Por Thácio Siqueira
BRASILIA, lunes 20 agosto 2012 (ZENIT.org).- El pasado 27 de julio, el presidente del Senado de Brasil, José Sarney, recibió, de manos del ministro del Tribunal Superior de Justicia, Gilson Dipp, el anteproyecto del nuevo Código Penal brasileño.
El ministro Dipp presidió la comisión de los 15 juristas que hace más de siete meses fue designada para elaborar el anteproyecto.
Sin embargo, apenas el Senado puso a disposición el texto integral, comenzaron a surgir varias dudas y algunas perplejidades en la sociedad brasileña.
Para tratar de responder a las mismas, ZENIT entrevistó a la doctora Janaina Paschoal, abogada y profesora de derecho penal en la Universidad de São Paulo, esperando poder contribuir al debate.
¿El anteproyecto de Código Penal fue elaborado por los mejores juristas brasileños?
–J. Paschoal: No soy partidaria de la táctica de atacar a las ideas desmereciendo a sus autores. Por eso, lo que puedo decir acerca de los miembros de la Comisión es que son personas que trabajan en el área hace mucho tiempo y que, en gran parte, poseen títulos académicos, siendo algunos incluso profesores. Si son mejores o peores que otros conocedores de la materia, no me compete opinar.
¿Hubo más ciencia jurídica para la elaboración de este anteproyecto que para la elaboración del código vigente?
–J. Paschoal: Es preciso aclarar que la parte general del Código Penal de 1940 fue completamente rehecha en 1984 por un grupo de profesores que, todavía hoy, son considerados los mayores conocedores de la materia. De entre ellos, cito a Miguel Reale Júnior.
En relación a la parte especial, dedicada a los delitos, realmente fue elaborada en 1940 aunque sufrió ya alteraciones puntuales. Tiene aspectos positivos, negativos y puntos obsoletos como ocurre en cualquier ley.
¿Está habiendo real participación popular en este anteproyecto?
–J. Paschoal: Es preciso dejar bien claro que, a pesar de que este Código de 1940 fue elaborado en época dictatorial, tuvo mucha más discusión de la que está habiendo respecto al proyecto actual. Y en aquella época no existía internet, correo electrónico, etc. El ministro Francisco Campos nombró una primera comisión, liderada por Alcântara Machado, después el primer proyecto fue sometido a una comisión revisora liderada por Nelson Hungria. Y la primera Comisión tuvo oportunidad de manifestarse sobre las críticas presentadas.
Paralelamente, juristas de la época tuvieron ocasión y tiempo de manifestarse sobre las diversas propuestas.
¿Por qué tanta prisa en aprobar este Código?
–J. Paschoal: Confieso que no se qué prisa hay por aprobar este Código. No tiene ninguna disposición que se revele muy importante para la sociedad. Se está divulgando que la violencia y la corrupción serán combatidas pero no hay nada en el proyecto que lo indique. A título de ejemplo, apunto que el peculado (desvío de fondos públicos) tiene la pena disminuida. Y el nuevo delito de enriquecimiento ilícito, tan alardeado, ciertamente será considerado inconstitucional.
¿Y sobre el tema de la vida humana? ¿Cuál es la propuesta del Anteproyecto?
–J. Paschoal: La vida queda flagrantemente desvalorizada. Contiene algunos artículos pero, en resumen, está creando los delitos de abandono y omisión de socorro a los animales, castigándolos de manera más severa de lo que ocurre en relación a las personas. Para el proyecto, omitir el socorro a una persona supone una pena de 1 a 6 meses. Mientras que omitir el socorro a un animal comporta una pena de 1 a 4 años. Para el proyecto, abandonar a un incapaz o a un animal lleva idéntica pena de 1 a 4 años. Hoy, la pena para quien abandona a personas incapaces es menor. Pero no es sólo eso.
–¿Qué más?
–J. Paschoal: El médico que hace un aborto ve su pena disminuida en 6 meses a 2 años, mientras que una persona que impide la procreación de un animal (una especie de aborto) recibe una pena de 2 a 4 años. Vea que no es una cuestión de tener vida o no, no hay nada de religioso en la discusión. Están, de forma provocadora, confiriendo más valor a la vida de los animales que la de los niños. Y no soy una activista en pro o contra el aborto. Pero la racionalidad está siendo ofendida con ese proyecto. Y las personas no se están dando cuenta de tal situación. Lo que sorprende es que se alardea de que el proyecto viene a corregir desproporcionalidades.
¿Y la eutanasia, el aborto y las drogas?
–J. Paschoal: La eutanasia, en mi opinión, está prevista de una forma muy amplia, que puede dar margen a muchos abusos. El aborto, por medio indirecto, está siendo legalizado. Las drogas son un tema más complejo. Trabajé mucho en el área de prevención y creo que la legislación actual es mejor. No veo problema en retirar al usuario de la esfera penal, pero tenemos que tener cuidado para no ayudar a organizar el tráfico. Esa onda favorable a la legalización de las drogas es una gran ilusión. Todo gobierno autoritario quiere a su población dopada. Además, no hay país en el mundo en el que las drogas sean legales.
¿Que puede hacer el pueblo brasileño para proponer cambios?
–J. Paschoal: Mire, no quiero demonizar el proyecto pero no podemos reverenciar banderas ideológicas. Como mínimo, esos cambios polémicos tendrían que madurar más y ser discutidos. En mi área, pocas personas están dispuestas a soportar las cargas de esa discusión. Prefiero hacerlo ahora que protestar de la ley en el futuro. El proyecto no mejora la situación del país. Entonces, ¿por qué tanta prisa?.