ZENIT

ZENIT - HSM

DESCARGAR EL SERVICIO DIARIO DE ZENIT EN FORMATO TEXTO

Miércoles 18 de noviembre de 2015

Share this Entry

El Papa: ‘Una Iglesia que no fuera hospitalaria sería una realidad terrible’

En la audiencia de este miércoles, el Santo Padre ha reflexionado sobre el sentido de la Puerta Santa, que será abierta el próximo 8 de diciembre, para el inicio del Año Jubilar de la Misericordia 

Roma empieza a sentir el frío del invierno que se acerca, pero esto no ha sido impedimento para que miles de fieles de todo el mundo hayan acudido una semana más a la plaza de San Pedro para la audiencia general con el papa Francisco.

Como cada miércoles, el Santo Padre ha recorrido la plaza con el papamóvil para saludar y bendecir de cerca a los peregrinos. Entusiasmados, los presentes coreaban el nombre del Pontífice y le acercaban a los niños para que recibieran una bendición especial.

La catequesis de hoy la ha dedicado al sentido de la Puerta Santa, aprovechando que estamos en el umbral del Año de la Misericordia. De este modo, en el resumen hecho en español, el Papa ha explicado que es “una puerta que se abre en la Iglesia para salir al encuentro de aquellos que por tantas razones se encuentran lejos”. También las familias –ha recordado– están invitadas a abrir sus puertas para salir al encuentro de Jesús que nos espera paciente, y que quiere traernos su bendición y su amistad. “Una Iglesia que no fuera hospitalaria o una familia cerrada en sí misma sería una realidad terrible, que mortifica el Evangelio y hace más árido el mundo”, ha advertido.

Asimismo, el Santo Padre ha indicado que “la puerta abierta nos habla de confianza, de hospitalidad, de acogida. La puerta es para proteger pero no para rechazar, y además no puede ser forzada, pues la hospitalidad brilla por la libertad de la acogida. Jesús siempre llama, siempre pide permiso”.

Al mismo tiempo, “la puerta debe abrirse frecuentemente, aunque sólo sea para ver si hay alguien que espera y que no tiene el valor ni la fuerza de llamar”, ha precisado.

Finalmente, ha observado que “en el evangelio de san Juan, Jesús se compara con la puerta del redil, en el que encontramos seguridad. Una puerta por la que podemos entrar y salir sin temor”. La Iglesia –ha concluido– debe colaborar con Cristo como el guardián del que habla el evangelio, escuchando la voz del Pastor y dejando entrar a todas las ovejas que Él trae consigo.

A continuación, ha saludado a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Así, ha invitado a pedir a la Sagrada Familia, que supo lo que significa encontrar una puerta cerrada, “que ayude a los hogares cristianos a ser un signo elocuente de la Puerta de la Misericordia, que se abre al Señor que llama y al hermano que viene”.

Al terminar los saludos en las distintas lenguas, el Pontífice ha dedicado unas palabras en especial para los jóvenes, los enfermos y los recién casados. Para los jóvenes ha pedido que Jesús encienda en ellos el deseo de amarlo con todas las fuerzas. A los enfermos ha deseado que “los gloriosos sufrimientos de los santos Pedro y Pablo den consuelo y esperanza a vuestra ofrenda”. Finalmente, a los recién casados, ha exhortado a que sus casan “puedan ser templos del Amor del que nadie podrá nunca separarnos”.

Pasado mañana se celebra la Jornada Mundial de los derechos de la infancia. Por eso, el Santo Padre ha querido recordar que “es un deber de todos proteger a los niños y anteponer a cualquier criterio su bien, para que no sean nunca más sometidos a formas de esclavitud y maltrato. “Espero que la comunidad internacional pueda vigilar atentamente las condiciones de vida de los niños, especialmente donde están expuestos a la reclutación por parte de grupos armados; como también pueda ayudar a las familias a garantizar a cada niño y cada niña el derecho a la escuela y a la educación”.

Asimismo, el Papa ha señalado que el 21 de noviembre la Iglesia recuerda la Presentación de María Santísima en el templo. De este modo, ha invitado a pedir al Señor “por el don de la vocación de los hombres y de las mujeres que, en los monasterios y en las ermitas, han dedicado su vida a Dios”. “Para que –ha pedido– las comunidades de clausura pueden cumplir su importante misión, en la oración y en el trabajo silencioso, y que no les falte nuestra cercanía espiritual y material”.

 

 

 

Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del miércoles 18 de noviembre

El Santo Padre reflexiona sobre la Puerta Santa y recuerda que ‘la Iglesia es la portera de la casa del Señor, no es la dueña’

Publicamos a continuación la catequesis del Santo Padre en la audiencia general de este miércoles que se  realizó en la Plaza de San Pedro

«Queridos hermanos y hermanas, buenos días

Con esta reflexión hemos llegado a la puertas del Jubileo, ¡está cerca! Delante de nosotros se encuentra la gran puerta de la Misericordia de Dios, una bonita puerta, que acoge nuestro arrepentimiento ofreciendo la gracia de su perdón. La puerta está generalmente abierta, pero nosotros debemos cruzar el umbral con valentía, cada uno de nosotros tiene detrás de sí cosas que pesan ¿o no? Todos somos pecadores, aprovechemos este momento que viene y crucemos el umbral de esta misericordia de Dios que nunca se cansa de perdonar, ¡entremos por esta puerta con valentía!

Del Sínodo de los obispos, que hemos celebrado el pasado mes de octubre, todas las familias, y toda la Iglesia, han recibido un gran estímulo para encontrarse en el umbral de esta puerta.

