Romanelli, comentó que «fue su primera visita aquí a la parroquia. La delegación quería comprobar nuestras condiciones, saludó a nuestras personas desplazadas y recogió sus testimonios de angustia».
«A pesar de la situación crítica, los representantes de la ONU visitaron las instalaciones de la parroquia, recorrieron el recinto y también dedicaron tiempo a los niños gravemente discapacitados, todos de familias musulmanas, que son cuidados amorosamente por las Misioneras de la Caridad», dijo Romanelli.
Desde el inicio de la guerra, la parroquia de Gaza ayuda a la población local de palestinos heridos o desplazados.
La presencia de los representantes de la ONU muestra que la Iglesia católica se ocupa en atender a quienes viven en Gaza, población que no sabe qué esperar, pues se les dicen mucho «que una tregua es inminente», pero solo reciben órdenes de evacuación «en previsión de operaciones militares», según declaró el padre Romanelli.
Tras la visita de los representantes de la ONU, explicó el sacerdote, “tuvimos una oración por la paz en la iglesia. Cuando se despidieron, nos dieron las gracias por el trabajo de solidaridad y hospitalidad que llevamos a cabo para la comunidad cristiana y las muchas familias musulmanas necesitadas que viven aquí en nuestro barrio».
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