(zenit – 11 octubre 2020).- Después del Ángelus, el Papa Francisco celebró el acuerdo del alto al fuego entre Armenia y Azerbaiyán, invitando a rezar por las víctimas y por quienes están en peligro.
También manifestó su proximidad con las zonas afectadas por los incendios, invitándonos a ser cuidadosos para preservar la creación.
Y recordó la intención de oración propuesta para este mes de octubre: “Para que los fieles laicos, especialmente las mujeres, participen más en las instituciones de responsabilidad de la Iglesia”.
El próximo domingo 18 de octubre, un millón de niños rezarán el Rosario especialmente por las situaciones críticas causadas por la pandemia.
El Santo Padre también mencionó la beatificación ayer en Asís de Carlo Acutis, un chico de 15 años enamorado de la Eucaristía.
A continuación, siguen las palabras del Papa, según la traducción oficial ofrecida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
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Palabras después del Ángelus
¡Queridos hermanos y hermanas!
Deseo expresar mi cercanía a las poblaciones afectadas por los incendios que asolan tantas regiones del planeta, así como a los voluntarios y bomberos que arriesgan sus vidas para extinguir los incendios. Pienso en la costa oeste de Estados Unidos, particularmente en California, y también pienso en las regiones centrales de Sudamérica, la zona del Pantanal, Paraguay, las riberas del río Paraná, Argentina. Muchos incendios son provocados por sequías persistentes, pero también existen los provocados por el hombre. Que el Señor sostenga a quienes están sufriendo las consecuencias de estas catástrofes y haga que pongamos atención en preservar la creación.
He apreciado que Armenia y Azerbaiyán acordaran un alto el fuego por razones humanitarias, con miras a alcanzar un acuerdo de paz sustancial. Aunque la tregua resulta demasiado frágil, animo a que se reanude y expreso mi participación en el dolor por la pérdida de vidas humanas, el sufrimiento sufrido, así como la destrucción de hogares y lugares de culto. Rezo e invito a rezar por las víctimas y por todos aquellos cuya vida está en peligro.
Ayer, en Asís, fue beatificado Carlo Acutis, un muchacho de quince años, enamorado de la Eucaristía. No se instaló en una cómoda inmovilidad, sino que comprendió las necesidades de su tiempo, porque en los más débiles veía el rostro de Cristo. Su testimonio indica a los jóvenes de hoy que la verdadera felicidad se encuentra poniendo a Dios primero y sirviéndole en los hermanos, especialmente en los últimos. ¡Un aplauso para el nuevo joven Beato!
Deseo recordar la intención de oración que propuse para este mes de octubre, que dice: “Recemos para que los fieles laicos, especialmente las mujeres, participen más en las instituciones de responsabilidad de la Iglesia”. Porque ninguno de nosotros ha sido bautizado sacerdote ni obispo: todos hemos sido bautizados como laicos y laicas. Los laicos son protagonistas de la Iglesia. Hoy es necesario ampliar los espacios de una presencia femenina más incisiva en la Iglesia, y de una presencia laical, por supuesto, pero enfatizando el aspecto femenino, porque en general las mujeres son apartadas. Debemos promover la integración de las mujeres en los lugares donde se toman las decisiones importantes. Recemos para que, en virtud del bautismo, los fieles laicos, especialmente las mujeres, participen más en las instituciones de responsabilidad en la Iglesia, sin caer en clericalismos que anulan el carisma laical y arruinan también el rostro de la Santa Madre Iglesia.
El próximo domingo 18 de octubre, la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada promueve la iniciativa “Por la unidad y la paz, un millón de niños rezan el Rosario”. Animo esta hermosa manifestación en la que participan niños de todo el mundo, que rezarán especialmente por las situaciones críticas provocadas por la pandemia.
Saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos de varios países: familias, grupos parroquiales, asociaciones y fieles. Os deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no olvides de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!