La Iglesia ha sido animada a abrir sus puertas, para salir con el Señor al encuentro de los hijos y las hijas en camino, a veces incierto, a veces perdidos, en estos tiempos difíciles. Las familias cristianas, en particular, han sido animadas a abrir la puerta al Señor que espera para entrar, llevando su bendición y su amistad. Y si la puerta Misericordia de Dios está siempre abierta, también las puertas de nuestras instituciones debe estar siempre abiertas para que así todos puedan salir a llevar la misericordia de Dios, esto significa el Jubileo, dejar entrar y salir al Señor.

El Señor no fuerza nunca la puerta: también Él pide permiso para entrar, pide permiso, no fuerza la puerta, como dice el Libro del Apocalipsis: “Yo estoy a la puerta y llamo –imaginemos al Señor que llama a la puerta de nuestros corazón–. Si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos”  (3,20). Y en la última gran visión de este Libro, así se profetiza de la Ciudad de Dios: “Sus puertas no se cerrarán durante el día”, lo que significa para siempre, porque “no existirá la noche en ella” (21, 25). Hay sitios en el mundo en los que no se cierran las puertas con llave. Todavía los hay, pero hay muchos donde las puertas blindadas son normales. No debemos rendirnos a la idea de tener que aplicar este sistema que, también de seguridad, a toda  nuestra vida, a la vida de la familia, de la ciudad, de la sociedad. Y tampoco a la vida de la Iglesia. ¡Sería terrible! Una Iglesia que no es hospital, así como una familia cerrada en sí misma, mortifica el Evangelio y marchita al mundo. ¡Nada de puertas blindadas en la Iglesia, nada, todo abierto!

La gestión simbólica de las “puertas” –de los umbrales, de los caminos, de las fronteras– se ha hecho crucial. La puerta debe custodiar, cierto, pero rechazar. La puerta no debe ser forzada, al contrario, se pide permiso, porque la hospitalidad resplandece en la libertad de la acogida, y se oscurece en la prepotencia de la invasión. La puerta se abre frecuent
emente, para ver si afuera hay alguien que espera, y tal vez no tiene la valentía, o ni siquiera la fuerza de tocar. ¡Cuánta gente ha perdido la confianza, no tiene la valentía de llamar a la puerta de nuestro corazón cristiano, las puertas de nuestras iglesias, que están ahí! No tienen la valentía, les hemos quitado la confianza. Por favor, que esto no sucede nunca.

La puerta dice muchas cosas de la casa, y también de la Iglesia. La gestión de la puerta necesita atento discernimiento y, al mismo tiempo, debe inspirar gran confianza. Quisiera expresar una palabra de agradecimiento para todos los vigilantes de las puertas: de nuestros edificios, de las instituciones cívicas, de las mismas iglesias. Muchas veces la sagacidad y la gentileza de la recepción son capaces de ofrecer una imagen de humanidad y de acogida de la entera casa, ya desde la entrada. ¡Hay que aprender de estos hombres y mujeres, que son los guardianes de los lugares de encuentro y de acogida de ciudad del hombre!

A todos vosotros, custodios de tantas puertas, sean puertas de casas o puertas de iglesias, muchas gracias. Siempre con una sonrisa. siempre mostrando la acogida de esa casa, de esa iglesia, así la gente se siente feliz y acogida en ese lugar.

En verdad, sabemos bien que nosotros mismos somos los custodios y los siervos de la Puerta de Dios, y la puerta de Dios, ¿cómo se llama? ¿Quién sabe decirlo? ¿Quién es la puerta de Dios? Jesús. ¿Quién es la puerta de Dios? ¡Fuerte! Jesús. Él nos ilumina en todas las puertas de la vida, incluso aquella de nuestro nacimiento y de nuestra muerte. Él mismo ha afirmado: “Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento” (Jn 10, 9).

Jesús es la puerta que nos hace entrar y salir. ¡Porque el rebaño de Dios es un amparo, no una prisión! La casa de Dios es un amparo, no es una prisión. Y la puerta ¿se llama? ¡Otra vez! ¿Cómo se llama? Jesús.  Y si la puerta está cerrada decimos, ‘Señor abre la puerta’. Jesús es la puerta. Jesús es la puerta y nos hace entrar y salir.

Son los ladrones los que tratan de evitar la puerta. Es curioso, los ladrones tratan siempre de entrar por otra parte, la ventana, el techo, pero evitan la puerta porque tienen malas intenciones, y se meten en el rebaño para engañar a las ovejas y aprovecharse de ellas.

Nosotros debemos pasar por la puerta y escuchar la voz de Jesús: si sentimos su tono de voz, estamos seguros, somos salvados. Podemos entrar sin temor y salir sin peligro. En este hermoso discurso de Jesús, se habla también del guardián, que tiene la tarea de abrir al buen Pastor (Cfr. Jn 10,2).

Si el guardián escucha la voz del Pastor, entonces abre, y hace entrar a todas las ovejas que el Pastor trae, todas, incluso aquellas perdidas en el bosque, que el buen Pastor ha ido a buscarlas. A las ovejas no las elige el guardián, no las elige el secretario parroquial, o la secretaria de la parroquia, no, no las elige. Las ovejas son todas invitadas. Son elegidas por el buen Pastor.  El guardián –también él– obedece a la voz del Pastor. Entonces, podemos bien decir que nosotros debemos ser como este guardián. La Iglesia es la portera de la casa del Señor, la Iglesia es la portera, no es la dueña de la casa del Señor.

La Sagrada Familia de Nazaret sabe bien qué cosa significa una puerta abierta o cerrada, para quien espera un hijo, para quien no tiene amparo, para quien huye del peligro. Las familias cristianas hagan del umbral de sus casas un pequeño gran signo de la Puerta de la misericordia y de la acogida de Dios. Es así que la Iglesia deberá ser reconocida, en cada rincón de la tierra: como la custodia de un Dios que toca, como la acogida de un Dios que no te cierra la puerta en la cara, con la excusa que no eres de casa.

