(ZENIT Noticias / París, 02.10.2025).- París, Francia, se enfrenta a una preocupante escalada de hostilidad contra los cristianos, con nuevas cifras que muestran un fuerte aumento de los ataques a iglesias, símbolos religiosos y a los propios creyentes. Tan solo en los primeros cinco meses de 2025, las autoridades han registrado 322 incidentes anticristianos, un aumento del 13 % en comparación con el mismo período del año anterior.
Lo que durante mucho tiempo se ha descrito como una realidad poco denunciada ahora es imposible de ignorar. Ochenta y seis senadores, casi una cuarta parte de la cámara alta francesa, han hecho un llamamiento público instando al gobierno a tomar medidas decisivas para proteger a los cristianos de la misma manera que protege a otras comunidades religiosas. El llamamiento, iniciado por la senadora Sylviane Noël y publicado en la plataforma Boulevard Voltaire, fue firmado por legisladores de diferentes alineaciones políticas.
La declaración no tiene pelos en la lengua: «¿Sigue ardiendo Notre Dame?» «¿Qué pasó?», pregunta retóricamente, recordando el incendio de la catedral como símbolo de una negligencia generalizada. Detalla un fuerte aumento en los robos de objetos sagrados —820 casos el año pasado, en comparación con 633 en 2022—, junto con profanaciones, incendios provocados e incluso agresiones físicas. «No pasa una semana sin que la prensa regional o las redes sociales informen de nuevos ataques, desde vandalismo y profanación hasta incendios deliberados o violencia contra los fieles», advierten los senadores.
Episodios recientes ilustran la magnitud de la crisis. Solo en la región de las Landas, al menos 27 iglesias han sido vandalizadas en cuestión de semanas. En Niza, una cruz de carretera fue profanada en el Boulevard de la Madeleine. Y en Lyon, la tragedia golpeó a la comunidad asirio-caldea cuando Ashur Sarnaya, de 45 años, quien había huido de la persecución en Irak, fue asesinado frente a su casa el 10 de septiembre mientras transmitía en vivo en redes sociales.
Los senadores ahora exigen la creación de un registro nacional para monitorear los actos anticristianos, junto con un sistema de apoyo para las víctimas. Argumentan que dicho mecanismo debe ser accesible, transparente y eficiente. Más allá de las estadísticas, plantean el problema como uno que afecta a la propia identidad de Francia.
“Lo que está en juego”, declara el llamamiento, “es nuestra cohesión nacional, nuestra fidelidad a la historia de Francia y a sus raíces cristianas, y nuestra verdadera adhesión al principio de laicidad; no como la supresión de la religión, sino como la garantía de que toda fe pueda expresarse con dignidad y seguridad”.
El silencio de gran parte de los principales medios de comunicación también ha sido objeto de escrutinio. Los críticos sugieren que, si bien los ataques a otras confesiones religiosas suelen generar una rápida cobertura y respuestas políticas, los incidentes contra cristianos suelen tratarse como aislados o menores. Sin embargo, las cifras acumuladas y la creciente alarma entre los legisladores revelan una historia diferente: la de una creciente hostilidad que amenaza con socavar tanto la armonía social como el compromiso de Francia con la igualdad de protección ante la ley.
Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace.
