(ZENIT Noticias / Roma, 09.12.2025).- Una nueva línea divisoria se ha abierto en la teología católica contemporánea, ya que la reciente aclaración del Vaticano sobre los títulos marianos ha provocado una respuesta inusualmente contundente por parte de una de las principales asociaciones mundiales de mariólogos. Su crítica, emitida en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, refleja una profunda inquietud ante lo que consideran un retroceso en la enseñanza magisterial de larga data y una posible disrupción de la vida pastoral en toda la Iglesia.
En el centro de la controversia se encuentra Mater Populi Fidelis, la nota publicada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) a principios de noviembre, firmada por el cardenal Víctor Manuel Fernández. Presentada como una aclaración pastoral y doctrinal, el documento reitera la dependencia de María de Cristo y advierte contra el uso de un lenguaje que, a juicio del DDF, podría oscurecer la primacía absoluta de la mediación de Cristo. Sin embargo, su tratamiento de los títulos de «Corredentora» y «Mediadora de Todas las Gracias» ha suscitado las reacciones más intensas. La Comisión Teológica de la Asociación Mariana Internacional (IMATC), compuesta por cardenales, obispos y más de cuarenta teólogos de renombre internacional, argumenta que la nota ignora siglos de enseñanza papal y juzga erróneamente el valor doctrinal de los títulos que han moldeado la devoción mariana desde la Iglesia primitiva hasta la actualidad. Su respuesta de más de 20 páginas, preparada por el mariólogo italiano Serafino Lanzetta, examina el documento con comedida cortesía, pero con evidente preocupación.
El problema principal es la terminología. La afirmación de la DDF de que el título de Corredentora es «siempre inapropiado» en algunos idiomas, o «siempre inoportuno» en otros, despertó inmediatamente la alarma entre los académicos. Argumentan que un término utilizado por santos, místicos y múltiples papas —incluidos Pío XI, Pío XII y Juan Pablo II— no puede simplemente descartarse sin generar confusión o cuestionar la enseñanza papal del pasado. Si un título aprobado y empleado durante siglos se considera ahora inadecuado incluso para futuros documentos magisteriales, argumentan, los fieles merecen una explicación clara de cómo se justifica tal cambio.
Los eruditos también rechazan la idea de que el término corra el riesgo de eclipsar a Cristo. Para ellos, la comprensión católica clásica de la cooperación de María en la salvación nunca rivaliza con el papel único de Cristo; más bien, enfatiza que su participación es subordinada, derivada y totalmente dependiente de su acto redentor. Los mariólogos señalan con frecuencia la imagen patrística de María como la Nueva Eva —una analogía reafirmada repetidamente en los escritos papales— como evidencia de que su cooperación se ha entendido desde hace mucho tiempo como distinta, pero profundamente integrada en el misterio de la redención.
Su segunda objeción importante se refiere al título de Mediadora de Todas las Gracias. Mater Populi Fidelis expresa reservas sobre su claridad doctrinal y utilidad pastoral, pero el IMATC insiste en que al menos doce papas a lo largo de cuatro siglos han enseñado la mediación universal de María con autoridad. Varias encíclicas papales, señalan, contienen afirmaciones explícitas de la intercesión maternal de María como canal —secundario y dependiente, pero real— a través del cual las gracias llegan a los fieles. Ignorar este conjunto de enseñanzas, argumentan, corre el riesgo de dar la impresión de que el Vaticano está socavando su propia continuidad magisterial.
Los académicos destacan una preocupación adicional: la ausencia en el documento del DDF de la teología positiva de María articulada en los textos papales modernos, especialmente en la encíclica Redemptoris Mater de Juan Pablo II. Esta encíclica presentó la unión maternal de María con Cristo no solo como intercesora, sino como íntimamente integrada en el drama de la salvación. Al dejar de lado esta línea de pensamiento, los expertos temen que Mater Populi Fidelis constriñe, en lugar de aclarar, la doctrina mariana que la Iglesia ha articulado gradualmente a lo largo de los siglos.
Este choque de interpretaciones no es meramente académico. La devoción mariana está entretejida en la vida cotidiana de innumerables católicos: el Rosario, la Medalla Milagrosa, el Escapulario y numerosas congregaciones y asociaciones cuya identidad presupone alguna forma de mediación mariana. El IMATC advierte que la ambigüedad sobre los fundamentos doctrinales puede perturbar a estas comunidades y suscitar dudas innecesarias entre los fieles. Grupos como la Legión de María, señalan, han construido gran parte de su espiritualidad en torno a principios teológicos que el documento del DDF describe como pastoralmente problemáticos.
La respuesta se basa en una preocupación más amplia: que Mater Populi Fidelis pueda legitimar involuntariamente una cristología reduccionista que subestima la cooperación humana en la redención, incluida la de María. Los académicos advierten que este enfoque se asemeja más a ciertos marcos protestantes que a la síntesis católica desarrollada a partir de las Escrituras a través de los Padres y reafirmada por los papas modernos. Describen esta tendencia como un «antidesarrollo», una regresión más que una maduración orgánica de la doctrina.
A pesar del tono agudo de la crítica, el IMATC insiste repetidamente en su intención de entablar un diálogo eclesial genuino. El grupo expresa su esperanza de que las preocupaciones planteadas, tanto doctrinales como pastorales, impulsen una reconsideración de la nota y una articulación más integral del papel de María en la historia de la salvación. Su llamado se dirige, en última instancia, al Papa León XIV, a quien recientemente solicitaron que restablezca la confianza entre los fieles reafirmando los venerables títulos y enseñanzas asociados con la devoción mariana.
El intercambio revela una Iglesia que navega por un delicado equilibrio: afirmar el núcleo cristocéntrico de su fe y, al mismo tiempo, honrar una tradición teológica centenaria que considera a María inseparablemente ligada a la obra redentora de su Hijo. Que Mater Populi Fidelis se convierta en un punto de referencia para la renovación o en un catalizador para un mayor debate probablemente dependerá de cómo responda el Vaticano a este desafío inusualmente unificado y públicamente articulado por destacados estudiosos marianos.
Aquí el documento completo de respuesta.
Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace.
