(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano-Roma, 16.04.2023).- Fue en el mes de marzo que en Polonia se acrecentaron los ataques abiertos contra San Juan Pablo II: se buscó manchar su imagen asociándola a mal manejo de tres casos de sacerdotes que habrían estado involucrados en abusos sexuales contra menores. Las plataformas de propaganda fueron un programa de tv y un libro (puede verse un análisis completo aquí). Millones de polacos, conscientes deudores de ese Papa, salieron a las calles para defender no sólo a la figura eclesiástica del Papa sino también a la figura histórica de Wojtyla, a la que en buena medida deben su libertad actual (un artículo al respecto puede leerse aquí). Con el paso de los días se han ido desmontando las mentiras.
Pero mientras en Polonia las cosas se apaciguaban, en Italia se construía una mentira en torno a Juan Pablo II. El caso daba para ello: se trata de Emanuela Orlandi. Esa que Netflix llama «la chica del Vaticano» y que tiene todos los ingredientes para asociar sin pruebas, a quien se quiera.
Fue en enero de 2023 que Papa Francisco decidió abrir la posibilidad para que el hermano de la desaparecida Emanuela Orlandi pudiera reabrir el proceso ante el promotor de justicia del diminuto estado. Se pretendía llegar al esclarecimiento de los hechos, no obstante que ya precedentemente se siguieron las fantasiosas elucubraciones del hermano de Emanuela (como abrir una tumba en el camposanto teutónico o un desentierro en la nunciatura de la Santa Sede ante Italia, sin llegar a encontrar a Emanuela). El proceso concluyó en abril de 2020. Tres años después, con la ayuda que posiblemente dio la visibilidad del documental de Netflix, se reabrió finalmente el mismo caso por voluntad del mismo Papa durante cuyo pontificado se había cerrado.
Caso Orlandi: Investigación en el Cementerio Teutónico © Vatican Media1
El martes 11 de abril el hermano de Emanuela, Pietro Orlandi, acudió ante el promotor de Justicia del Vaticano, Alessandro Diddi, y dio su testimonio por varias horas. Hizo declaraciones a la prensa al terminar exponiendo sus sentimientos tras haberse «desahogado». La misma semana, cosa frecuente en este personaje, fue a las cámaras de televisión e insinuó una infamia contra San Juan Pablo II: que el pontífice salía por las noches y no precisamente a bendecir las casas (video aquí).
Acusaciones de este tipo, sin pruebas, movieron a que después la abogada del señor Orlandi fuese llamada por el promotor de justicia. La abogada Laura Sgro adujo secreto profesional para no decir la fuente de las pruebas de su representado y envió comunicados a la prensa, comunicados que ya la prensa, incluso la laica, no toman en serio.
Fue todo este espectáculo lo que movió al director editorial de los medios del Vaticano, Andrea Tornielli, a escribir en la edición italiana de Vatican News:
«(…) nadie merece que se le calumnie de esta manera, sin ni siquiera una pizca de pruebas, basándose en los “rumores” de algún personaje desconocido de los bajos fondos de la delincuencia o de algún comentario anónimo de mala calidad emitido en directo por televisión» (artículo completo en español aquí).
Dado que el señor Orlandi es un frecuente visitante de programas de tertulias donde se pasea con frecuencia para mantener la atención mediática en este caso, y dado que no se retractó de su falaz afirmación, este domingo 16 de abril, día de la Divina Misericordia, el Papa Francisco salió al paso con estas contundentes palabras:
«Y, seguro de interpretar los sentimientos de los fieles de todo el mundo, dirijo un pensamiento agradecido a la memoria de San Juan Pablo II, en estos días objeto de acusaciones ofensivas e infundadas».
El caso reabierto sigue, no obstante, su curso. Y con peticiones para hacer declarar a quienes la voluntad del señor Orlandi exige sin más prueba que su deseo de hacer declarar a quien desea. Mientras tanto, por cuanto se sabe, la familia Orlandi goza de una casa dentro del Vaticano: una muy cerca a la Limosnería Apostólica del Vaticano. Donde hacen los pergaminos.
Este 2023 se cumplen 40 años de la desaparición de Emanuela Orlandi. En opinión de Nico Spuntori, «La reapertura del caso Orlandi es una tormenta mediática».
