(ZENIT – 25 nov. 2019).- «Creo que todo el mundo debería ser consciente de que las bombas atómicas fueron lanzadas, no sobre Hiroshima y Nagasaki, sino sobre toda la humanidad» relató Kojí Hosokawa, superviviente del artefacto nuclear que explotó en Hiroshima del 6 de agosto de 1945.
Ayer, 24 de noviembre de 2019, en el Memorial de la Paz de Hiroshima, el Papa Francisco presidió un Encuentro por la Paz. En él, se leyó el testimonio de Kojí Hosokawa, que no pudo acudir al acto.
Para este superviviente, «la guerra enloquece a la gente, y la locura final es la bomba atómica que negó la existencia humana».
Por otra parte, aunque afirma que le queda «poco tiempo», considera que «transmitir la experiencia de Hiroshima a la próxima generación es la última misión que se nos ha asignado a nosotros, los supervivientes de la bomba atómica».
A continuación sigue el testimonio completo de Kojí Hosokawa.
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Testimonio de Kojí Hosokawa
Hacia el final de la guerra, el 6 de agosto de 1945, la bomba atómica cayó sobre el centro de Hiroshima. Destruyó toda la ciudad en un instante y se llevó la vida de unas 140.000 personas de las 350.000 que había en la ciudad.
Yo tenía entonces 17 años y estaba en el cuarto piso de un edificio a 1,3 km del epicentro cuando se lanzó la bomba, pero sobreviví milagrosamente. De las docenas de personas que fueron expuestas en el mismo lugar, yo soy el único que sigue vivo.
Al día siguiente, cuando regresé a mi casa en Miyajima, el destino de la evacuación, me enteré de que mi hermana menor de 13 años, que había estado trabajando como estudiante movilizada, estuvo a solo 700 metros y murió el 6 de agosto.
Aunque sobrevivieron, muchas personas sufrieron de queloides a lo largo de sus vidas, así como de secuelas y prejuicios. Siempre he vivido con el temor a una recurrencia de la enfermedad de la bomba atómica. Creo que todo el mundo debería ser consciente de que las bombas atómicas fueron lanzadas, no sobre Hiroshima y Nagasaki, sino sobre toda la humanidad.
La guerra enloquece a la gente, y la locura final es la bomba atómica que negó la existencia humana.
Aunque me queda poco tiempo, creo que transmitir la experiencia de Hiroshima a la próxima generación es la última misión que se nos ha asignado a nosotros, los supervivientes de la bomba atómica.