Irán entabla el «diálogo entre civilizaciones» con la Iglesia católica

Visita del «ministro» de Exteriores vaticano al país islámico

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CIUDAD DEL VATICANO, 8 mar 2001 (ZENIT.org).- Al concluir una visita oficial a Irán, acontecimiento sin precedentes desde tiempos de la revolución desde la Revolución Islámica (1979), el «ministro» de Asuntos Exteriores del Vaticano ha dado a entender que las relaciones entre Roma y Teherán han experimentado una clara mejoría.

El arzobispo francés Jean-Louis Tauran, secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, concluyó ayer un viaje de cuatro días a la República islámica en el que se encontró con las máximas autoridades del país, con el Ayatola Alí Jamenei, con el presidente Mohammad Jatami, con el ministro de Asuntos Exteriores Kamal Jarazi y con el ministro de Interior, Abdolvahed Mousavi Lari.

«Los contactos y conversaciones de estos días me han permitido conocer mejor el Irán de hoy, que desea ofrecer su propia contribución a la vida internacional, en la fidelidad a su larga historia multicultural y multirreligiosa», explicó ayer el arzobispo en un comunicado de prensa oficial entregado en Teherán.

En este sentido, el arzobispo considera que la iniciativa del «diálogo entre civilizaciones y culturas», lanzada por el actual presidente Mohammad Jatami, que hace dos años visitó a Juan Pablo II en el Vaticano, «parece ofrecer perspectivas prometedoras».

La visita de monseñor Tauran tenía también un carácter misionero. De hecho, se encontró con los líderes de la Iglesia y católicos del país, en el que son una pequeña minoría, unos 12 mil.

«El clima de diálogo me ha dado la posibilidad de definir comprender mejor la medida de la participación de la Iglesia católica local y de sus instituciones en la sociedad iraní», continúa diciendo el prelado en su comunicado.

En vísperas de la visita, Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede, en declaraciones publicadas por la agencia Associated Press, había explicado que el viaje de monseñor Tauran podía servir además para explorar la posibilidad de que Juan Pablo II visite Irán.

La República Islámica de Irán, como explica su Constitución de 1979, se fundamenta en la «creencia del pueblo iraní en el gobierno del derecho y de la justicia previsto por el Corán». Todos sus códigos y leyes se basan en las normas islámicas. El Islam es definido como religión de Estado.

En su «Informe 2000 sobre la libertad religiosa en el mundo», la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada recuerda que, si bien las normativas iraníes indican que se ha de tratar con buenas maneras a los no musulmanes, la ley no menciona la libertad religiosa. La apostasía del Islam puede ser castigada con la pena de muerte: tanto en el caso del apóstata como en el de quien le ha inducido a convertirse a otra religión.

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ZENIT Staff

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