NICOSIA, 27 marzo 2001 (ZENIT.org).- Los clérigos ortodoxos anticatólicos han sido invitados a bajar el tono de su oposición a la visita de Juan Pablo II a Grecia, según informaba ayer la Agencia France Press (AFP).
«Nuestra advertencia a algunos clérigos es que elijan sus palabras con cuidado», dijo el portavoz gubernamental, Michalis Papapetrou, durante su encuentro diario con los periodistas, el pasado lunes.
La advertencia es la respuesta a las observaciones inflamadas realizadas por el obispo ortodoxo de Kyrenia, Pavlos, dirigiéndose a la comunidad, durante la fiesta de la independencia griega, el pasado domingo.
El obispo dijo a los fieles que la Iglesia católica era responsable del saqueo de Constantinopla por parte de los otomanos en 1453. Un hecho que marcó el final del Imperio bizantino y de la hegemonía de los cristianos en la región, reemplazada por el orden musulmán turco.
La interpretación de los acontecimientos alarmó al Gobierno, que está intentando ganar amigos e influencia en la población, para asegurar la entrada en la Unión Europea en el 2003.
«Nosotros estamos luchando para entrar en la Unión Europea, donde la mayoría de los miembros son católicos, por lo que es comprensible que la última cosa que querríamos hacer es abrir un nuevo frente contra los católicos», dijo Papapetrou.
De hecho, el presidente de Chipre, Glafcos Clerides, ha invitado oficialmente al Papa a visitar Chipre en su peregrinación tras las huellas de san Pablo. Para dar este pasó pidió antes la bendición del arzobispo Chrysostomos.
La visita del Papa podría demostrar la buena convivencia de los maronitas de la isla y las comunidades latinas minoritarias que viven en armonía con los chipriotas griegos, dijo Clerides.
Esto no ha gustado a algunos miembros de la Iglesia, quienes opinan que el consentimiento del arzobispo fue dado sin consultar primero con el Santo Sínodo. El Sínodo es el máximo órgano de toma de decisiones en la Iglesia de Chipre.
El Ministro de Exteriores chipriota, Yiannakis Cassoulides, aclaró en su propuesta al Vaticano que la invitación es válida solamente para el área del sur, controlada por el Gobierno, y no la parte norte, ocupada por los turcos.
El antiguo reino de Salamina, donde el apóstol Pablo predicó por primera vez, en las sinagogas de los judíos, el Evangelio en Chipre, estaba en el norte de la isla, por lo que queda excluido del itinerario papal.
Por el momento, este viaje del Papa no ha sido confirmado por la Sala de Prensa de la Santa Sede. Un comunicado de prensa oficial anunció ayer que Juan Pablo II llegará a Atenas el 4 de mayo donde pasará unas 24 horas. A continuación viajará a Damasco y el 8 de mayo a Malta, isla en la que también pasará un día.
Chipre fue dividida en 1974, cuando un golpe favorable a la unión a Grecia depuso al presidente-arzobispo Makarios, quien reasumió su cargo a finales de ese año, hasta su muerte en 1977. En 1975, la región turcochipriota del norte se proclamó unilateralmente república federal, una independencia no reconocida por la ONU. En 1988 se iniciaron conversaciones con los gobiernos griego y turco para la reunificación de la isla.
El arzobispo Chrysostomos dijo que podría no elevar el tema al Sínodo. Evidentemente, afirma AFP, «para evitar que cualquier disputa dogmática ponga en peligro la visita».