India: impresionante crecimiento de la Iglesia en Arunachal Pradesh

Obispo de Itanagar: las religiones tradicionales se basan en el miedo, el cristianismo en el amor

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ROMA, domingo 5 febrero 2012 (ZENIT.org).- El ángulo noreste de la India se presenta como un lugar donde la Iglesia católica ha crecido en los últimos 30 años, con un promedio de diez mil bautismos de adultos cada año, a pesar del hecho de que hubieran estado prohibidos a muchas generaciones de misioneros.

Mark Riedemann, para el programa Dios llora en la Tierra, en cooperación con la Pontificia fundación internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, entrevistó a monseñor John Thomas Kattrukudiyil, obispo de Itanagar, capital de Arunachal Pradesh en el noreste de la India.

Desde la década de 1970, la Iglesia Católica se ha multiplicado en este ángulo noreste de la India con un crecimiento no menor a doscientas mil personas. ¿A qué podemos atribuir este impresionante crecimiento de la fe católica?

–Mons. Kattrukudiyil: Este es un fenómeno que ha sorprendido a todo el mundo. La Iglesia, el gobierno, todos se han sorprendido. La razón que me viene en mente ha sido el deseo de los jóvenes de Arunachal Pradesh de beneficiarse con las actividades de caridad de los misioneros cristianos. Vieron las buenas actividades hechas por los misioneros y, dado que los misioneros no eran admitidos en Arunachal Pradesh pensaron: «Bueno, vayamos a invitarlos». Una cosa llevó a la otra; recibieron el bautismo y se convirtieron en cristianos católicos. Otro factor es que los jóvenes no estaban nada contentos con sus prácticas religiosas tradicionales. Por ejemplo, tenían que ofrecer muchos sacrificios cuando alguien estaba enfermo. Esto es muy caro y como la religión tradicional impone más y más gastos, entonces se convirtieron a una nueva religión, el cristianismo, que únicamente les pedía orar a Jesús.

¿Se podría decir que las religiones tradicionales se basan en el miedo?

–Mons. Kattrukudiyil: Están fundadas básicamente en el miedo. Creen en muchos espíritus malignos, y que estos espíritus controlan sus vidas y que siempre hay que aplacar a los espíritus malignos. ¿Y cómo aplacarlos, por ejemplo, en una zona donde no hay ayuda médica disponible? Ofreciendo más y más sacrificios de animales… Cuando alguien está enfermo, el líder de la religión tradicional de la aldea les dice que esto se debe a un espíritu maligno por lo que tiene que ofrecer diez mithun –el bisonte de la India– para el sacrificio, o cinco cerdos o diez vacas. Para un pueblo se trata de cientos o miles de animales, lo que es una gran carga para ellos. Tan pronto como vieron una alternativa, se lanzaron a ella. Especialmente al presentar a Dios como nuestro Padre amoroso, en contraste con los espíritus que están allí sólo para amenazarnos y perseguirnos. Creo que esto hizo la gran diferencia.

Y este crecimiento extraordinario se dio a pesar de que en Arunachal Pradesh, y en los otros estados del noreste de la India, hay una ley anti-conversión. ¿Cuál es la ley anti-conversión y cómo se llegó a esto?

–Mons. Kattrukudiyil: Esta ley anti-conversión existe no sólo en el noreste, como Arunachal Pradesh, sino en otros estados como Orissa y Pradesh. ¿Cómo se llegó a esto? La ley entró por el miedo de una parte de los hindúes, de que el cristianismo se extendiera por toda la India. Es un temor infundado que puede estar siendo utilizado como una herramienta política para ganar poder político. Algunos hindúes avivan las emociones de la mayoría hindú, diciendo que los hindúes están en peligro y por lo tanto hay la necesidad de polarizarlos a todos bajo un aparato político y luego convertir este grupo en un poder político. Este podría ser el punto de vista político de toda la historia; de lo contrario sería increíble que los cristianos, cuyo número no es superior al 2% de la población, pudiera representar una amenaza para un país tan grande como la India.

¿Ha sido consecuencia de no tener a ningún sacerdote, que fueran los laicos quienes iniciaron la evangelización en Arunachal Pradesh?

–Mons. Kattrukudiyil: Sí, especialmente las mujeres. Un sacerdote estableció una misión a las puertas de Arunachal Pradesh, cerca de la plaza del mercado. Reunió a algunas mujeres de Arunachal y las invitó a la misión. Estas personas estaban más que contentas de tener con quien hablar. Mientras que hacían sus compras en el mercado y hablando con ellas, aprendió algunas palabras en su idioma. Confiaron en él y luego les anunció la fe. Ellas aceptaron y muchas fueron bautizadas y regresaron a su pueblo. Él les mencionó que también sus hijos eran bienvenidos a estudiar. De modo que trajeron a sus hijos a la misión y puso a los niños en las escuelas. Al final este punto de misión se convirtió en un centro para los bautismos. Mucha gente decía: «Me voy a Harmuti para ser bautizado», y podían ir, quedarse un día o dos, ser bautizados y volver a su aldea.

¿Cuál sería el medio más importante para la presencia de la Iglesia católica en Arunachal Pradesh?

–Mons. Kattrukudiyil: El gobierno y la población tribal nos aceptan por nuestra contribución en el campo de la educación. Todo el mundo sabe que el entero noreste debe mucho a los misioneros, porque un gran porcentaje de la población que se educó ha pasado por nuestras escuelas.

De hecho, ¿muchas generaciones que son ahora líderes han pasado por estas escuelas católicas?

–Mons. Kattrukudiyil: Muchos de los que iniciaron esta ley contra la conversión tienen sus hijos y nietos en las escuelas católicas. Ellos dicen: «Sí, sí, es bueno que los misioneros tengan escuelas para nosotros, pero no para los pobres, ya que se pueden convertir». Ellos quieren que los pobres permanezcan en la ignorancia. Sólo quieren utilizar los servicios de la Iglesia para sí mismos.

¿…Sólo para sus propios fines?

–Mons. Kattrukudiyil: Sí, y de hecho esta tendencia se observa también entre determinados sectores de la élite en Arunachal Pradesh que me preguntan: «Obispo, ¿por qué estás perdiendo el tiempo en abrir escuelas en los pueblos remotos? Usted tiene una estupenda escuela en Itanagar. Ponga todos los recursos allí, cobre una cuota alta y le enviaremos a nuestros hijos allá». Les digo: «Ese no es el propósito por el cual estoy aquí. Abriría una escuela en la aldea más remota antes que aquí en la ciudad».

¿Diría que la fase primaria de la evangelización ha pasado o todavía estamos en una fase primaria?

–Mons. Kattrukudiyil: La fase rápida de expansión de la Iglesia se ha ralentizado. De alguna manera con el paso del tiempo, la llegada de misioneros y la institucionalización de la Iglesia, esta fase rápida se ha hecho más lenta; pero el aprecio por la Iglesia se ha mantenido y las personas todavía siguen viniendo. La atención se centra ahora en el afianzamiento, como es el dar catequesis, aunque esto tiene sus propias dificultades: los problemas del terreno para llegar a las aldeas y la cuestión de la lengua –todos esos dialectos–, los sacerdotes no son capaces de aprender todos estos dialectos por lo que necesitamos traductores y catequistas laicos.

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para «Dios llora en la tierra», un programa semanal de televisión y radio producido por Catholic Radio and Television Network junto con la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.

En Internet: www.wheregodweeps.org y www.acn-intl.org.

Traducción del inglés por José Antonio Varela V.

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ZENIT Staff

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