ROMA, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- El papa Benedicto XVI envió un telegrama al congreso “Jesús, nuestro contemporáneo”, que se celebró en Roma, del 9 al 11 de febrero.
“Jesús ha entrado para siempre en la historia humana y sigue viviendo en ella, con su belleza y potencia, en aquél cuerpo frágil y siempre necesitado de purificación pero también colmado del amor divino, que es la Iglesia”.
Lo escribe el papa, en el telegrama leído por monseñor Mariano Crociata, secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, en la apertura del congreso “Jesús, nuestro contemporáneo”, promovido por el Comité para el proyecto cultural.
“La contemporaneidad de Jesús –sigue Benedicto XVI- se revela de modo especial en la Eucaristía, en la cual Él está presente con la pasión, muerte y Resurrección. Es este el motivo que hace a la Iglesia contemporánea de todo hombre, capaz de abrazar a todos los hombres y todas las épocas porque está guiada por el Espíritu Santo a fin de continuar la obra de Jesús en la historia”.
“Muchas señales –afirma el papa- revelan cómo el nombre y el mensaje de Jesús de Nazaret, aún en tiempos tan distraídos y confusos, encuentren frecuentemente interés y ejerciten una fuerte atracción, incluso en aquellos que no llegan a adherirse a su palabra de salvación”.
De aquí, la necesidad de “suscitar en nosotros mismos y dondequiera una comprensión cada vez más profunda y completa de la figura real de Jesucristo, como puede surgir sólo de la hermenéutica de la fe puesta en fecunda relación con la razón histórica”.
Según el papa, por tanto, “es muy significativo que, dentro de la obra de elaboración cultural de la comunidad cristiana, se ponga como tema lo que no puede considerarse objeto exclusivo de las disciplinas sagradas, como bien muestra la amplitud de las competencias y la pluralidad de las voces llamadas a capítulo por el congreso”.
“Abrir a Dios una vía en el corazón y en la vida de los hombres”: esta, recuerda Benedicto XVI, una de las “prioridades” de su pontificado. “No a un indefinido ente superior o una fuerza cósmica ppodemos confiar nuestras vidas” advierte el papa: “Es Jesús la clave que nos abre la puerta de la sabiduría y del amor, que rompe nuestra solidad y tiene encendida la esperanza ante el misterio del mal y de la muerte”.