¡Esta es la juventud del Papa!

Testimonios de jóvenes que estuvieron cerca de Benedicto XVI en la JMJ de Madrid

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Sí, yo soy de esa juventud del papa. De esa juventud que coreaba el nombre de Benedicto XVI por las calles de Madrid y en el aeródromo de Cuatro Vientos hace dos veranos. De esa juventud por la que un hombre de 83 años aguantó mas de 40 grados y un vendaval de aire y lluvia. De esa juventud a quien el papa enseñó que igual que aquella noche resistimos bajo la lluvia, con Cristo podríamos también superar todos los obstáculos de la vida. Soy de esa juventud en la que el papa confía, a la que pide que esté siempre alegre, y que de testimonio en todas las circunstancias. Soy de esa juventud que hoy ve como su papa, sin fuerzas por su avanzada edad, humildemente ha dejado paso a su sucesor para guiar a la Iglesia de Cristo. Sí, soy de esa juventud que debe agradecer a Benedicto XVI todo lo que le ha enseñado, no solo a través de sus palabras, sino también con su ejemplo de entrega aún en las dificultades. Hoy es día para dar gracias a Dios por Joseph Ratzinger, porque un día lo eligió y lo puso a nuestro servicio. Hoy es día de rezar por él, de rezar por nuestro futuro papa y de rezar por la Iglesia de Cristo. ¡Esta es la juventud del papa, sea quién sea éste, y esta es la juventud de la Iglesia!

Inmediatamente después de conocer la noticia de la renuncia del papa, se podía leer este mensaje en el muro del Facebook de muchos jóvenes españoles. Una juventud que se demuestra abiertamente cercana a Benedicto XVI y quieren dar testimonio de su apoyo y cercanía al papa.

ZENIT ha podido hablar con algunos jóvenes que trabajaron en Jornada Mundial de la Juventud en Madrid y tuvieron oportunidad de estar cerca de él durante esos días del verano de 2011.

Cristina del Campo, España

Uno de los grandes regalos de Dios durante la JMJ, seguramente el más especial, llegó en la recta final. Pocos días antes del comienzo de la JMJ, recibí la noticia de que había sido una de las personas elegidas para recibir a Benedicto XVI en la Puerta de Alcalá. Sí, una entre los 50 jóvenes de los cinco continentes que le darían la bienvenida, representando, en mi caso, a España. Fue una gran sorpresa; algo totalmente inesperado que me conmocionó durante esos últimos días.

Pero la sorpresa fue aún mayor en el momento de la recepción. Horas antes de que el Santo Padre llegase a Madrid, nos informaron de cómo sería el acto y matizaron que, lamentablemente, sería imposible saludar al papa. Pues bien, aquel 18 de agosto de 2011, nuestro querido Benedicto XVI quiso saludar, uno a uno, a los jóvenes que nos encontrábamos allí bajo la Puerta de Alcalá. Se saltó el protocolo; no ‘obedeció’ las normas de la organización y dejó a un lado los tiempos del acto.

Pudimos acercarnos a él, saludarle y dirigirle algunas breves palabras. Unos segundos en los que disfrutamos, reímos, lloramos de emoción y pudimos dirigirle un ‘Le queremos’, ‘rezamos por usted’, ‘pida por los jóvenes’… Fue una sensación increíble. Disfruté muchísimo de él y con él. Recuerdo aquella cara, aquella sonrisa, aquellos ojos de un ‘abuelo’ entrañable que sentía que me quería. Para mi fue un auténtico regalo. Nunca lo olvidaré. Le estoy muy agradecida por todo el bien que ha hecho en su pontificado y desde aquí, desde Palencia, rezo por él y por la Iglesia cada día.  

