(ZENIT Noticias – ANS / Roma, 01.05.2024).- Considerando la realidad digital actual y la presencia, especialmente en algunas regiones del mundo salesiano, de un alto número de salesianos mayores, el Padre Gildasio Mendes, Consejero General para la Comunicación Social, ha decidido dedicarles una carta especial, titulada: “Compartir sabiduría y esperanza en la cultura digital”. Así es como explicó a la ANS los orígenes, el significado y las perspectivas de ese documento.
Padre Gildasio, ¿podría decirnos cuál fue el punto de partida para llegar a esta carta?
El punto de partida fue la consideración de que habitar hoy en el mundo digital requiere sabiduría y esperanza: estos son los elementos con los que todos pueden testimoniar y evangelizar en el mundo digital. Por lo tanto, no se trata de dar nuevas responsabilidades en comunicación a los salesianos mayores o enfermos; ni de pedirles que se conviertan en «expertos» en redes sociales. Por el contrario, la idea subyacente es que el testimonio de quienes saben vivir este mundo de transformaciones y cambios ya es en sí mismo una forma de apostolado.
¿Por qué sintió la necesidad de escribir este documento?
La necesidad surgió de las reuniones conjuntas que realizamos en las siete Regiones salesianas entre los Delegados inspectoriales de Formación y los de Comunicación Social. Además, varios Inspectores expresaron la necesidad de ofrecer una lectura en este sentido; y también recibí estímulos por parte de varios salesianos mayores.
En la carta usted escribe: «Quien camina con sabiduría y esperanza evangélica siempre permanece joven». ¿Podría explicarnos mejor este pasaje?
Significa simplemente que para habitar en el mundo digital, a un salesiano mayor no se le piden habilidades especializadas particulares, sino solo dos cosas: vivir y compartir sabiduría y esperanza en su entorno; es decir, vivir su vida salesiana, incluso el envejecimiento o la enfermedad, con sabiduría y esperanza. Porque esto ya es una forma de habitar bien en el mundo digital.
Por lo tanto, el punto de partida siempre es la experiencia vivida, que luego se comparte con los demás: el testimonio ya es anuncio.
¿Aunque no se exprese directamente en las redes sociales o los canales propios del mundo digital?
Exactamente. Pongo algunos ejemplos. Un salesiano mayor que pasa su tiempo en el patio con los jóvenes; comprometido en el confesionario con los jóvenes; o que celebra la Eucaristía diariamente con verdadera participación; que reza el Rosario en los pasillos de la casa; que, aunque esté enfermo, sigue adelante dentro de los límites de su condición, con su propio trabajo… Todo esto es testimonio, es experiencia, es vivencia real, que evangeliza y habla. ¿A quién? A nuestros colaboradores, laicos, jóvenes, niños, sus familiares… Y cuando luego, estos hablan con otros de su misma edad, colegas, conocidos, o cuando comparten la vida en las redes sociales, se convierte en evangelización.
El mundo digital, tradicionalmente considerado como terreno exclusivo de los jóvenes, se abre así también a los mayores…
Hoy debemos reconocer honestamente que estamos inundados por una cultura del descarte y de la indiferencia hacia los mayores. Mi objetivo, en cambio, es valorizar su testimonio, como un mensaje potente para los jóvenes. Porque los nativos digitales tienen mucho que aprender de los mayores, quienes, además, fueron los primeros testigos y artífices de los desarrollos tecnológicos que nos han llevado hasta aquí. Por lo tanto, simplemente queremos promover «la belleza de lo humano», ver a nuestros mayores como «maestros de lo humano». Sin olvidar que ya hay, de todos modos, mayores presentes en las redes sociales y en lo digital, y esto, por supuesto, está bien. De hecho, es tarea de las comunidades discernir qué y cómo pueden eventualmente hacer más y mejor.
La carta se mueve en sintonía con la Iglesia: pensemos en la gran atención del Papa Francisco hacia los mayores y el diálogo entre las generaciones…
Es cierto. Estamos en línea con su sensibilidad, porque él fue el primero en denunciar la cultura del descarte y en invocar la humanización de las relaciones en el mundo digital; así como también está en sintonía con la propuesta del Rector Mayor en lo que respecta específicamente a la comunión fraterna en las comunidades. Es una propuesta que se inserta plenamente en la antropología moderna de la Iglesia y al mismo tiempo es algo nuevo, porque es la primera vez que una Congregación religiosa produce un documento relacionado con los mayores y el mundo digital. Escapando de la tentación activista, reitero, pero sin privar a los mayores de su don, derecho y responsabilidad de comunicar.
Usted también escribe: «El universo digital es una vasta tierra de trigo y cizaña». ¿Hay realizar alguna advertencia a los mayores?
Más que advertir, se necesita conciencia. Muchas veces en el diálogo con los jóvenes me doy cuenta de que no debemos «problematizar» excesivamente la red: no es nuestra tarea. Por el contrario, debemos suscitar preguntas, favorecer una madurez en los enfoques, para un uso no ingenuo, sino crítico.
Por último, ¿qué pueden hacer las comunidades educativo-pastorales para involucrar adecuadamente a los salesianos mayores en el mundo digital?
Respondo con tres indicaciones: ser conscientes de esta dimensión, que la experiencia compartida ya es evangelización; en segundo lugar, tener la capacidad y la sensibilidad de «ponerse en los zapatos» de nuestros mayores, también saber acoger sus ritmos; por último, saber aprender de nuestros mayores, conscientes de que algún día también los jóvenes se convertirán en mayores.
El texto completo de la Carta está disponible al final en italiano, inglés, español, francés, portugués y polaco.
Con información de ANS
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