El papa Francisco ha enviado un mensaje al Secretario General del World Council of Churches, el pastor Olav Fykse Tveit, con motivo del quincuagésimo aniversario del Grupo Mixto de Trabajo entre la Iglesia católica y esa institución. La carta del Santo Padre fue leída por el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, durante un congreso conmemorativo en el Centro Pro Unione de Roma.
En la misiva, Francisco asegura que este aniversario es “una ocasión para dar gracias a Dios por todos los logros del movimiento ecuménico en sus cien años de existencia, inspirado por el anhelo de la unidad que Cristo quiso para su cuerpo la Iglesia, y por el sentido cada vez más fuerte del escándalo de la división entre los cristianos”.
Tal y como recuerda el Papa, desde su inauguración en 1965, el Grupo Mixto de Trabajo se ha ocupado “no solo de cuestiones ecuménicas”, sino también de “diálogo interreligioso y de temas relativos a la paz y la justicia social, así como de obras de caridad y de ayuda humanitaria”.
Por otro lado, advierte que el grupo no debe ser un foro autorreferencial sino cada vez más un «laboratorio de ideas», abierto a todas las “oportunidades y desafíos que enfrenta la Iglesia hoy en día en su misión de acompañar a la humanidad que sufre en su camino hacia el Reino, infundiendo en la sociedad y en la cultura las verdades y los valores del Evangelio».
Asimismo, observa que la orientación del Grupo Mixto de Trabajo debe ser la de “abordar las preocupaciones reales de las Iglesias de todo el mundo”. De esta manera, añade, “no solo podrá proponer con más eficacia formas de colaboración que las acerquen, sino asegurarse de ofrecer una diaconía adecuada a las necesidades de la gente».
En el cumplimiento de esta tarea, el Grupo Mixto de Trabajo ha elaborado nueve informes que atestiguan una comprensión y un aprecio cada vez más fuertes de los lazos de hermandad y reconciliación que, en el contexto de la evolución del panorama del cristianismo en el mundo moderno, sostienen a los cristianos en su testimonio común y en su misión evangelizadora.
El Pontífice precisa que a pesar de los muchos logros ecuménicos de los últimos cincuenta años, “la misión y el testimonio cristiano todavía sufren debido a nuestras divisiones”. Por eso, explica que los desacuerdos sobre diversos temas –en particular las cuestiones antropológicas, éticas y sociales, así como las relacionadas con la comprensión de la naturaleza y las condiciones de la unidad que buscamos– exigen un esfuerzo ulterior.
Finalmente, el Obispo de Roma alienta al Grupo a “intensificar el debate sobre temas ecuménicos cruciales” y a “encontrar formas para que los cristianos testimonien juntos la comunión real pero imperfecta que comparten todos los bautizados”.