Con este espíritu estamos cerca, estamos todos cerca del Jubileo. Estará la Puerta Santa, pero está también la puerta de la gran Misericordia de Dios, y que exista también la puerta de nuestro corazón para recibir a todos, tanto para recibir el perdón de Dios como dar nuestro perdón y acoger a todos los que llaman a nuestra puerta».

(Texto traducido y transcrito desde el audio por ZENIT )

 

 

Vaticano: debaten sobre educación alternativa para suplir a los modelos fracasados

Jóvenes que por internet instruyan a otros de su edad, para que a su vez eduquen a las poblaciones aisladas

Cómo hacer para que los jóvenes se conviertan en maestros de otros jóvenes de su propia generación, para que no haya niños de la calle, aprovechando para ellos los instrumentos informáticos.

Este es uno de los temas tratados por la Pontificia Academia de las Ciencias en el congreso titulado “Los niños y el desarrollo sostenible: un desafío para la educación”, que se ha concluido este lunes en el Vaticano.

Lo indicó el Canciller de la Academia, Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, al explicar el encuentro a los periodistas reunidos en la sala de prensa del Vaticano. Y añadió que se trata de entender cómo hacer hoy un programa de desarrollo sostenible, de educación sostenible, que supere a los modelos fracasados, porque en la causa de casi todos los problemas está la falta de educación.

«Es un encuentro –indicó el canciller– que principalmente es un debate, con expertos de alto nivel llegados de los más diversos países, buscando soluciones, que incluyen el tema de la educación y también el del clima».

Explicó además la diferencia en el Vaticano entre las Congregaciones y las Academias: las Pontificias Congregaciones son instrumentos que deben hacer la pastoral del Papa, así como los ministerios tienen que aplicar las normativas de sus gobiernos. En cambio, las Academias Pontificias son un lugar de discusión.

En la presentación, el profesor de la Universidad de Göttingen Joachim von Braun indicó que la educación es fundamental para el desarrollo, tiene que ser accesible, barata, y también llegar a las áreas rurales.

La informática, por ejemplo, puede ser una herramienta extraordinaria si logra entusiasmar a los jóvenes para que eduquen a otros jóvenes. Y señaló un ejemplo virtuoso: en zonas rurales de Perú y en Ghana, en donde los jóvenes gracias a internet acaban siendo educadores de las comunidades y familias campesinas.

También la salud y la alimentación dependen de la educación, explicó, y cuando uno da esos instrumentos de conocimiento, el joven se convierte también en educador.

Mons. Sánchez Sorondo concluyó recordando que en la web de la Pontificia Academia de las Ciencias (www.pas.va) «estarán las conclusiones de este encuentro, como se hace siempre después de los debates, con gente extraordinaria que da contribuciones importantes”. 

 

 

El árbol de Navidad y el pesebre de San Pedro preparados para el 8 de diciembre

El árbol procede de Baviera y el belén es un regalo de la provincia italiana de Trento 

El árbol de Navidad y el pesebre de la plaza de San Pedro estarán listos el 8 de diciembre, día de la solemne apertura del Año Santo de la Misericordia. Así lo ha anunciado la Gobernación de la Ciudad del Vaticano, aunque también indica que la iluminación de ambos no tendrá lugar hasta el día 18 de diciembre a las 16.30 de la tarde. 

Esta año, el árbol ha sido donado por Baviera y se trata de un abeto rojo de dos puntas, de 32 metros de alto, reducido a 25 para permitir que fuera transportado. Llegará a Roma este miércoles 18 por la noche y será levantado en la plaza de San Pedro.

Además, este año será más colorido. Algunas de las bolas que lo decorarán serán reproducciones de trabajos en arcilla creados por niños ingresados en plant
as de oncología de algunos hospitales italianos, representando sus sueños y deseos. Junto a sus padres, estos niños “han participado en un programa de cerámico-terapia recreativa en los talleres hospitalarios ideados, coordinados y gestionados por la Fundación Contessa Lene Thun”.

El Santo Padre podrá saludar a algunos de estos niños durante la audiencia del 18 de diciembre para la presentación oficial de los regalos.

El pesebre es un regalo de la archidiócesis y la provincia italiana de Trento, el colaboración con la Asociación Amigos del Pesebre de Tesero. La representación reproduce las características de las construcciones reales de esta región. Está formado por 24 figuras de tamaño natural, de madera tallada y pintada y presenta dos grupos principales. Por un lado la Natividad con María José y el Niño, y los tres Reyes Magos que llegan para la adoración; y por otro algunos personajes con vestidos típicos de los pueblos dolomitas del Trentino de mediados del siglo XX. Una de las figuras masculinas está de rodillas ayudando a un anciano como representación de la misericordia.

 

 

Jubileo de la Misericordia. Realizan la ‘Recognitio’ de la Puerta Santa

Tumban la pared edificada al interior de la Puerta y recuperan los documentos y llave que la abrirá el 8 de diciembre

Este martes por la tarde se ha realizado en el Vaticano la ceremonia de la ‘Recognitio’ de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, teniendo en vista el Año Jubilar de la Misericordia, que iniciará el 8 de diciembre.

Lo indicó la Oficina de Prensa de la Santa Sede, con un comunicado enviado por la tarde, precisando que después de una oración, el cardenal Angelo Comastri, archipreste de la basílica, guió la procesión del capítulo de la basílica.

Cuatro operarios ediles del Vaticano tumbaron con picos la pared que había sido edificada en el interior de la Basílica para sigilar la Puerta Santa. Allí extrajeron la caja metálica, la cual fue cerrada cuando concluyó el Gran Jubileo del Año 2000, que contenía los ‘documentos’ del último Año Santo, entre los cuales la llave que permitirá abrir la Puerta Santa, las manijas, el pergamino, los ladrillos y medallones conmemorativos.

