(ZENIT – 10 julio 2019).- Tras celebrarse la segunda Asamblea Ordinaria Anual, el pasado 4 de julio de 2019, los obispos de la Conferencia Episcopal Panameña difundieron un comunicado para ofrecer sus reflexiones.
En esta asamblea, los prelados trabajaron en torno a los principales temas que atañen a la realidad eclesial y social de Panamá.
Realidad eclesial
En el ámbito eclesial, con respecto a la formación y protección de la niñez, los obispos han reiterado su “tolerancia cero” ante el crimen de los abusos, indicando que “todos tenemos la responsabilidad de denunciar el abuso, el maltrato, el ‘bulling’ y evitar la impunidad” y que ”la verdad, la transparencia, deben ser las normas para atender las denuncias de estos abusos”.
Con el fin de impulsar una educación sexual integral y tras la reciente publicación por parte Congregación para la Educación Católica del documento “Varón y mujer los creó”, que incluye orientaciones sobre sexualidad, los obispos se comprometen a divulgarlo y promoverlo, tanto en la Iglesia como en la sociedad panameña. Con ello pretenden “contribuir a una sana sexualidad de nuestra niñez y juventud, amenazada por la desorientación antropológica, que ha contribuido a desestructurar la familia, con la tendencia a cancelar las diferencias entre el hombre y la mujer, consideradas como simples efectos de un condicionamiento histórico-cultural”.
Sobre el tema de la ecología integral, los obispos ratifican lo expresado en la encíclica Laudato Si’ y manifiestan una atención pastoral especial hacia este asunto, pues “se necesita una ‘conversión ecológica’, que nos lleve a nuevas relaciones y actitudes de respeto y cuidado con nuestra ‘casa común’” y es preciso “vivir una ecología integral que implica necesariamente una nueva dimensión económica, social, ambiental, cultural, espiritual”.
En torno a la realidad eclesial, los miembros del episcopado también han hecho referencia en el comunicado a la adhesión al Santo Padre durante la fiesta de san Pedro y san Pablo. Francisco les pidió recientemente no perder las particularidades que observó durante la Jornada Mundial de la Juventud de Panamá en 2019 (el diálogo intergeneracional, la atención pastoral a la niñez, el encuentro con indígenas y afrodescendientes, que hablan de la nobleza del pueblo panameño) y los obispos asumen “darle seguimiento a estas experiencias que han enriquecido a nuestra Iglesia Católica en Panamá”.
Con respecto a los jóvenes, los prelados anuncian el lanzamiento del Trienio Juvenil, de 2019 a 2022, que indagará en la exhortación Post sinodal “Cristo Vive” y señalan que “la próxima Asamblea Nacional de Pastoral Juvenil será un punto de partida para revitalizar la participación de los jóvenes en la vida de la Iglesia”.
Asimismo, el texto agradece en su contenido los servicios pastorales de aquellos miembros de la Iglesia local que se han retirado este año de sus cargos y comunican la realización del Año Jubilar del Seminario de San José, en el marco de la celebración de los 50 años de la reapertura de este centro de formación sacerdotal.
Realidad Nacional
Con respecto a la situación de la sociedad panameña, los miembros de la Conferencia Episcopal dan la bienvenida a las “nuevas autoridades” recién elegidas, sobre las que “recae el gran desafío de recuperar la credibilidad del pueblo”.
En este sentido, proponen como prioridad “fomentar el diálogo entre todos los sectores para que juntos busquemos las líneas de acción transformadoras que beneficien a las comunidades, particularmente a las más necesitadas, es de gran prioridad para avanzar positivamente”.
Además enumeran algunos de los temas nacionales pendientes de resolver: “la problemática de la CSS (Caja de Seguro Social), los altos costos y escasez de los medicamentos, la calidad y equidad en la educación, los riesgos de la minería y otros atentados a la ecología, los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, la moratoria judicial y desigualdad en el trato de la justicia (…)”
Y, por último, recuerdan que los nuevos gobernantes tienen en sus manos la posibilidad de “recuperar la confianza del pueblo con una gestión de gobierno centrada en la dignidad de la persona y el bien común; y los ciudadanos la responsabilidad desde cada una de sus esferas de aportar a la construcción de un mejor Panamá”.