El verdadero sentido de la práctica deportiva es educativo, lúdico y recreativo y tiene una dignidad cultural y social. Lo ha recordado el santo padre Francisco ante una delegación de los atletas de Special Olympics que representan a Italia en los Juegos Mundiales de Los Ángeles, que se celebran del 25 de julio al 2 de agosto. El Papa les ha deseado que este viaje sea “una bella aventura”. El proyecto Special Olympics está destinado a personas con discapacidad para una mejora de su calidad de vida.
Durante su discurso, el Papa ha recordado que el mundo del deporte suele mirar a la Iglesia con confianza y atención, “porque sabe que es posible trabajar juntos para restituir a la práctica deportiva su verdadero sentido”. Y esto lo saben los presentes en esta audiencia, ha asegurado el Santo Padre, porque han elegido “el deporte como experiencia de promoción y de crecimiento, en presencia de una condición de fragilidad y de limitación.
Asimismo, ha reconocido que es bonito y significativo que jóvenes y adultos encuentren en el entrenamiento deportivo y en la participación en competiciones también internacionales un estímulo para vivir en plenitud su vida. “Es un desafío. Y vosotros la habéis aceptado y habéis ‘bajado al campo’. Os animo a seguir en este compromiso de ayudaros los unos a los otros a descubrir vuestras potencialidades y a amar la vida, y apreciarla con todos sus límites y sobre todo en sus lados bellos”, ha exhortado el Papa.
Por otro lado, ha recordado que el deporte es un camino muy apto para este descubrimiento, para abrirse, para salir de las propias clausuras y participar. “Así se aprende a participar, a superarse, a cansarse juntos. Y todo esto ayuda a convertirse en miembros activos de la sociedad y también de la Iglesia y ayuda a la sociedad misma y a la Iglesia a superar cada forma de discriminación y de exclusión”, ha añadido.
Además, les ha pedido que no se dejen contagiar por la falsa cultura deportiva, la del “éxito económico, de la victoria a toda costa, del individualismo”. Es necesario –ha añadido– cuidar y custodiar y defender el deporte como experiencia de valores humanos, de competición sí, pero en la lealtad, en la solidaridad. Para finalizar ha pedido que nadie se sienta excluido de la práctica del deporte y recordó que para alcanzar este objetivo se requiere una acción generosa y concorde de las distintas instituciones y sociales.