La procesión fue y rezó en el altar de la Confesión, después llegó a la Sala Capitular. Allí la caja fue abierta con soplete oxhidrico.

Estaba allí el encargado de las ceremonias litúrgicas, Mons. Guido Marini, que tomó los documentos y los objetos de la ‘Recongnitio’. Se encontraba también presente Mons. Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.  

 

El autor del libro con documentos reservados del Vaticano “se acoge al secreto profesional”

Fittipaldi fue interrogado el lunes y Nuzzi decidió no presentarse

En el Vaticano prosiguen las investigaciones por el caso de la difusión de documentos reservados, el conocido Vatileaks. El lunes, 16 de noviembre, fue interrogado por el promotor de justicia vaticano, el periodista de L’Espresso Emiliano Fittipaldi, autor del libro “Avarizia”. Fue él mismo quien informó sobre ello, en su perfil de Facebook, donde escribió que había ido al interrogatorio al Vaticano “porque no tiene nada que esconder, porque sé que he hecho solo mi trabajo, y no tengo miedo de nada”.

“Me acusan de haber divulgado documentos reservados, de delito ‘contra la patria’. Y me han explicado que podría ser condenado entre 4 y 8 años de prisión. Un locura, a mi parecer, porque solo soy culpable de contar la verdad”, explica el periodista. A las preguntas del promotor de justicia, Fittipaldi ha explicado que se ha acogido al secreto profesional: “siguiendo las reglas deontológicas que me imponen no revelar las fuentes. Porque algo es seguro: prefiero ir a la cárcel que revelar una fuente de Avarizia”.

El autor del libro “Via Crucis”, Gianluigi Nuzzi, también investigado por las mismas razones, decidió no presentarse al interrogatorio. Así lo indicó él mismo con una publicación en la misma red social.

La acusación de ambos periodistas es de “posible participación en el delito de divulgación de noticias y documentos reservados previsto por la ley n.IX del Estado Ciudad del Vaticano”. La noticia de la investigación sobre los periodistas, difundida el 13 de noviembre, fue confirmada esa misma tarde por el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, quien precisó que: “en la actividad de investigación, la magistratura ha obtenido elementos de evidencia del hecho de la participación en el delito por parte de los dos periodistas”.

 

 

Atentados de París: en Granada, el funeral de una de las víctimas

Será el próximo viernes. El arzobispo señaló la raíz cristiana de la sociedad, para que pueda darse una convivencia pacífica

El próximo viernes día 20, a las 20 horas, la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Granada acogerá un funeral por el alma de Juan Alberto González Garrido, un joven español asesinado en los atentados de París.

A la ceremonia religiosa asistirán sus familiares, naturales de esta localidad del sur de España. Además, el funeral estará abierto a todo el pueblo cristiano y a las personas de buena voluntad que deseen acompañarles en su súplica ante el Señor por el eterno descanso de Juan Alberto.

Durante la Eucaristía celebrada el pasado domingo en la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de la Encarnación, se rezó por las víctimas de los atentados y por sus familiares, y de manera particular por este joven de 29 años de origen granadino, que falleció en la sala Bataclan y residía desde hace cinco años en Francia, donde desarrollaba su carrera profesional como ingeniero industrial.

El arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez se refirió en su homilía a estos atentados que han causado numerosos muertos y heridos. Nos unimos al dolor de las víctimas y familiares, así como al pueblo francés que ha sido golpeado por el terrorismo y la barbarie yihadista, aseguró.

«Hoy, yo creo que para todos en cierto modo, y de una manera muy real, es un día de luto, justo porque de repente el mundo ha sido sacudido por una de estas realidades que ponen de manifiesto la fragilidad de nuestra vida; hasta qué punto estamos los unos en manos de los otros y hasta qué punto el odio, tal vez incluso el odio a sí mismo, puede ser destructivo y algo horroroso, y que además no sabemos dónde puede manifestarse o aparecer, en cualquier momento, en cualquier lugar de la manera más imprevista. Son, por lo tanto, días de dolor, también de reflexión, de súplica. Hay que orar. Claro que hay que orar por las víctimas; hay que orar por los asesinos; hay que orar por las familias de las víctimas; hay que orar por nuestras sociedades», señaló Mons. Martínez.

El arzobispo de Granada subrayó la raíz cristiana de las sociedades en las que vivimos, para que pueda darse una convivencia pacífica: «Fijaros que nuestra sociedad es una sociedad justo en virtud de su raíz cristiana basada en la confianza, en la confianza mutua: nos subimos a un autobús y nadie pensamos que el autobús va a explotar, vamos a un bar y pedimos una bebida, y nadie pensamos que nos van a poner veneno en esa bebida».

Ante los hechos sucedidos el pasado viernes por la noche en París, Mons. Martínez explicó que «la respuesta adecuada» es «solo el recurso a lo más rico, lo más bello, lo más auténtico». «Lo que podemos presentar sin avergonzarnos ante el mundo es la belleza de una sociedad construida justamente sobre la confianza y sobre el amor», añadió.

Así, el prelado granadino concluyó sus palabras pidiendo «por nuestro mundo» y «por la pa
z». «Le pedimos a Dios, al Dios que es amor que abra nuestros corazones al don de su gracia y que nos permita tener un juicio claro, más nítido, más iluminado, más verdadero sobre la situación», enfatizó.

 

 

Irak: visita del nuevo nuncio al Campamento de Refugiados Virgen María

Mons. Alberto Ortega Martín llegó este lunes a Bagdad y quiso que esa fuera su primera actividad oficial en el país

El pasado 16 de noviembre, llegó a Bagdad el nuevo nuncio apostólico en Jordania e Irak, Mons. Alberto Ortega Martín, que fue recibido en el aeropuerto internacional por un grupo de religiosos y políticos. El diplomático natural de Madrid sucede en el cargo a Mons. Giorgio Lingua, actual nuncio apostólico en Cuba.

