Por: Amy Balog
(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 21.06.2023).- La violencia que se está produciendo en el estado indio de Manipur forma parte de un plan más amplio «para desestabilizar la armonía interreligiosa» y aumentar el apoyo al partido nacionalista Hindutva en el poder, según fuentes eclesiásticas locales.
Los extremistas «quieren aterrorizar» a cristianos y musulmanes para intentar «ganarse a los hindúes» para el Partido Bharatiya Janata (BJP) antes de las elecciones generales del próximo mes de abril, según declaró un Obispo de la región a la organización caritativa católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
El Obispo, que pidió no ser identificado por razones de seguridad, ha estado en contacto directo con los cristianos de Imphal y sus alrededores, la capital de Manipur, en el noreste de la India, donde el conflicto lleva semanas causando estragos.
El Obispo dijo: «Se han perdido muchas vidas. Lo que dan los periódicos son los casos confirmados, pero se han perdido muchas más vidas de las que se publican oficialmente. Las actividades violentas fuera de la capital están muy poco documentadas».
Un informe enviado a AIN por la Archidiócesis de Imphal afirma que más de 50.000 personas han sido desplazadas desde que estalló la violencia.
El Obispo dijo: «La verdadera razón del problema es el tamaño de la población cristiana. Los kukis y los nagas [grupos étnicos] ocupan juntos una enorme porción del territorio del estado. Lo que los hindúes, o los meiteis [grupo étnico], piensan es que se les debería permitir ir y ocupar tierras que pertenecen a los tribales. Ése es el verdadero problema. El BJP dirige tanto el gobierno federal como Manipur, así que hay un permiso tácito para seguir adelante».
Aunque se suele decir que la violencia se debe a una disputa étnica por la propiedad de la tierra, el Obispo afirmó que la religión desempeña un papel importante.
El Obispo explicó: «Hay cristianos entre los meiteis, y muchas de sus iglesias también han sido destruidas, lo que es una prueba clara de que no se trata sólo de tierras». Y añadió: «El final de esto no está a la vista. La desconfianza creada entre los dos grupos no se extinguirá fácilmente».
Según informes locales obtenidos por AIN, 249 iglesias cristianas meitei han sido destruidas desde el comienzo del conflicto.
Los extremistas también han atacado más de 200 aldeas kuki y asolado innumerables hogares.
El informe de la Archidiócesis de Imphal también cuestiona el papel desempeñado por las fuerzas de seguridad del Estado: «Es difícil decir si las fuerzas estatales se vieron superadas en número o abrumadas por las peticiones de ayuda, o si fueron cómplices.
«La ausencia del personal de seguridad en los lugares donde más se les necesitaba plantea interrogantes. ¿Por qué se dejaron sin vigilancia lugares vulnerables incluso después de los intentos de atentado?».
El Obispo anónimo instó a no generalizar a los hindúes, subrayando: «La gran mayoría no está de acuerdo con lo que está ocurriendo, pero tienen miedo de decirlo porque se meterían en problemas».