(ZENIT Noticias / Roma, 07.12.2025).- Un nuevo proyecto cinematográfico en marcha en Roma combina de forma inesperada la presencia de Hollywood, la erudición vaticana y la intriga arqueológica centenaria. En el centro de la película se encuentra Chris Pratt, quien ha asumido la tarea de guiar a los espectadores a través de uno de los sitios más significativos y menos accesibles de la historia cristiana: la Necrópolis Vaticana y la tumba del apóstol Pedro.
La producción, una colaboración entre Vatican Media, la Fabbrica di San Pietro y AF Films, se está elaborando con la vista puesta en un año clave. Su estreno está previsto para 2026, cuando la Iglesia conmemora cuatro siglos desde la finalización y dedicación de la actual Basílica de San Pedro. El aniversario ofrece un marco ideal para un proyecto que busca no solo narrar la historia, sino también interpretar el significado de un sitio que ha moldeado la imaginación cristiana durante casi dos milenios.
La participación de Pratt añade una dimensión cinematográfica global a una historia que normalmente permanece relegada a informes arqueológicos y visitas guiadas con acceso limitado. En declaraciones a Vatican News, describió su participación como un privilegio extraordinario y expresó su gratitud por la confianza y el acceso que se le concedió. Para el actor, el proyecto se centra menos en el espectáculo y más en iluminar los cimientos de una tradición religiosa cuyos orígenes se remontan a un pescador ejecutado durante el reinado de Nerón.
La directora de la película, la española Paula Ortiz, aporta a la iniciativa un estilo conocido por combinar la poesía visual con la intuición histórica. Trabaja a partir de un guion de Andrea Tornielli, con el apoyo del veterano conservador del Vaticano, Pietro Zander. Su objetivo es permitir a los espectadores descender, tanto figurativa como literalmente, bajo la majestuosidad marmórea de San Pedro y adentrarse en la compleja historia de la Colina Vaticana, donde antiguamente se extendían las necrópolis romanas antes de que Constantino remodelara el paisaje para construir la primera basílica.
Esa transformación de la colina, que requirió nivelar el terreno y construir sobre la tumba de Pedro, se convirtió en uno de los primeros testimonios arquitectónicos de la perdurable importancia del apóstol. Desde el siglo IV, los cristianos acudieron en masa al lugar, convencidos de que la humilde tumba del pescador se había convertido en el punto de referencia de la memoria de la Iglesia. Muchos deseaban ser enterrados cerca de él, creando una compleja red de tumbas y mausoleos que permanecieron ocultos tras siglos de construcción.
El arco narrativo del documental recorre el redescubrimiento de este mundo enterrado, comenzando con las excavaciones secretas autorizadas por el papa Pío XII en 1940. Diez años después, el Vaticano anunció oficialmente la ubicación de lo que consideraba la tumba de Pedro. Estudios y hallazgos posteriores llevaron al papa Pablo VI, en 1968, a declarar que los restos descubiertos podían considerarse con seguridad los del propio apóstol: fragmentos pequeños en cantidad, pero de inmenso peso simbólico.
Al combinar evidencia histórica, testimonio arqueológico y narrativa cinematográfica, el documental pretende dar vida a un viaje que hasta ahora solo ha sido accesible a especialistas o pequeños grupos de peregrinos. La producción promete imágenes exclusivas del interior de la necrópolis, que revelan los estrechos pasadizos, las antiguas inscripciones y los primeros marcadores cristianos que han marcado el debate académico durante décadas.
Mientras continúa el rodaje bajo la imponente cúpula de la basílica, el proyecto se prepara para ofrecer algo excepcional: una narrativa visual capaz de conectar la fe con la historia sin reducir ninguna de las dos. Con Pratt a la cabeza, la historia de Pedro —discípulo, mártir y figura fundamental— podría llegar a un público que nunca imaginó descender a las profundidades ocultas del Vaticano.
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