El nuevo nuncio en Jordania e Irak quiso que su primera actividad oficial en el país fuera la visita este martes día 17 al Campamento de Refugiados Virgen María, en Bagdad. “Nos reunimos en la iglesia recientemente inaugurada y allí tuvo lugar un hermoso encuentro entre el representante del Santo Padre y estos cristianos que han perdido todo por su fidelidad a la fe en Nuestro Señor”, relata el padre Luis Montes, IVE, en su página Amigos de Irak.

“Comenzamos rezando el Padrenuestro y el Avemaría en siríaco (dialecto del arameo, lengua en la que Cristo enseñó a rezar a los Apóstoles) y después les dirigió unas hermosas palabras que traducía nuestro obispo, Monseñor Jean Sleiman”, prosigue el misionero argentino.

“Empezó y terminó con la misma palabra: ¡gracias! ¡Gracias por su fidelidad al Evangelio, gracias por ser un ejemplo para todos, gracias por aceptar el sufrimiento de perder todo con tal de no abandonar a Nuestro Señor!”, recuerda el religioso del Instituto del Verbo Encarnado.

“Contó que en Santa Marta, en el Vaticano, tuvo la oportunidad de ver al Papa infinidad de veces y le consta la preocupación del Sumo Pontífice por los cristianos perseguidos, fruto del cariño especial que les tiene”, asegura el padre Montes.

“Tuvo palabras de aliento para los sacerdotes y religiosos que trabajan por los cristianos perseguidos, haciendo notar la especial cercanía que tiene con los sacerdotes del IVE por la historia común entre España y Argentina”, apunta el párroco de la catedral latina de Bagdad.

Después de un canto de los fieles en árabe, Mons. Ortega Martín impartió la bendición apostólica y entregó mantas a todas las familias del campo. “Ya se acerca el invierno y la gente estaba muy agradecida con el gesto”, dice el sacerdote, que llegó en 2010 a Irak.

Por último, el nuevo nuncio visitó a varias familias del campamento. “Bajo la lluvia de la tarde fuimos a ver a una señora que lucha contra el cáncer, un señor que no puede caminar hace meses por un accidente que tuvo trabajando y que a pesar de su desgracia no pierde la sonrisa, y dos matrimonios que han tenido familia en estos meses”, destaca el padre Luis Montes en su escrito.

“Fue una tarde de mucha felicidad y esperanza para todos”, reconoce el misionero del Instituto del Verbo Encarnado en la Comunidad “Cristo Rey”.  

El 6 de agosto de 2014 cambió la vida de la Iglesia en Irak para siempre: más de 120 mil cristianos huyeron ante el avance de los yihadistas del autodenominado Estado Islámico (Daesh, por su acronimo en árabe). Desde entonces viven como refugiados, forzados a sobrevivir en unas condiciones muy precarias.

 

 

España: Mons. Juan Antonio Menéndez Fernández, nuevo obispo de Astorga

Sustituye en el gobierno pastoral de la diócesis a Mons. Camilo Lorenzo Iglesias

La Santa Sede ha hecho público este miércoles que el papa Francisco ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Astorga presentada por Mons. Camilo Lorenzo Iglesias, conforme al canon 401, párrafo 1, del Código de Derecho Canónico. Asimismo, el Santo Padre ha nombrado nuevo obispo de esta diócesis a Mons. Juan Antonio Menéndez Fernández, obispo auxilar de Oviedo desde  2013, según ha informado la Conferencia Episcopal Española (CEE) en un comunicado.

El hasta ahora auxiliar ovetense tomará posesión de su nueva sede el próximo 19 de diciembre, en una ceremonia que tendrá lugar en la catedral de Santa María de Astorga, según ha indicado el Arzobispado de Oviedo en su página web.

Breve biografía del obispo electo de Astorga
Mons. Juan Antonio Menéndez Fernández nació en Villamarín de Salcedo (Grado, Asturias), el 6 de enero de 1957. Realizó sus estudios eclesiásticos en los seminarios menor y mayor de Oviedo, afiliado a la Universidad Pontificia de Salamanca, donde obtuvo la Licenciatura en Estudios Eclesiásticos en 1980. Es también Licenciado en Derecho Canónico por la misma Universidad, en el año 2005. Fue ordenado sacerdote el 10 de mayo de 1981.

Su ministerio sacerdotal lo desarrolló en la diócesis de Oviedo, donde desempeñó los cargos de coadjutor de “Santa María Magdalena” en Cangas del Narcea (1981-1986); párroco de Teverga y parroquias adyacentes (1986-1991); arcipreste de Teverga (1988-1991); vicario episcopal de la Vicaría de Oriente (1991-2001); vicario general (2001-2011); canónigo de la catedral (2001-2013); parróco de Santo Antonio de Padua en Oviedo (2010-2011); vicario episcopal de Asuntos Jurídicos (2011-2013); párroco de San Nicolás de Bari en Avilés (2012-2013).

El 26 de abril de 2013 se hizo público su nombramiento como obispo auxiliar de Oviedo, asignándole la sede titular de Nasai. Recibió la ordenación episcopal el 8 de junio de 2013. 

En la Conferencia Episcopal Española es miembro de las Comisiones Episcopales de Migraciones y Pastoral.