A través de un sorteo en el que participaban los voluntarios de los cinco continentes, se eligió a doce jóvenes para que compartieran una comida con Benedicto XVI durante esos días en Madrid. Sylvie y Eva son dos de las chicas que vivieron este momento con Benedicto XVI

Sylvie Kambau, República Democrática del Congo

Para mí, estar cerca del Papa y verle en persona ha marcado mi vida. Fue mi mejor regalo de cumpleaños ya que al día siguiente cumplía años. Por lo que este acontecimiento, ligado a la fecha, es algo que celebraré toda mi vida. Recuerdo esos momentos como momentos de paz y tranquilidad que nos transmitía el estar frente al papa. El papa es una persona muy cercana y atenta. Me cogió de la mano, me miró fijamente a los ojos mientras intercambiábamos unas palabras. En la comida, todos no parábamos de mirarle y estábamos atentos al mensaje que nos transmitía ya que no queríamos perder ningún detalle. Doy gracias a Dios por haber tenido la oportunidad de conocer al Benedicto XVI durante su pontificado. Siempre recordaré su tierna mirada.

Eva Janosikova, Eslovaquia

La más grande que me ha tocado durante el tiempo con el santo padre fue su capacidad de escuchar y interesarse por los jóvenes. También me han sorprendido sus palabras y sus pensamientos pronunciados siempre con tanta claridad de una persona muy inteligente, abierta y de oración. Al mismo tiempo el papa ha sido una persona muy sencilla. 

Benjamín Paz, Argentina

Sólo la experiencia de ser parte de un equipo internacional, compuesto por personas de diferentes sensibilidades, culturas e idiomas fue realmente edificante. Pero ahí no terminó la historia para mi.

Tuve la oportunidad de representar al continente americano para junto con otros cuatro jóvenes que representaban a sus respectivos continentes, recibir de manos de Benedicto XVI la cruz de envío durante la misa final de la JMJ.

El tiempo de trabajo en la jornada, y especialmente esos días, me permitieron conocer una parte del santo padre que yo ignoraba hasta entonces. Su lado más humano, más paternal.

Un ejemplo simple, aunque potente para los que estuvieron presentes, fue durante la vigilia en el aeródromo de Cuatro Vientos. Dos millones de jóvenes reunidos con el papa, y en medio del caluroso verano madrileño, se desató una fuerte tormenta. Los colaboradores cercanos insistían al santo padre que abandonara el escenario a lo que él respondió en más de una oportunidad que no, que si los jóvenes permanecían él podría hacerlo también. Posteriormente él se referiría a ese momento con las palabras “Hemos vivido una gran aventura juntos. Firmes en la Fe de Cristo habéis resistido la lluvia”. Y realmente fue así, y creo que esas palabras son el reflejo de un hombre luchador.

En relación a su renuncia, estoy personalmente muy agradecido. En un contexto en el que muchos luchan por alcanzar o permanecer en el poder, ese gesto denota mucha humildad y mucho amor hacia la institución que representa. Creo que para él hubiese sido más fácil quedarse, pero su responsabilidad como líder lo impulsó a dar ese paso, sabiendo las repercusiones personales que le traería, pero haciéndolo por el bien mayor de la Iglesia.

Por mi parte, ahora estoy trabajando como gerente del departamento de Comunicación de la JMJ Río2013, agradecido a Benedicto por su testimonio y consciente de que tendremos el desafío de presentar el próximo papa a los jóvenes de todo el mundo.

Ernesto Oyarbide, El Salvador

En 2011 tuve la suerte de cargar con otros jóvenes la cruz de la JMJ durante la Vigilia Pascual. Teníamos que llevarla de un extremo del escenario al otro mientras se escuchaba el himno de las Jornadas. Aunque no lo parecía a primera vista, la cruz pesaba. Éramos todos de distintas partes del mundo. Fue un momento solemne y bastante emotivo. Mientras hacíamos el recorrido, se sentía la mirada de cariño del papa. Luego vino la famosa tormenta de esa noche y los esfuerzos por cuidar que la cruz no se rompiese empujada por los fuertes vientos. Todavía recuerdo la mirada serena del papa en medio del temporal. Algunos se preguntaban si se debía continuar con el acto. El santo padre no dudó en ningún momento que había que seguir. Fue un ejemplo para todos nosotros.

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Staff Reporter

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