Escuelas de perdón para ex combatientes y víctimas de la guerra colombiana

Una fundación muestra cómo es posible promover la cultura de la reconciliación

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BOGOTÁ, jueves, 26 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- «Es en el corazón de las personas donde se origina la guerra y es, por lo mismo, en el corazón de las personas, donde es necesario construir la paz», con estas palabras el padre Leonel Narváez Gómez asegura que en una cultura tan violenta como la que sufre Colombia es necesario crear un clima de reconciliación.

Por ello, este sacerdote, sociólogo y misionero de la Consolata, con 10 años de experiencia en trabajo pastoral en África, decidió fundar el 20 de junio de 2001 la Fundación para la Reconciliación, donde funcionan las Escuelas de Perdón y Reconciliación (ES.PE.RE).

Tienen como objetivo, ofrecer a los ex combatientes y a las víctimas de los conflictos armados espacios donde se pueda dialogar, recibir orientación y saber sanar las heridas generadas por la violencia.

Necesidad de reconciliación interior

ES.PE.RE es una institución especializada en teoría, método y aplicación de pedagogías de Perdón y Reconciliación, inspirada en una profunda espiritualidad.

«Mas allá de los factores objetivos como la pobreza, la exclusión o la ausencia del gobierno, hay otros factores subjetivos como la rabia, el rencor y los deseos de venganza que se han posicionado fuertemente en la memoria ingrata de todos y que ha generado lenguajes y narrativas que bloquean la voluntad de paz», explica a ZENIT el padre Narváez.

«Un alto porcentaje de los victimarios antes fueron víctimas y nadie les ayudo a elaborar sus rabias y sus odios. Buena parte de los adultos violentadores fueron niños violentados», señala el presbítero.

El método

Las ES.PE.RE funcionan con grupos de 10 a 15 personas, víctimas o victimarios de la violencia, que se reúnen una vez por semana. Cada grupo tiene un animador. Comparten sus experiencias para encontrar la raíz de sus rabias y rencores y así reconciliarlos. Entre ellos acuerdan pactos de confidencialidad.

«Asistí a los talleres de ES.PE.RE, y esta experiencia superó mis expectativas, me ayudo a limpiar mi corazón, me cambió la vida completamente», asegura una de las participantes de estos talleres en México, en un video publicado en Youtube.

El Padre Leonel asegura que «la memoria ingrata de muchas violencias acumuladas individual y colectivamente, mantiene a los colombianos esclavos del pasado».

Y señala que por ello es necesario aprender a perdonar para «sacar lo divino que tenemos los humanos. Es ternura. Es misericordia en su más rico sentido».

Hoy, la Fundación para la Reconciliación tiene presencia en Canadá, Estados Unidos, México, República Dominicana, Perú, Brasil, Chile, Venezuela, Italia, Israel, España, Sierra Leona, Liberia y Sudáfrica. En Colombia presta su servicio en 13 departamentos

En el año 2004, la Universidad de los Andes de Bogotá realizó una evaluación sobre el impacto de las ES.PE.RE. La investigación concluyó que, con la Pedagogía del Perdón y de la Reconciliación, las personas posiblemente seguían teniendo los mismos conflictos, pero eran capaces de responder con alternativas pacíficas y constructivas.

«En este taller aprendí que el perdón te lleva a estar feliz, a no guardar resentimiento a las personas que te han hecho daño. Son valores que en el futuro se pueden transmitir a los hijos. No estamos con el pensamiento vació sino que estamos fortalecidos», dice Ramón, otro de sus participantes.

«Dentro del Cristianismo, el perdón no es solamente el ejercicio de superar las ofensas sino y sobretodo es la capacidad de hacerse don (per-don) o sea convertirse en cordero que carga las culpas de los demás», concluye el sacerdote y fundador.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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