 

 

No todos son terroristas

Reflexiones de Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas sobre el islam y la violencia

VER
Los actos terroristas de días pasados en París nos tienen apesadumbrados. ¿Cómo es posible tanta inhumanidad? ¿Por qué hay mentes y corazones tan empecinados en decidir fríamente la destrucción indiscriminada de inocentes? Es tan profundo su odio, su resentimiento, su deseo de venganza, que nada los detiene. Usan la tecnología para urdir estos ataques y se aprovechan de las facilidades que hay para comprar armas. Están dispuestos a sacrificar sus vidas, conscientes de que van a morir al detonar los explosivos que llevan consigo, porque les han inducido la convicción de que, con esos métodos, harán triunfar el islam y lo impondrán al mundo entero.

¿Todos los mahometanos son extremistas religiosos? Algunas interpretaciones del Corán parecen tener esa tendencia. Por ello, en ciertos ambientes se les tiene desconfianza. En Chiapas hay varios seguidores de esta religión, a quienes identificamos como musulmanes. Hay dos grupos, no muy numerosos, en Comitán y en San Cristóbal. Muchos de ellos son indígenas chamulas, que antes eran presbiterianos; quizá habían sido bautizados como católicos. Unos españoles trajeron esa religión, ofreciéndoles trabajo en carpinterías y panaderías. Hace años llevaron a algunos en peregrinación a La Meca. Algunos gobernantes me han expresado su inquietud de que sean agentes del terrorismo contra los Estados Unidos, y que desde aquí se tramen acciones para infiltrarse allá y llegar a destruir.

Siempre he declarado que, en los casi 25 años que llevo en Chiapas, no he descubierto en ellos signos de que los mueva el terrorismo; más bien, los he conocido pacíficos, respetuosos, trabajadores y muy religiosos. No han dado problemas sociales; conviven pacíficamente con la comunidad y no hacen proselitismo agresivo.

PENSAR
Al conmemorar el cincuenta aniversario de la declaración del
Concilio Vaticano II sobre las relaciones de la Iglesia católica con las religiones no cristianas, dijo el Papa Francisco: “El conocimiento, el respeto y la estima mutua constituyen el camino para la relación con las otras religiones. Pienso de modo particular en los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres. Ellos se refieren a la paternidad de Abraham, veneran a Jesús como profeta, honran a su Madre virgen, María, esperan el día del juicio, practican la oración, la limosna y el ayuno. El diálogo que necesitamos no puede ser sino abierto y respetuoso: respetar el derecho de otros a la vida, a la integridad física, a las libertades fundamentales, es decir a la libertad de conciencia”.

Sin embargo, advertía: “A causa de la violencia y del terrorismo, se ha difundido una actitud de sospecha o incluso de condena a las religiones. En realidad, aunque ninguna religión es inmune al riesgo de desviaciones fundamentalistas o extremistas en individuos o grupos, es necesario mirar los valores positivos que viven y proponen, y que son fuente de esperanza” (28-X-2015).

Con todo, el domingo pasado, expresó: «Deseo expresar mi profundo dolor por los ataques terroristas que en la noche del viernes ensangrentaron Francia, causando numerosas víctimas. Tanta barbarie nos deja consternados y nos hace pensar cómo puede el corazón del hombre idear y realizar eventos tan horribles. Delante de tales actos intolerables no se puede dejar de condenar la incalificable afrenta a la dignidad de la persona humana. Quiero reafirmar con vigor que el camino de la violencia y del odio no resuelve los problemas de la humanidad. Y que utilizar el nombre de Dios para justificar este camino es una blasfemia”.

ACTUAR
¿Qué hacer? Educar en el Evangelio a las familias, a los niños y jóvenes, para que no se dejen atrapar por ideologías extremistas, pues donde los padres están ausentes y no educan, o donde en el mismo hogar hay violencia, no nos extrañemos de que en nuestra misma patria haya terroristas y asesinos, no por una ideología religiosa, sino por la ambición del poder y del dinero. De nosotros depende también que no haya terrorismo.

 

 
ESPIRITUALIDAD

«Blasfemar contra Dios y profanar la dignidad del hombre»

Carta pastoral del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra. ‘La paz está en peligro cuando el terrorismo intenta organizarnos con sus amenazas’

«Blasfemar contra Dios y profanar la dignidad del hombre» es el título de la nueva carta semanal del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra. A continuación, publicamos el texto íntegro de la misma:

Hemos vivido estos días pasados la dramática presencia del terrorismo. Con su acción criminal, ha amenazado y puesto a toda la humanidad, en todas las latitudes de la tierra, en un estado de gran ansiedad e inseguridad. París, la capital de Francia, ha sido el lugar donde ha tenido esta vez su manifestación, muriendo muchas personas y dejando a otras muchas llenas de dolor. Es tremenda la situación en la que el terrorismo organizado a escala mundial está poniendo a toda la humanidad. Sus causas son numerosas y complejas, ya que, además de las ideológicas y políticas, van unidas a aberrantes concepciones que se llaman religiosas.

Para nosotros los cristianos, el terrorismo, que no duda en atacar a personas sin ninguna distinción o en imponer chantajes inhumanos que provocan el pánico y obligan a menudo a grupos a favorecer sus planes, no tiene justificación ninguna. Nosotros nos llamamos el «pueblo de la vida» y, por ello, ninguna circunstancia justifica esta actividad criminal, que llena de infamia a quien la realiza y que, siendo siempre deplorable, lo es aún más cuando se apoya en una religión; pues rebaja la verdad de Dios y la reduce a la propia ceguera y a la perversión moral de quienes realizan esta actividad criminal. Siempre que hacemos memoria de la Iglesia, de este pueblo de la vida, hemos de recordar aquellas palabras del apóstol San Pedro: «pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz» (1 P 2, 9). Del que os llamó de la muerte a la vida, para dar siempre vida a este mundo. Hay que anunciar las alabanzas de Dios y, entre ellas, está la alabanza a la vida. Somos el pueblo de la vida y para la vida. Se nos ha de ver y distinguir siempre como un pueblo que es promotor de la vida. Hemos sido llamados a promover la vida.

