Este nuevo modelo de familia emerge en Estados Unidos, Francia, Reino Unido o Canadá Foto: Moment Gestalt

Peligros para los hijos de la co-crianza en nuevo modelo familiar

El organismo consultivo del Estado español advierte de los riesgos que tienen los hijos cuando son engendrados o adoptados por personas sin relación afectiva, pues perjudican la sana educación del menor.

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(ZENIT Noticias / Los Ángeles, 02.05.2024).- El Comité de Bioética, constituido el 22 de octubre de 2008 y adscrito al Ministerio de Sanidad del Gobierno de España, observa el peligro que se da en la mercantilización de los niños por empresas que ponen en contacto a mujeres y varones deseosos de tener un hijo y redactan los convenios con los lineamientos para la crianza. Este acto, conocido como coparentalidad o cocrianza, instaura a un padre o una madre, a veces consiguiendo el consentimiento de otra persona si lo exige la ley, para obtener un hijo sin proceder de una relación afectiva o sexual.

El organismo consultivo advierte del riesgo en la utilización material de los niños por las agencias que intervienen en el proceso. Su informe, publicado a mediados de abril, alerta de la mercantilización en el manejo de los menores por las agencias intermediarias.

El modelo de familia con un hijo sin ser pareja convierte al pequeño en un “bien de consumo”, en mercancía para satisfacer el anhelo de quien desea ser padre o madre. El comité pide marcos éticos y legales sólidos que definan los derechos, deberes y responsabilidades parentales para garantizar el bien superior del menor.

Este nuevo modelo de familia emerge en Estados Unidos, Francia, Reino Unido o Canadá. El hijo no es resultado de la unión de dos personas ni del anhelo de constituir una familia ni de dar hogar a un niño sin padres. Las agencias intermediarias, que cobran por los servicios, propician el negocio por encima de los valores, preocupación que ha motivado a los expertos del organismo.

Las agencias incluyen selección de la clínica de fertilidad, la gestión de la crianza del menor, la organización de los primeros días y meses del bebé, el orden de los apellidos, las bajas por maternidad y paternidad, el lugar del domicilio, la custodia compartida, los gastos de cuidados, las vacaciones, el turno de visitas, los gastos universitarios en un futuro… Un negocio amplio con poco peso de los valores familiares.

Demasiada previsión anticipada en la vida del menor conduce fácilmente a “excesiva predeterminación de su personalidad”, limitando la libertad del niño. El comité propone más flexibilidad en los acuerdos y menos exhaustividad.

El informe, aprobado por unanimidad de los trece expertos del comité, señala también que esta fórmula afecta a los principios de igualdad y justicia: no todas las personas pueden pagar un contrato de estas características con las agencias y se inmiscuye en los derechos de los niños, además de reducir las obligaciones de los padres, cuya labor debe guiarse por valores superiores al gusto propio de ejercer paternalmente.

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Rafael Llanes

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