El papel de la Iglesia en el proceso de reconciliación nacional, la formación cristiana, la profundización de la fe y la defensa de la familia, son los temas abordados en el discurso que el papa Francisco ha entregado esta mañana a los obispos de la Conferencia Episcopal de la República Centroafricana durante la audiencia con motivo de su visita ad Limina.
El Papa pide a los prelados que transmitan a su pueblo su cercanía. “Sé de los sufrimientos que ha vivido y que todavía viven, así como los innumerables testimonios de fe y fidelidad que los cristianos han rendido al Cristo resucitado en múltiples ocasiones. Me interesa particularmente todo lo que han hecho vuestras comunidades en favor de las víctimas de la violencia y de los refugiados”, aseguró el Pontífice.
Reconoce que tienen una tarea difícil pero advierte que “cuando parecen triunfar el mal y la muerte es cuando emerge la esperanza de una renovación construida sobre Cristo”. Por eso afirma que cuando el odio y la violencia se desatan, “estamos llamados, y encontramos la fuerza a través del poder de la cruz y la gracia del bautismo, a responder con el perdón y el amor».
Al respecto, el Papa reconoce que si por desgracia no siempre ha sido así en los recientes acontecimientos que se han vivido, “esto es una señal de que el Evangelio no ha penetrado profundamente en todo el corazón del pueblo de Dios, hasta el punto de cambiar los reflejos y los comportamientos”. El Santo Padre pide a los obispos no desanimarse por la tormenta que están atravesando; al contrario, «encontrar en la fe y la esperanza, la fuente del entusiasmo y del dinamismo’”.
Por otro lado, el Pontífice recuerda que la formación cristiana y la profundización de la fe a todos los niveles deben ser para los obispos «objetivos prioritarios para que el Evangelio impregne de verdad la vida de los bautizados por el bien no sólo de las comunidades cristianas, sino de toda la sociedad centroafricana”. Y a sus hermanos en el episcopado les invita a “jugar un papel profético insustituible en el proceso de transición institucional en curso, recordando y testimoniando los valores fundamentales de la justicia, la verdad, la honestidad, que son la base de toda renovación, y promoviendo el diálogo y la convivencia pacífica entre los miembros de diferentes religiones y etnias, fomentando la reconciliación y la cohesión social que son claves para el futuro”.
Les indica que están llamadosa formar la conciencia de los fieles e incluso la de todo el pueblo, porque vuestra voz es escuchada y respetada por todos. A propósito el Papa señala que es así como deben ocupar el lugar que les corresponde en la evolución actual, “evitando entrar directamente en las disputas políticas”. Pero sí “formando y animando a los laicos, convencidos de su fe y sólidamente formados en la Doctrina Social de la Iglesia, a participar en el debate político y asumir responsabilidades –y éste es su papel– para transformar poco a poco la sociedad de acuerdo con el Evangelio y preparar un futuro feliz para vuestra gente”.
El Papa subraya también en su discurso la importancia de la formación de los seminaristas y sacerdotes, y les agradece el testimonio que rinden incluso en las situaciones más difíciles y no olvida la importancia de las personas consagradas que viven al lado de las poblaciones afligidas y cuya entrega es digna de elogio.
Finalmente, el Obispo de Roma observa que las familias “son las primeras víctimas de la violencia y con frecuencia se desestabilizan o destruyen por el alejamiento de un miembro, de un duelo, de la pobreza, de la discordia o de las separaciones”. Asimismo recuerda que “las familias son el lugar privilegiado para el anuncio de la fe y la práctica de las virtudes cristianas y la cuna de muchas vocaciones sacerdotales y religiosas, y también el lugar propicio para el aprendizaje y la práctica de la cultura del perdón, la paz y la reconciliación que vuestro país tanto necesita”. Es clave –asegura– que la familia sea protegida y defendida para que rinda a la sociedad el servicio que se espera de ella, es decir, dar hombres y mujeres capaces de construir un tejido social de paz y armonía. De este modo, el Papa invita a los obispos a “prestar a la pastoral del matrimonio la atención que merece”, y a no desanimarse “ante las resistencias causadas por las tradiciones culturales, la debilidad humana o las nuevas colonizaciones ideológicas que se propagan en todas partes”.