(ZENIT – 21 junio 2019).- Dada la grave situación que atraviesa el país, inmerso en la corrupción y la violencia, los obispos haitianos han presentado de nuevo la propuesta del pasado mes de mayo de dedicar “un año de oración y adoración por la salvación del Haití», iniciado en Pentecostés y que se prolongará hasta dicha solemnidad en 2020″, según indica Vatican News.
En los últimos meses, la flagrante corrupción del gobierno de Haití continúa generando protestas y una ola de caos y violencia que causa mayores dificultades a una población severamente empobrecida.
En su mensaje, la Conferencia Episcopal Haitiana (CEH), de acuerdo a la información ofrecida por Vatican News, declara que “¡La situación es grave! Los acontecimientos de los últimos días deben cuestionar el sentido de la ciudadanía y la conciencia patriótica de todos”. Al mismo tiempo, instan a “actuar en sinergia para salvar a Haití, nuestra patria y nuestro hogar común. No debemos ser indiferentes. Haití no es un ‘negocio’ de los demás, sino de cada haitiano”.
Por otra parte, los prelados manifiestan que desean “renovar nuestra llamada al amor, al patriotismo, a la conversión y a la oración, para sacar a nuestro pueblo del abismo en el que se encuentra y conducirlo por un camino de esperanza y dignidad. Dirijamos nuestra mirada a Cristo, Redentor y Salvador del hombre y de toda la humanidad».
Corrupción y pobreza
La corrupción es una práctica generalizada en Haití y los miembros del episcopado describen que se trata ya de “un mal endémico” de la nación, “un flagelo social” que afecta negativamente a la vida política, democrática y a la paz en esta región caribeña.
Por otro lado, el mensaje subraya que el país sigue empobreciéndose “sistemáticamente” debido a la «codicia» de los gobernantes «que no tienen en cuenta la difícil situación de las personas en dificultad y no contribuyen al progreso y al desarrollo nacional».
Propuesta: orar y adorar
Como propuesta a la grave situación, los obispos comunican en el escrito que han decidido relanzar la consabida iniciativa de ofrecer un año de oración y adoración “por la salvación del país”, en la que cada obispo, junto con los sacerdotes de la diócesis, decidirán las actividades que mejor se adapten a la realidad de sus respectivas jurisdicciones.
A través de dicha propuesta, el episcopado haitiano espera “que este proceso traiga una renovación espiritual y libere nuestras vidas de todos los gérmenes de muerte que pueden mantenernos en esta crisis generalizada», ya que el Haití, “quiere y debe respirar aire nuevo”.