La paz está en peligro cuando el terrorismo intenta organizarnos con sus amenazas. El Papa san Juan Pablo II decía que «quien mata con atentados terroristas cultiva sentimientos de desprecio hacia la humanidad, manifestando desesperación ante la vida y el futuro; desde esta perspectiva, se puede odiar y destruir todo». Es terrible querer estar en este mundo imponiendo a los demás la destrucción y teniendo como arma el odio. ¡Qué sociedades y qué pueblos y naciones podemos hacer imponiendo a otros con violencia lo que se considera como verdad! Lo que se hace cuando actuamos así es violar la dignidad del ser humano y ultrajar a Dios, pues el hombre es imagen de Dios. El mandato de «no matar» es el punto de partida de un camino de verdadera libertad. Defendamos la vida siempre, tenemos razones suficientes para hacerlo: somos imagen de Dios y somos para la vida y no para la muerte, somos para construirnos y no para destruirnos, somos para ser creadores de la cultura del encuentro y no de la cultura del descarte. Tengamos siempre presente y ante nuestra conciencia aquel mandato del Señor: «No matarás», así como la pregunta «¿Dónde está tu hermano?». Este mandato y esta pregunta son el punto de partida del camino de verdadera libertad.

Quien nos creó, nos confió la vida del hombre. Nos señaló en el acto mismo de la creación que no podíamos disponer de un modo arbitrario y a nuestro antojo, o según la moda del momento, de la vida. Hay que administrar la vida y custodiarla con sabiduría y con la misma fidelidad con la que el mismo Creador la hizo y la cuida. Dios nos ha confiado la vida de cada ser humano, de tal manera que siempre se dé en nosotros, con respecto al otro, ese darlo todo por él y recibirle siempre a él; en definitiva, se trata del don de sí mismo y de la acogida del otro. Jesucristo nos ha dicho con su propia existencia hasta dónde llega esto y hasta dónde nos ha llamado para anunciar la vida, entregándonos con su Espíritu la fuerza necesaria para vivir como Él, ofreciendo el don de sí mismo y la acogida del otro, de tal manera que en nuestra vida se tiene que manifestar el Amor del Señor. Somos testigos de un amor que promueve, cuida y entrega la vida.

La verdadera renovación social exige el respeto incondicional de la vida humana. Hoy se da un problema serio en nuestro mundo, del que debemos alertar, con dos posiciones aparentemente diferentes pero que, en el fondo, llevan a lo mismo: nihilismo y fundamentalismo. Los orígenes de ambos son diferentes. Sus manifestaciones se producen en contextos culturales diferentes. Pero los dos coinciden en el desprecio del hombre y de la vida y, en última instancia, de Dios mismo. Ya que en ambos se tergiversa la plena verdad de Dios. Uno niega su existencia y su presencia providente en la historia, mientras que el otro desfigura el rostro benevolente y misericordioso de Dios.

Una sociedad renovada tiene que tener como fundamento el respeto incondicional de la vida humana. Y por eso, defender la vida y promoverla es no solamente una exigencia personal, sino también social. Se nos pide que amemos y respetemos la vida de cada ser humano. Se nos invita a trabajar por instaurar en nuestro mundo la cultura de la verdad y del amor, en un tiempo histórico que ciertamente está marcado por
múltiples signos de muerte. Hay que trabajar por una cultura de la vida, que lo es del encuentro.

Nunca instrumentalicemos a Dios. El terrorismo es un fenómeno de tal gravedad, que lo instrumentaliza para despreciar de manera injustificable la vida humana. ¿Se puede justificar la democracia cuando se amenazan sus fundamentos, llevando a los pueblos el dolor, la devastación y la muerte, bloqueando el diálogo y desviando recursos económicos y humanos no para fines de vida sino de muerte? Anunciemos el Evangelio con nuestra vida; eso es anunciar la vida. La Iglesia tiene que hacer resonar en medio de este mundo esta Buena Noticia: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida». Y como dice san Pablo: «¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!» (1 Cor 9, 16), que es la Vida y promueve el encuentro entre los hombres, y me entretengo en asuntos secundarios. Tenemos la certeza de haber recibido esta vida y tenemos que mantener la conciencia humilde, sencilla y agradecida de sabernos pueblo de la vida y para la vida. No tengamos miedo de realizar este anuncio en un momento de la historia en que se discute la vida en sí misma. Hay que hacerse prójimo de cada ser humano para anunciarle la vida.

Tenemos el deber de condenar el terrorismo de forma absoluta, ya que manifiesta un desprecio total de la vida humana y ninguna motivación puede justificar esto, en cuanto que el hombre es siempre fin y nunca medio. El terrorismo hiere de la manera más fuerte a la dignidad de la persona humana y es una ofensa a la humanidad. Instauremos un estilo educativo en este mundo para saber mirar como Dios mismo mira: contemplativamente. Desde el mismo inicio de la creación, Dios quiso tener esta mirada contemplativa y, al hacerse hombre, Jesucristo nos enseñó cómo podíamos llegar a tener esta mirada.
Con gran afecto, os bendice + Carlos, arzobispo de Madrid

 

 

Santa Matilde de Hackeborn – 19 de noviembre

«Cisterciense. Una de las cuatro mujeres que hicieron de Helfta uno de los referentes ineludibles del s. XIII. En ella se aunaron gracia y lirismo que puso al servicio de Dios, y del que fue considerada ‘ruiseñor’»

Muy generoso debía ser el barón de Hackeborn para desprenderse de dos de sus hijas autorizándolas a ingresar en un monasterio cisterciense, que hicieron famoso por su virtud junto a otras religiosas. Exactamente fueron cuatro excelsas mujeres las que brillaron en la clausura: Matilde de Magdeburgo, la santa de hoy, su hermana Gertrudis, y otra Gertrudis, la Grande. Hicieron de Helfta uno de los referentes ineludibles para conocer y valorar la riqueza de la mística germana; nos alientan con su vida a seguir el camino de perfección. Precisamente el pasado día 16 se vio la semblanza de Gertrudis la Grande, que sumó sus grandes virtudes a las de Matilde, que tanto le edificó, que fue su formadora y a la que tomó como guía junto a su hermana. Ello pone de manifiesto un hecho que acontece en todo movimiento eclesial: la existencia de periodos históricos de especial fulgor en el que despuntan figuras egregias traspasando muros y fronteras.

