¿Cómo la música y el sonido genera experiencias de asombro? Investigadores de Stanford inician investigación sobre sonido y trascendencia

En el núcleo del proyecto se encuentra una hipótesis provocadora. Muchos lugares sagrados, argumentan los investigadores, producen efectos acústicos que alteran las expectativas sensoriales habituales. Los ecos difuminan los límites espaciales, las fuentes sonoras se vuelven difíciles de localizar, las distancias parecen alargarse o desaparecer

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(ZENIT Noticias / Roma 23.12.2025).- ¿Cómo sonaba la trascendencia hace siglos, antes de que los micrófonos, la amplificación o las modificaciones arquitectónicas modernas transformaran los espacios sagrados? Un equipo de investigación de la Universidad de Stanford intenta responder a esta pregunta no solo a través de la teología o la arqueología, sino a través del sonido.

Al reconstruir digitalmente la acústica de algunos de los sitios con mayor carga espiritual del mundo, el proyecto busca comprender cómo la música, la arquitectura y la percepción humana convergieron para generar experiencias de asombro, reverencia y lo sublime en civilizaciones anteriores. Catedrales renacentistas en Italia, cuevas paleolíticas en Francia, antiguas tumbas egipcias y espacios ceremoniales incas en los Andes forman parte de un ambicioso esfuerzo por recuperar lo que los creyentes y fieles pudieron haber oído y sentido alguna vez.

La iniciativa, titulada Sonido, Espacio y la Estética de lo Sublime, está financiada por la Fundación Templeton y dirigida por Jonathan Berger, profesor de composición y teoría musical en Stanford y especialista en cognición musical en el Centro de Investigación Informática en Música y Acústica de la misma universidad. Berger y su equipo interdisciplinario se interesan menos por la nostalgia que por los mecanismos: cómo se comporta el sonido en la arquitectura sagrada, cómo interactúa ese comportamiento con la percepción visual y por qué ciertos entornos evocan constantemente respuestas espirituales o trascendentes en distintas culturas y épocas.

En el núcleo del proyecto se encuentra una hipótesis provocadora. Muchos lugares sagrados, argumentan los investigadores, producen efectos acústicos que alteran las expectativas sensoriales habituales. Los ecos difuminan los límites espaciales, las fuentes sonoras se vuelven difíciles de localizar, las distancias parecen alargarse o desaparecer. Lo que los ojos perciben como finito y material, los oídos lo experimentan como expansivo y elusivo. Esta disonancia sensorial, sugieren, podría ser uno de los motores ocultos del asombro religioso.

Estos entornos pueden crear lo que Berger describe como impresiones de inmensidad e indeterminación. Los oyentes pueden tener dificultades para determinar el origen de un sonido, cuántas voces o instrumentos intervienen o la distancia a la que podría estar la fuente. La incertidumbre resultante, en lugar de causar incomodidad, a menudo abre la puerta a una sensación de lo etéreo: la impresión de estar ante algo más grande que uno mismo.

Para poner a prueba estas ideas, el equipo está construyendo una biblioteca creciente de espacios acústicos virtuales. Estos entornos modelados digitalmente permiten a los participantes escuchar la música o el sonido tal como habría resonado hace siglos o incluso milenios, mientras los investigadores miden las respuestas emocionales, cognitivas y perceptivas. Siempre que es posible, el trabajo se complementa con experimentos en lugares físicos, fundamentando las reconstrucciones virtuales en la experiencia del mundo real.

Uno de los ejemplos más impactantes proviene de Florencia. El equipo ha «auralizado» Nuper rosarum flores, el motete compuesto por Guillaume Dufay para la consagración de la Catedral de Santa María del Fiore en 1436. Al colocar la música dentro de un modelo virtual preciso del Duomo, los investigadores pueden aproximarse a cómo podría haber sonado el motete bajo la cúpula recién terminada de Brunelleschi, una maravilla arquitectónica y simbólica de su época. Pocas iglesias de esta escala han sobrevivido sin alteraciones acústicas significativas, lo que hace que estas reconstrucciones sean particularmente valiosas.

El alcance del proyecto se extiende mucho más allá de la Europa cristiana. Un modelo virtual de la cueva de Chauvet, en el sur de Francia, hogar de algunas de las pinturas rupestres más antiguas del mundo, se ha utilizado para recrear paisajes sonoros del Paleolítico con instrumentos modelados a partir de herramientas de percusión prehistóricas. Los resultados sugieren que incluso hace decenas de miles de años, el sonido pudo haber desempeñado un papel deliberado en la actividad ritual o simbólica, interactuando con espacios cerrados para intensificar el impacto sensorial.

El interés de los arqueólogos ha ampliado constantemente el alcance geográfico y cultural del proyecto. Las colaboraciones en curso incluyen estudios en Egipto y Perú, mientras que un miembro del equipo se centra en la arqueología islámica y las tradiciones acústicas de Turquía. En cada caso, el sonido se convierte en una lente a través de la cual se puede reexaminar la vida religiosa antigua, complementando los restos materiales y el análisis visual.

Los artistas también forman parte del experimento. Músicos e intérpretes son invitados a estos espacios virtuales para observar cómo adaptan instintivamente su interpretación a condiciones acústicas desconocidas. Sus elecciones —tempo, articulación, dinámica— ofrecen más pistas sobre cómo los paisajes sonoros sagrados pueden haber moldeado las prácticas litúrgicas y rituales a lo largo del tiempo.

Las implicaciones de la investigación van mucho más allá de la curiosidad histórica. Al aislar las características acústicas que evocan trascendencia de forma fiable, el equipo espera arrojar luz sobre cuestiones más amplias sobre la cognición, la espiritualidad y la estética humanas. ¿Por qué cierta música, escuchada en ciertos espacios, incita a las personas al silencio, la contemplación o la reverencia? ¿Y estas respuestas son culturalmente aprendidas, biológicamente arraigadas o algo intermedio?

El proyecto culminará el próximo año con una reunión final del grupo de investigación completo en Stanford, donde se pondrán en común los hallazgos de diversas disciplinas. Si bien los sonidos del pasado nunca podrán recuperarse por completo, este trabajo sugiere que algo esencial —un eco de la larga búsqueda de significado de la humanidad— aún puede escucharse.

Al escuchar atentamente los espacios antiguos, los investigadores no solo reconstruyen la historia. Le recuerdan a un mundo moderno, a menudo saturado de ruido, que el silencio, la resonancia y el misterio alguna vez trabajaron juntos para abrir el espíritu humano hacia el infinito.

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Jorge Enrique Mújica

Licenciado en filosofía por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, de Roma, y “veterano” colaborador de medios impresos y digitales sobre argumentos religiosos y de comunicación. En la cuenta de Twitter: https://twitter.com/web_pastor, habla de Dios e internet y Church and media: evangelidigitalización."

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