(ZENIT – 18 dic. 2019).- “¿Cómo nos estamos preparando para el Nacimiento de Jesús? Un modo sencillo es ‘hacer el belén’”, dijo el Santo Padre.
Hoy, 18 de diciembre de 2019, en la audiencia general, celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco ha dedicado su catequesis a reflexionar en torno a la llegada de la Navidad, recordando su Carta Admirabile signum (Signo admirable), en torno a la tradición del pesebre.
Evangelio vivo y doméstico
Por un lado, para Francisco, el pesebre constituye un “Evangelio vivo” que recuerda que “Dios se ha hecho hombre” y “es bonito detenerse delante del nacimiento y confiar al Señor las personas, las situaciones, las preocupaciones que llevamos dentro”.
Por otro, constituye un “Evangelio doméstico”. En el “pesebre” es donde comen los animales y “Belén” significa “casa de pan”. Estas dos palabras “nos evocan que Jesús es el alimento fundamental para nuestra existencia; es el pan de vida”, explicó el Papa.
Imagen artesanal de la paz
Igualmente, el belén supone una “invitación a la contemplación”: “Ante una sociedad frenética, el belén nos hace dirigir nuestra mirada a Dios, que es pobre de cosas, pero rico de amor, y nos invita a invertir en lo importante, no en la cantidad de bienes, sino en la calidad de los afectos”, indicó el Pontífice.
Finalmente, el Obispo de Roma afirmó que el belén es una “imagen artesanal de la paz” ante la violencia e individualismo imperante: “En el pesebre todos convergen en Jesús, que es Príncipe de la paz. Y donde está Jesús hay armonía, y nos dice que no estamos solos, porque Él está con nosotros, dándonos una vida nueva”, concluyó.