Tan significativa fue la vida de Matilde de Hackeborn que el papa Benedicto XVI le dedicó su catequesis el 29 de septiembre de 2010. Fue una de esas mujeres fuertes de las que habla el evangelio que tuvo la gracia de alumbrar una época de gran fecundidad en esa comunidad a lo largo del siglo XIII. Nació en 1241 o en 1242, no hay datos precisos, en la fortaleza de Helfta, Sajonia. Su hermana Gertrudis se hallaba ya en el convento de Rodersdorf (después transferido a Helfta) cuando ella acompañó a su madre a visitarla en 1248. En siete años de vida la pequeña acumulaba la experiencia de haber sobrevivido a la muerte poco después de nacer, debido a su frágil constitución física, y el inspirado vaticinio del virtuoso presbítero que derramó sobre su cabeza el agua del bautismo, quien entrevió que sería santa, hecho que confió a sus padres asegurándoles que Dios obraría a través de ella numerosos prodigios. Posiblemente a esa edad Matilde ignoraba la singular elección divina a la que aludió el sacerdote, pero seguro que sus progenitores no habrían podido olvidarla.

La vida conventual le sedujo desde un primer instante. Por eso, en 1258 dejó a un lado los beneficios que reportaba haber nacido en un castillo, y las prebendas anejas al título nobiliario que ostentaban sus padres ingresando en el monasterio que entonces se había establecido en Helfta. Su hermana Gertrudis, abadesa, vertió en ella todo su saber espiritual e intelectual, riqueza que Matilde acogió multiplicando los talentos que Dios le había otorgado: una suma de excepcional inteligencia y virtud coronada por una bellísima voz con la que glosaba la grandeza del Creador y por la que ha sido denominada «ruiseñor de Dios». Era un pozo sin fondo. Y así se ha reflejado: «la ciencia, la inteligencia, el conocimiento de las letras humanas y la voz de una maravillosa suavidad: todo la hacía apta para ser un verdadero tesoro para el monasterio bajo todos los aspectos».

Orientada por su hermana, se convirtió en una gran formadora que tuvo a su cargo jovencísimas vocaciones. De hecho le confiaron a Gertrudis, la Grande, cuando llegó al convento a la edad de 5 años. Y es que Matilde era una ejemplar maestra y modelo de novicias y profesas. Fue agraciada con numerosos favores místicos que se iniciaron siendo niña y que guardó en su corazón llevada de su natural discreción hasta que cumplió medio siglo de vida.

Ella, al igual que Gertrudis, la Grande, vivió en carne propia la experiencia del sufrimiento ocasionado por largas y dolorosas enfermedades que fueron persistentes en ambos casos. La frágil condición humana atenazada por el cúmulo de matices que conllevan circunstancias de esta naturaleza, a veces tiene también expresión palpable en la vertiente espiritual. Matilde experimentó conjuntamente la postración corporal, y el sufrimiento y angustia espirituales en los que, no obstante, contó con el consuelo divino. En uno de estos periodos críticos confidenció privadamente sus experiencias místicas a dos religiosas. Una de ellas fue su discípula Gertrudis, la Grande, quien se ocupó de recopilarlas en el Libro de la gracia especial junto a otra hermana de comunidad.

Matilde fue un puntal indiscutible en el monasterio, aunque a veces su nombre ha quedado a la sombra de esta santa amiga. De su hermana había heredado la rica tradición monacal que floreció altamente en esa época en las líneas genuinas de la regla a la que se había abrazado: oración, contemplación, estudio científico y teológico, amasado siempre en la tradición y el magisterio eclesiales. Fue una mujer obediente, humilde y piadosa, de gran espíritu penitencial, ardiente caridad y devota de María y del Sagrado Corazón de Jesús con el que mantuvo místicos coloquios. El contenido de sus revelaciones insertas en el aludido Libro de la gracia especial permite apreciar también el alcance que tuvo la liturgia en su itinerario espiritual. Supo llegar al corazón de las personas que pusieron bajo su responsabilidad, y las condujo sabiamente a los pies de Cristo dando pruebas fehacientes de su ardor apostólico.

Cuando rogaba a la Virgen que no le faltara su asistencia en el momento de la muerte, Ella le pidió que rezase diariamente tres avemarías «conmemorando, en la primera, el poder recibido del Padre Eterno; en la segunda, la sabiduría con que me adornó el Hijo; y, en la tercera, el amor de que me colmó el Espíritu Santo». María la invitó a meditar en los misterios de la vida de Cristo: «Si deseas la verdadera santidad, está cerca de mi Hijo; él es la santidad misma que santifica todas las cosas». Durante la última y difícil etapa de su vida, ocho años cuajados de sufrimientos, mostró la hondura de su unión con Cristo, a cuya Pasión redentora unía sus padecimientos por la conversión de los pecadores, con humildad
y paciencia. La Eucaristía, el evangelio, la oración…, habían forjado su espíritu disponiéndola al encuentro con Dios. Éste se produjo el 19 de noviembre de 1299. Murió con fama de santidad.

Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación

@media only screen and (max-width: 600px) { .printfriendly { display: none !important; } }