Evangelizar en la calles, plazas, parques o llamando a las puertas de las casas. Un forma de llevar la Buena Noticia en un modo nuevo, siguiendo el impulso de la «Nueva Evangelización», tal y como Francisco señala en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium porque «todos tienen el derecho de recibir el Evangelio».
El grupo «Kerigma de Evangelización en la calle» de la diócesis de Alcalá realiza desde hace tiempo el rezo del rosario en las plazas, actuaciones con mimos, música en la calle, procesiones con el Santísimo o festivales para niños. «La forma más habitual de evangelización, aunque no la única, consiste en abrir las puertas de la Iglesia, mientras que el Santísimo Sacramento está expuesto en adoración. Unos se quedan rezando y otros salen a la calle por parejas. Nos encontramos con las personas, les anunciamos el Kerygma y las invitamos a entrar a la Iglesia a rezar” indican.
En Italia otro grupo llamado “Centinelas de la mañana” trabaja para llevar el mensaje de Jesús en distintos ambientes. No se definen como movimiento, sino como «nuevos evangelizadores capaces de cambiar el ambiente en el que viven y renovar la Iglesia».
Entre las iniciativas se encuentra «el Café teológico». Una oportunidad de charlar de forma informal y debatir sobre la fe, la Iglesia… Este evento nació en el 2010 en Desenzano, norte de Italia, por el deseo de algunos evangelizadores de tener una ayuda para poder dar razones de la propia fe y del propio sistema de valores.
Otra propuesta, más centrada en al ámbito universitario es la de Curtis A. Martin, fundador y presidente de la Fellowship of Catholic University Students (FOCUS). Su labor consiste en evangelizar en las universidades de la forma más eficaz, formando estudiantes para que ellos evangelicen a otros. Fundado en 1998, desde el comienzo contó con el apoyo del arzobispo Charles Chaput de Denver. Quince años después hay más de 350 misioneros sirviendo en 83 campus en 34 estados de todo el país.
10 plazas para 10 mandamientos, ha sido un evento organizado por la Renovación Carismática Católica en Italia. Durante 13 meses han participado más de 120.000 personas reunidas en las plazas y un millón y medio de personas siguieron el evento por TV2000 en cada ocasión. Oración, alabanza, cantos, música, danza, personas conocidas y anónimos que han dado su testimonio de fe delante de cientos de personas. Una de las ideas era demostrar que los mandamientos pueden ser un espacio de valores en los que entran todos, creyentes y no creyentes. En cada plaza italiana, se tuvo la ocasión de reflexionar y profundizar sobre cada mandamiento.
Y hasta las plazas fueron también los miembros del Camino Neocatecumental de todo el mundo. Conscientes de este deber de llevar a todos los hombres el mensaje del Evangelio, durante los cinco domingos de Pascua de este año 2013 (a partir del 7 de abril), las comunidades de todo el mundo realizaron, contemporáneamente, encuentros temáticos en las plazas de las ciudades cercanas a las parroquias de pertenencia.
Y como ellos, miles de personas cada día llevan la Buena Noticia por las calles, las plazas y las periferias. Una Iglesia viva que trabaja y debe seguir trabajando teniendo presente la misión y las palabras de Francisco en esta exhortación apostólica que nos recuerda que «la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia».
El santo padre recuerda en la exhortación apostólica que «en la escucha del Espíritu, que nos ayuda a reconocer comunitariamente los signos de los tiempos», se celebró del 7 al 28 de octubre de 2012 la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Durante este Sínodo se recordó que «la nueva evangelización convoca a todos y se realiza fundamentalmente en tres ámbitos». En primer lugar, señala el santo padre, el ámbito de la pastoral ordinaria, «animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y que se reúnen en el día del Señor para nutrirse de su Palabra y del Pan de vida eterna». Una pastoral que se orienta «al crecimiento de los creyentes, de manera que respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios».
En segundo lugar, Francisco señala el ámbito de «las personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo». Respecto a este grupo, el santo padre indica que «la Iglesia, como madre siempre atenta, se empeña para que vivan una conversión que les devuelva la alegría de la fe y el deseo de comprometerse con el Evangelio». El último grupo al que se hace referencia es «a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado», subrayando que «muchos de ellos buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro, aun en países de antigua tradición cristiana». De este modo, el pontífice afirma que «todos tienen el derecho de recibir el Evangelio» y que «los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable». Una vez más, Francisco observa que «la Iglesia no crece por proselitismo sino ‘por atracción'».
Haciendo referencia a Juan Pablo II, el santo padre señala que él «nos invitó a reconocer que es necesario mantener viva la solicitud por el anuncio a los que están alejados de Cristo, porque ésta es la tarea primordial de la Iglesia». La actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia y la causa misionera debe ser la primera, añade el pontífice.
Sobre la labor de redacción de esta exhortación Francisco reconoce que acepté con gusto el pedido de los Padres sinodales de redactarla y al hacerlo, «recojo la riqueza de los trabajos del Sínodo». Así como ha consultado a diversas personas, y «procuro además expresar las preocupaciones que me mueven en este momento concreto de la obra evangelizadora de la Iglesia».
El santo padre observa que son innumerables los temas relacionados con la evangelización en el mundo actual que podrían desarrollarse aquí pero «he renunciado a tratar detenidamente esas múltiples cuestiones que deben ser objeto de estudio y cuidadosa profundización» y «tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo». Francisco explica que no es conveniente que el papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. Y afirma por ello que percibe «la necesidad de avanzar en una saludable ‘descentralización'».
Por ello, el santo padre propone unas líneas que puedan alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora: la reforma de la Iglesia en salida misionera. Las tentaciones de los agentes pastorales. La Iglesia entendida como la totalidad del Pueblo de Dios que evangeliza. La homilía y su preparación. La inclusión social de los pobres. La paz y el diálogo social. Las motivaciones espirituales para la tarea misionera.
Y aunque Francisco reconoce que se extendió en estos temas «con un desarrollo que quizá podrá pareceros excesivo», explica que lo hizo con la intención de mostrar la «importante incidencia práctica de esos asuntos en la tarea actual de la Iglesia» y porque «todos ellos ayudan a perfilar un determinado estilo evangelizador que invito a asumir en cualquier actividad que se realice».
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La exhortación apostólica Evangelii Gaudium en píldoras
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