(ZENIT Noticias / Abu Dabi, 23.08.2025).- Cuando el Vaticano presentó un nuevo calendario litúrgico para el Vicariato Apostólico de Arabia Meridional (AVOSA) en agosto, hizo mucho más que ajustar las fechas de festividades y conmemoraciones. Forjó una identidad espiritual distintiva para los católicos dispersos por Yemen, Omán y los Emiratos Árabes Unidos, creyentes que a menudo practican su fe discretamente en sociedades de mayoría musulmana.
El obispo Paolo Martinelli, quien dirige el vicariato desde Abu Dabi, enmarcó la iniciativa como un esfuerzo para fortalecer la memoria y la pertenencia en una comunidad compuesta principalmente por trabajadores migrantes. El mensaje es claro: el catolicismo en el Golfo no es un trasplante sin raíces, sino una fe entretejida en la larga y a menudo olvidada historia cristiana de la región.
En el centro del calendario se encuentran nuevos patronos. San Pedro y san Pablo, fundadores de la Iglesia apostólica, ahora guían oficialmente a AVOSA como sus pilares de fe, honrados el 29 de junio. Junto a ellos se encuentra la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de Arabia, declarada patrona de toda la Península Arábiga. Su festividad se celebrará el sábado siguiente al Bautismo del Señor, un recordatorio de que incluso en tierras donde el cristianismo es minoritario, María es invocada como protectora e intercesora.
El calendario también rescata voces de la propia tierra de Arabia. Entre ellas se encuentran mártires del siglo VI como Arethas y sus compañeros, testigos de la fe en el Yemen preislámico, y el rey Caleb de Etiopía, más conocido como San Elesbaan, quien defendió a los cristianos de la región. La inclusión de figuras modernas como el beato Charles Deckers, sacerdote misionero que fomentó el diálogo interreligioso en Yemen antes de morir mártir en Argelia, refleja la conciencia de que el testimonio de la Iglesia en Arabia es a la vez antiguo y contemporáneo.
Para fortalecer la unidad de esta Iglesia diversa, dos conmemoraciones destacarán su presencia viva: la dedicación de la Catedral de San José en Abu Dabi el 25 de febrero y un recuerdo anual, el 5 de noviembre, de todos los misioneros que sirvieron en el vicariato. Para una congregación multilingüe y multiétnica, estas fiestas subrayan la unidad de una Iglesia compuesta por muchas naciones, pero reunida en torno a un solo altar.
Más allá de las fronteras de Arabia, el calendario se extiende al Oriente cristiano en general. Nombres como Cosme y Damián, Simeón el Estilita y los mártires sirios Sergio y Baco marcan ahora la vida litúrgica de AVOSA. Incluso se honra a San Isaac el Sirio, un asceta del siglo VII venerado en todas las tradiciones cristianas. Su inclusión, junto con figuras bíblicas como Abraham, Moisés y Job, revela el horizonte ecuménico del vicariato, afirmando los vínculos con la espiritualidad de todo el Medio Oriente.
El Vaticano también estableció tres días penitenciales anuales para AVOSA, alineándolos con los ritmos tanto del año litúrgico como de las estaciones naturales. En estos viernes, los fieles rezarán por las vocaciones, por la paz y en gratitud por los frutos de la creación. En una región donde los recursos naturales son a la vez abundantes y disputados, las oraciones adquieren un carácter más urgente, vinculando la ecología con la espiritualidad.
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